67: Lo que necesitaba para odiarte

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Me despierto con la sensación de haber dormido en una discoteca en el cielo. Advierto las secuelas que deja el exceso de alcohol luego de una noche, pero es hasta celestial si lo comparo con las resacas luego de beber ron barato como un camionero.

Estoy envuelta en un edredón y cuando me lo quito noto que estoy en ropa interior. Y no abajo, en el salón de juego donde recuerdo haber entrado anoche para ver La casa de papel, sino en el piso superior. En el cuarto de Axer. En su puta cama. Vacía a excepción de mí, pues Axer no está por ningún lado.

Junto a mí hay una mesita, encima está mi vestido negro con olor a suavizante, tibio todavía por la secadora.

Pero no me he despertado sola, hay una mujer junto a mí a quien reconozco como Silvia, del servicio. Tiene en una mano un vaso de agua y en la otra una aspirina.

¿Qué habrá que estudiar para limpiarle la casa a los Frey? Porque quiero.

—Gracias —digo al tomar ambas—. ¿Sabe dónde está...?

—El señor Axer Frey me indicó que la despertara justo a esta hora. En la mesita está la sopa que me pidió traerle, para la resaca. Él está viendo clases en la OESG justo ahora. Llegará en un par de horas para llevarla a su casa.

No recordaba las siglas de la organización para genios en la que está Axer, pero supongo que son esas.

Me sorprende tanto que él tuviera ese compromiso hoy e incluso así se desvelara anoche. No sé hasta qué punto, pero estuvimos viendo una serie los dos antes de que yo me volviera un desastre, así que temprano no se acostó.

Me sorprende seguir aquí, que se preocupara porque coma y pase la resaca. Me sorprende también estar en su cama. Tenemos un acuerdo, lo sé, pero esto no es parte de el. De hecho, sigo esperando lo peor. Esperando a que me deseche, a que consiga nuevas maneras de mantenerme a raya o huecos legales para torcer esto de manera en que ni siquiera nos tengamos que ver.

Es lo que espero de una mente como la suya. No que se preocupe por mi despertar.

Imagino que es empatía, debí ponerme muy mal ayer.

Y, sin embargo, no me mandó a mi casa con su chófer. Quiere que lo espere hasta que llegue de su clase. ¿Por qué chert voz'mi quiere que lo espere?

—Claro —le digo a Silvia—. Muchísimas gracias por la información, la comida y... Todo. ¿Puedo ir abajo? Espero no sea tarde para ayudar a limpiar el desastre de ayer.

La mujer parece en serio muy sorprendida por mi pregunta.

—¿Qué desastre? —pregunta.

Tengo el vago recuerdo de haber partido cosas ayer y la sensación de haberme quedado dormida siendo muy consciente del caos que soy.

—Creo que desordené un poco ayer allá y...

—Pues, si había algo fuera de lugar, ya no lo está. Esta mañana bajé a hacer mantenimiento y todo estaba reluciente.

«Axer».

—Bueno, gracias de nuevo.

Tengo una laguna muy fuerte. No entiendo en qué puto momento llegué al cuarto del que en mi mente y solo en ella es el futuro padre de mis hijos. Sé que le dije para ver una película y... ¿Sí vimos La casa de papel, no? Tal vez lo soñé.

Mientras me tomo la sopa, tengo muchos flashbacks que me generan un incremento en el dolor de cabeza por el esfuerzo que hago para darles sentido. Me recuerdo riendo, cayendo, envuelta en el vértigo del exceso de champán, Axer recogiendo vidrios y... Nada. No puedo sacar nada en claro.

Nerd: obsesión enfermiza [Libro 1 y 2, COMPLETOS] [Ya en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora