Capítulo 34

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  • Присвячено A todas las lectoras :)
                                    

Y aquí se encuentra el último capítulo, que pena :( 

Espero que lo disfruten y dejen sus comentarios con las opiniones :)

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Miré por enésima vez mi vestido para la ceremonia de los VBT. Se trataba de un elegante vestido rojo, largo hasta el suelo y relativamente ceñido que dejaba marcar cada una de mis curvas. La espalda quedaba totalmente al descubierto y tenía un cuello tipo barco, con medias mangas. Desde luego se trataba de un vestido precioso, del que no podría disfrutar.

Los premios se habían convertido ya en una auténtica pesadilla al tener a Tyler enfadado, pero tampoco estaba dando yo mi brazo a torcer. No me creía la culpable del asunto. Si yo esperé, él tendría que esperar. ¿O no?

Guardé el vestido en un protector y junto a una pequeña maleta, tomé asiento en mi vehículo para marchar hacia Nueva York, donde tomaría más tarde el vuelo hacia Europa.

Después de varias horas de vuelo, y no pocas, me encontraba ya en Zúrich, la ciudad donde se darían los premios. En el aeropuerto me recogió el chófer de Gerard, al cual conocía porque se trataba del mismo chófer de hace unos años. Era un hombre con una barriga algo pronunciada, vestido con traje y gorro, y con su indudable barba bien recortada. Lo recordaba perfectamente igual a como estaba ahora, no había cambiado. El coche sí había cambiado, ahora conducía un Audi negro mucho más elegante que el Mercedes anterior.

—Buenos días, señorita Julia. —Saludó educadamente mientras abría el asiento trasero para que pudiese entrar. Esbocé media sonrisa como respuesta.

—Buenos días, Charlie.

Me monté en la parte trasera del vehículo y miré por la ventanilla mientras este arrancaba.

— ¿Cómo ha ido el viaje? —Preguntó cordialmente para mantener una conversación.

Dejé de mirar por la ventana y presté atención en su barba, la cual se proyectaba en el espejo interior del vehículo.

—Cansado, demasiadas horas. —Mascullé y pude ver una pequeña sonrisa en su rostro. Quizás me echaba de menos.

Charlie siempre había sido un buen hombre, educado, atento y simpático, pero acabé con todo aquel día y me olvidé de todos.

El resto del trayecto no varió mucho. La conversación no fue a más y Charlie encendió la radio para mi suerte. Seguí mirando por la ventana y quedé hipnotizada en las pequeñas gotas de agua que se quedaban en el cristal del coche debido a la intensa lluvia. Había olvidado el clima europeo.

Cuando llegamos al hotel donde nos hospedaríamos, Charlie hizo ademán de abrir la puerta, pero yo me adelanté. Nunca me había gustado que me abriesen la puerta como si fuese una señora.

Le miré con una sonrisa y él refunfuñando aceptó mi adelantamiento. Tomó mi maleta y vestido y subimos hacia la que sería mi habitación. El botones nos acompañó hasta la misma puerta de la habitación.

—Pase, señorita LeBlanc. —Comentó el chico en un buen francés, abriéndome paso hacia la habitación.

Iba a decirle que ya no era la señorita LeBlanc, pero tampoco creí necesario explicarle el proceso de divorcio al botones. Con suerte, no le volvería a ver.

Mis ojos se abrieron en gran medida a la vez que iba avanzando en mi habitación.

—Gerard, te has pasado. —Susurré para mí al ver toda clase de lujos en mi habitación.

BúscameWhere stories live. Discover now