002 | ¿where's everybody?

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» CAPÍTULO DOS:
' ¿dónde están todos? '

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ROSIE MIRABA EL FUEGO con atención, bastante atención, notando cómo bailaba y se agrandaba cada vez más, con la duda de que si sus poderes aún funcionaban estiró una de sus manos en esa dirección y una pequeña llama de fuego salió disparada, cayen...

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ROSIE MIRABA EL FUEGO con atención, bastante atención, notando cómo bailaba y se agrandaba cada vez más, con la duda de que si sus poderes aún funcionaban estiró una de sus manos en esa dirección y una pequeña llama de fuego salió disparada, cayendo justo dentro de la chimenea y fundiéndose con el resto, suspiró más tranquila ya que tendría cómo defenderse, pero ella no sabía que alguien más la había visto hacer eso, Alfred, quien no dudaría en contarle a Bruce Wayne lo que vió.

Ella se acomodó en el sillón, estaba esperando a que Wayne llegara para comenzar con la investigación y así poder buscar a los chicos, eran las seis de la tarde y aún no había señal del hombre. Cruzó sus brazos dejándose caer hacia atrás, se mantuvo en silencio hasta que el ruido de unas pisadas se hicieron presentes en el lugar, miró por encima de su hombro encontrándose a Wayne acompañado de otro hombre, aunque este parecía considerablemente más joven, su cabello era castaño al igual que sus ojos y su cuerpo se notaba musculoso, su espalda era ancha y su rostro serio le daba un toque de misterio.

— Lamento la demora, él es Richard Grayson y te puede ayudar, es policía.— dijo el mayor parado junto a la rubia.

— Un gusto.— se presentó el dichoso Richard sentándose frente a ella.

— Un gusto, soy Rosie .— contestó con una nerviosa sonrisa.

— Los dejo por unos minutos, tengo trabajo .— Wayne habló saliendo del lugar.

Cerró las puertas para darles más privacidad, del otro lado lo esperaba un impaciente Alfred, quien casi lo arrastra hacia su oficina para contarle lo ocurrido.

— Bien comencemos, Bruce me dijo que despertaste en el prado de la nada y que no sabes cómo llegaste ahí.

Ella asintió ante lo dicho por Richard, su mirada se desvió hacia el perro negro quien dormía plácidamente en el suelo.

— Si, lo último que recuerdo es haber estado en la casa de mis amigos, me iba a acercar a ellos y todo se volvió negro, lo siguiente que sé es haber despertado aquí con este perro .— narró la rubia sin despegar la mirada del canino.

Grayson anotaba cada detalle en una pequeña libreta, acción que no pasó desapercibida por ella.

— No han reportado a ninguna persona desaparecida que cumpla con tus características .— dijo él abriendo su maletín.

Allí había una computadora, los ojos de Rosie se iluminaron al verla y aclaró su garganta.

— Tú nombre no está registrado en ninguna ciudad, ¿familiares?

La confusión inundó el rostro de la joven, era imposible que no estuviera registrada si tenía todos sus papeles tanto en Starling como en Central City.

— Felicity Smoak, es mi hermana .— murmuró mientras jugaba con sus dedos.

— Ella si está, pero no tiene hermanas, trabaja en chicago.

— Eso es imposible, ella estaba en Starling y si soy su hermana... ¿me puedes prestar tu computadora para buscar otros nombres? .— el chico lo dudó unos segundos hasta que accedió.

Ella le sonrió agradecida, agarró el aparato y lo puso sobre sus piernas, rápidamente comenzó a escribir todos los nombres que se le ocurrían, Dean Johnson, fuera de radar, Liam Hudson, fuera de radar, Dylan Holland, fuera de radar, Luke Argent, fuera de radar, Oliver Queen, en europa, Thea Queen, en latinoamerica, John Diggle, fuera de radar, Caitlin Snow, en europa, Cisco Ramón, fuera de radar, Harrison Wells, fuera de radar, Jesse Wells, fuera de radar, Barry Allen, en ciudad central, trabajando en la policia. Mientras escribía notaba la mirada de Grayson, este la miraba con curiosidad y algo de lastima, sabía lo que era sentirse perdido, solo y sin nadie.

— Debo ir a ciudad central, gracias por todo .— dijo rápidamente la rubia devolviéndole el computador.

Antes de que pudiera negarse, ella ya había corrido hacia la salida, pero al momento de intentar abrir la puerta esta ni se movió.

— Bruce dijo específicamente que si encontraba algo, le avisara y que no te dejara salir hasta saber todo .— la voz del chico la hizo darse vuelta.

Se puso en posición de ataque mientras negaba, no podían retenerla aquí contra su voluntad y mucho menos ahora que sabía que Barry estaba en Central City.

— Déjame salir .— demandó con la voz firme.

— No lo haré, no puedo.

El perro negro se despertó, se sacudió con tranquilidad pero al mirar en su dirección se puso en alerta, corrió hasta estar frente a la chica y le gruñó a Grayson. De la nada el canino comenzó a estremecerse, su cuerpo fue creciendo aún más y cuernos salían de su frente, hasta que se convirtió en un gran ciervo, con sorpresa la chica se subió en su espalda y el animal corrió hacia la puerta, saliendo por esta y abriéndola de manera brusca en el proceso. Rosie se aferró a su cuello para no caerse, no sabía a donde la llevaba pero debía alejarse lo más posible de esa mansión.

— Estás lleno de sorpresas .— murmuró ella con una leve sonrisa.

(...)

— Podrías, ya sabes, ¿volver a tu forma canina? no creo que sea muy común ver a una chica con un ciervo en la ciudad.

El animal se puso tras unos arbustos, pasaron unos segundos y cuando salió ya era el mismo perro negro de antes. Rosie sonrío complacida y juntos se adentraron a la oscura ciudad, en un cartel pudo divisar "Ciudad Gótica", nunca había escuchado de ese lugar y tampoco lo vio en los mapas. Caminaron por largos minutos, en busca de la estación de autobuses, la ciudad estaba llena de vida pero no era como Central City, parecía más oscura como Starling, la gente ya salía de los bares y se tambaleaba.

Finalmente encontraron la estación, fue entonces que se dió cuenta de que no tenía dinero para pagar el pasaje, bufó frustrada y se pasó las manos por la cara, miró al canino al sentir como este pasaba su nariz por sus piernas, al notar que tenía su atención comenzó a correr en una dirección.

— ¡Hey! no me dejes! .— gritó la joven pero ya no había rastro del perro.

Genial, ya no tenía ni al perro y tampoco una forma de viajar, o eso creía, el canino volvió, pero esta vez tenía unos billetes en su hocico y se los entregó.

— ¿De dónde sacaste esto?

(...)

Se acomodó en el asiento mientras miraba por la ventana, con la punta de sus dedos acariciaba ella cabeza del canino y este dormía plácidamente en el asiento de al lado. Estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para saber lo que estaba sucediendo, no cabía en su cabeza como era posible lo que decía que cada una de las personas que buscó, en especial que ella no existiera en los registros. El autobús comenzó a moverse, sacándola de su pequeño trance, miró por última vez la ciudad y alcanzó a ver cómo una luz salía de algún lugar desconocido, se reflectaba en las nubes y tenía la forma de un murciélago.

— ¿Qué mierda? .— susurró frunciendo el ceño.

Se encogió de hombros sin darle importancia y cerró la cortina, ya tenía demasiado en la cabeza como para tratar de buscar una explicación no extraña a esa señal. Se acomodó el hoodie que llevaba puesto, cerró sus ojos y relajó su cuerpo, cayendo en los brazos de morfeo luego de unos minutos.

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