Cap 4

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Al fin, pasaron las dos semanas

Y como era de esperarse, la persona llamada Yukia, se olvidó como los recuerdos de un adolescente cuando tenía tres años

El desde un principio tuvo razón, la muerte de Yukia solo pasaría por un momento y luego solo formaría uno de los millones de casos más sin resolver

Si los policías fueran algo más listos, habrían descubierto el porque de su muerte

Pero... No quien lo hizo

El cenizo hizo su cabello de la frente para atrás y suspiró

Se dió cuenta que lo que hizo estaba mal, muy mal

Pero no sentía remordimiento alguno por su acción

A veces se preguntó lo que pasaría si Yamikumo descubría lo que le hizo a esa chica

Se asustaría demasiado... Y no me amaría

«¿Que tiene? Puedes secuestrarlo»

No quiero... Yo quiero que el me ame...

Tiró su espalda para atrás, pegándose al respaldo de su silla

Lo había pensado millones de veces, hasta no dormir por ello

No volvería a matar

«Sigue creyendo eso»

Suspiró pesadamente y se paró de la silla, se dirigió hacía a su cama y se tiró en ella

— Mmh... — Murmuró pegando su cara a la almohada, tratando de dormir o que le llegase el sueño

Pero siempre que intentaba dormir pensaba en qué otro pretendiente tendría Mikumo o alguien que de señales de serlo

Es como si su mente quisiera que el matara

Imaginó a Yamikumo sonriéndole con ese sonrojo característico de el en sus mejillas

Eso lo ayudaba a dormir...

Siempre

Desde que supo que se enamoró perdidamente del pelinegro

Cerró completamente sus ojos, dejándose llevar con sus pensamientos...

O bueno, eso iba a ser de no ser porque su teléfono comenzó a sonar repentinamente, espantandolo un poco por el silencio que interrumpió el aparato

Suspiro una vez más y se levantó desganado de su cama

Agarró el celular y lo contesto

— ...Hola? — Pregunto acercando el celular a su oído

— ¡Gogo-bro! — Gritó una voz masculina del otro lado del celular

«Puta ¿¡Por qué grita!?»

─ No grites... ¿Que paso? ─ Pregunto aguantandose las ganas de gritarle como lo hizo Katsuki, mentalmente

─ Bueno, emmm, perdón por gritar, pero quería preguntar si estás libre a la tarde ─ Hizo una pausa, a lo que escucho como diversas voces ─ Para que nos ayudes en la casa de Mineta, con los adornos y porquerías de la fiesta

─  Ahm... ─ Murmuró dudando, le gustaría crear una excusa para no ir, pero como no tenía nada más que hacer y se iba a aburrir, acepto ─  Está bien... ¿Que traigo?

─ Pues... Por ahora solo algunas lucesitas, gaseosa y vasos de plástico ─ Dijo, otra vez se oyó una voz ─ Y también algunas sillas ¿Quieres?

if i k̶i̶l̶l̶e̶d̶ someone for youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora