Ella frunció el ceño, no era lo que esperaba.

—Está arriba, ¿quieres que lo llame? —dio unos pasos y giró hacia la escalera lista para gritar su nombre. 

—No, no. Aún no. Escucha, necesito conversar algo contigo.

Como ella no respondía, ni mostraba interés (porque ya se hacía tarde para el club) él continuó.

—Hoy mis padres llamaron. Hablé con ellos, pensé que para organizar una visita, como no ven a Liam hace dos años desde que vinieron a vernos... Ellos quieren verlo. Liam debe ir a verlos.

—¿Qué dices? —se tapó la boca y luego revisó la hora en el reloj de la pared, se sentó en el sofá.

—Que Liam debe ir a verlos, ellos están ya muy mayores para estar viajando solos. Le hará bien, irá a conocer a sus nuevos primos, podrá pasar tiempo con la familia. 

"La familia", ¿Qué hay de mi familia?

—¿Te refieres a que se vaya este fin de semana u otro?

—No, me refiero que vaya a vivir allá por un tiempo.

Karen pestañeó sin creerlo, exhaló un poco irritada, con calma dijo: —Geoff, ¿por qué no estamos conversando esto en casa? ¿Por qué estás en la línea? ¿Crees que él va a querer? Estamos enero, Geoff. Está en su penúltimo año de colegio. ¿Cómo se va a ir así de la nada? 

—¿Y eso qué? Si es por una urgencia familiar puede hacer el intercambio escolar —renegó—. Es su deber cuidar de sus abuelos. Además, el trimestre ni ha empezado. 

El trimestre, de hecho, ya ha empezado; quiso decir. 

Había algo más que quería decirle también. ¿Y Zayn? ¿Te acuerdas de su amigo que vivía allá? Al que no le dejaste ver ni hablar. Su amigo que de seguro lo extrañó como no tienes idea, ¿no crees que Liam y él se puedan encontrar? ¿Qué crees que pasará? Pero no lo hizo, sabía que si mencionaba al moreno, Geoff podría cancelar los planes. Y ella, aunque haya pasado mucho tiempo, recordaba todas las lágrimas de su hijo que había tenido que secar.

—¿Quieres que se lo diga o lo hablarán esta noche?

—No, llámalo. Esta noche no iré, hay mucho que hacer en la empresa —sonaba indiferente.

Entonces sí era lo que esperaba.

—De acuerdo —concluyó, dejó el teléfono reposar sobre la mesita, fue hasta el pie de la escalera a llamar a Liam.

Él apareció junto a Ben.

—Es tu padre, en el teléfono.

Él asintió.

—Ya me voy a mi club de lectura. Te cuidas, mi niño. No te acuestes tarde.

Liam le dio un beso y tomó el teléfono.

—Adiós, señora Payne —le despidió Ben.

El amigo prendió la TV para esperar a Liam, no notó el desencanto y la preocupación que se manifestaron en el rostro del castaño.

Lo que no esperaba Liam era que le dieran ese tipo de noticias. ¿Cómo que se iba a su antigua ciudad? ¿Y la escuela? ¿Y sus amigos? ¿Y su útlimo año? Pero no recordaba a un niño moreno de su infancia, aún.

—Tus abuelos no te ven hace tiempo... Piensa en que—

—Para eso están las videollamadas.

—Hijo, hazme este favor. Necesito que estés con ellos hasta que termine el trimestre, por lo menos.

Inevitable |Ziam| En ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora