3: Desde la ventana

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Desde la ventana de su salón, Axer se veía todavía más irresistible

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Desde la ventana de su salón, Axer se veía todavía más irresistible.

Viéndolo de perfil no pude evitar pensar que las líneas que conformaban los rasgos de su rostro angular podrían haber sido trazos del pincel de los más grandes artistas. Incluso con su mirada en la pizarra se le veía una expresión de determinación, como si atravesara las enseñanzas del profesor y viera más allá.

Desentonaba y resaltaba en el salón a partes iguales. Mientras todos intercambiaban chismes, tomaban apuntes, se pasaban notas de papel o se jalaban el cabello entre ellos, Axer estaba ahí sin estar, con su saco azul sobre el uniforme, ajeno a su entorno sin parecer incómodo en él.

No lo estaba espiando. Solo necesitaba matar una curiosidad y para ello debía acercarme, y hablarle de frente sería raro.

Sin embargo, pocos lo entenderían, así que no podía estar como si nada con la nariz pegada a la ventana de un salón de clases al que no pertenecía, por lo que opté por pararme ahí con el teléfono pegado a la oreja y moviendo los labios para que pareciera que me había detenido a hablar por teléfono por casualidad.

Supe que si alguien se acercaba sería raro que mis labios se movieran pero que no emitieran sonido, así que me puse a recitar los diálogos de la primera película de Harry Potter reprimiendo el impulso por imitar las voces de los personajes. Era un plan infalible, nadie iba a detenerse lo suficiente a escuchar lo que hablaba como para deducir mi truco.

Me asombré de lo brillante que podía llegar a ser cuando me lo proponía.

Estuve así un rato, asegurándome de hacer algunos gestos acalorados de discusión y posteriormente risas para dramatizar mejor mi supuesta llamada telefónica, hasta que vi movimiento dentro del aula del único espécimen en ella que me importaba.

Axer Frey acababa de introducir con lentitud su mano dentro se su bolsillo y con igual parsimonia sacó un celular con la pantalla apagada.

Puse extrema concentración en cada uno de sus movimientos, con la respiración contenida para que mi sentido de la audición quedara en pausa y ayudara a potenciar mi vista enfocada con dificultad, cuidando de no parpadear para no perderme ni un solo detalle del patrón que dibujó en su pantalla.

Una equis empezando por la esquina inferior izquierda, pasando por los tres puntos de arriba que no se podían esquivar. Debía memorizar eso. Solo por si acaso.

A pesar de sentir alivio al haber captado el patrón, una creciente sensación desagradable empezó a llenar mis extremidades; una mezcla de impaciencia, estrés, ansias incontroladas. Todo porque la pantalla de su celular seguía navegando por otros lugares que no alcanzaba a distinguir desde mi distancia. Me daban ganas de atravesar la ventana y mirar por encima de su hombro.

¿Podría fingir que era conserje o una estudiante que recolectaba firmas para tener una oportunidad de asomarme a la pantalla de su teléfono más de cerca?

Nerd: obsesión enfermiza [Libro 1 y 2, COMPLETOS] [Ya en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora