Capítulo 30

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Tyler conducía con más confianza ahora que había aceptado viajar con él a Nueva York. Realmente no sabía cómo reaccionar cuando viese a la caniche, o peor, cómo reaccionaría ella cuando me viese a mí. ¿Sabría ella sobre mi relación con Tyler? Quizás, o quizás no, pero si había contratado a un detective no me extrañaría, pese a que cuando me la encontré no parecía saberlo.

Miré a Tyler, este estaba concentrado en la carretera. Había decidido viajar en coche, tal vez porque el camino sería más largo y él tendría más tiempo para poder tranquilizar esos nervios que le estaban comiendo, aunque lo comprendía perfectamente. Si alguien algún día amenaza con publicar todas las penurias de mi familia, le mataría. Nadie permite que atenten contra su familia y más de aquella manera. Amanda tenía que ser muy mala persona para poder hacer eso. Tener el valor de destrozar a la persona con la que has compartido cama durante tanto tiempo.

—Si no te divorcias de ella quizás..

—No. —Me interrumpió Tyler. —Julia no voy a ceder a sus chantajes. Quiero el divorcio, y más después de esto.

—Pero..

—No. —Volvió a interrumpir. —Trataré de mantener la calma cuando lleguemos, pero en ningún momento se me va a pasar por la cabeza seguir casado con ella.

No dije nada más porque sé que él tenía razón, no había derecho a que nadie chantajee con tu vida de esa manera.

Antes de llegar a Nueva York, Tyler me pidió el teléfono y llamó desde mi móvil a su hermana Alison. La informó, la calmó e intentó que ella no viniese, pero obviamente era imposible. Una Alison nerviosa se había puesto en marcha para llegar también a esta reunión. Y ella no era la única nerviosa, porque a mí misma me temblaban las manos y las piernas cuando llegamos al edificio donde Tyler y Amanda tenían su departamento.

Él tomó con seguridad de mi mano y comenzamos a caminar. Yo sin embargo le paré y él me miró confuso, a la vez que sorprendido.

—Ty, yo...—Susurré y miré el suelo.

—Jul, pequeña. —Tomó mi cara para que le mirase y juntó nuestros labios. Los besó lentamente y cuando se separó esbozó media sonrisa. —Sé que no confías en mí, o que aún te duele todo lo que hice y que aún no te lo expliqué, pero te prometo que cuando salgamos de ahí arriba pienso contarte todo.

Miré hacia otro lado, sintiendo que mi cuerpo se iba a desvanecer de un momento a otro.

—No es eso, Tyler. —Volví a mirarle. —De lo nuestro ya hablaremos, no quiero forzarte ahora, no es momento.

— ¿Entonces? ¿Qué ocurre, cariño?

—Es sólo que no quiero presenciar esa escena, no con una Amanda tan furiosa.

—No dejaré que te toque.

—Prefiero esperarte en el coche, por favor. —Pedí.

—Si es lo que prefieres no puedo forzarte a entrar, pero prométeme que si te llamo subirás. Necesitaré tu ayuda para esconder un cadáver. —Rió levemente y yo bufé.

—Mucha suerte.

—La tengo por tenerte a mi lado. —Besó con ternura mis labios y luego se despidió.

Volví al coche, no quería presenciar esto. Sabía, además, que si la caniche me veía entrar de la mano con Tyler todo iba a empeorar.

Saqué un cigarrillo y lo encendí para calmar mis nervios. Vi a Alison salir de un taxi y entrar en el edificio rápidamente. Se la veía nerviosa, aunque también decidida. Pronto su rostro se perdió por el edificio. Miré el reloj, los minutos pasaban realmente lentos. El cigarro se consumía entre mis labios, pero no me calmaba. Opté por encender otro, pero de la misma manera e incluso más rápido, lo acabé. Volví a mirar la hora para confirmar que el tiempo no estaba de mi parte.

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