La primera vez que lo vio, quedó conmovido y embelesado con su amabilidad, dulzura y belleza...
Por primera vez sintió como su corazón latía desesperado por ser correspondido por esa persona
Tenía que ser suyo...
Tiene que ser suyo...
DEBE SER SUYO...
Nada había pasado, hasta que a cierta chica se le ocurrió confesarsele.
─ de verdad me gusta, Bakugo-kun ─ expresó ella, apretando sus manos entre si por el nerviosismo. ─ me gustaría que me aceptes... Porque-
En lo que la niña de cabellos naranja le decía porque, el cenizo solo pensaba en como pudo llegar a gustarle a alguien.
Juraría que nunca notó miradas sobre el, no escuchado rumores.
Quizás la chica disimulaba muy bien.
O quizás era tonto para notarlo.
« considero la segunda opción. »
Como era de esperarse, ignoró las palabras de Katsuki.
─ a-asi que por favor... ¡Acépteme! ─ exclamó la contraria cerrando fuertemente sus celestes ojos, dando una leve inclinación.
«ya, dile que no, tienes hambre y si tienes hambre yo tengo hambre.»
‹a›
─ discúlpeme, Kendo, pero... ─ no sabía cómo decirlo, no le importaba si le lastima a o no, pero se veía muy insistente así que... ─ ahora estoy muy ocupado para aclarar mis sentimientos, espero y me perdones pero me tengo que ir.
Los azules ojos de aquella chica se iluminaron cuál zafiro.
─ ¡Gracias! ─ juntó sus manos con las del mayor, con una gran sonrisa de alegría.
«menos mal que dijiste que lo pensarías, pareciera que lo noto como si le dijiste que si.»
─ bueno... Uh... ─ se sintió incómodo ante el toque de la pelinaranja. ─ tengo que irme... Adiós.
─ a-ah-, si, adiós, Bakugo-kun. ─ cerró sus ojos, para luego irse.
Gogo no dijo más y se dió la vuelta sobre si, caminando hacia algún lugar que lo llevarán sus pies.
«¿Por qué le dijiste que lo pensarás?»
‹ nose, me parecía insistente si le digo que no. ›
« ¿Y que tiene? Se supone que no sientes nada, no debería de molestarte. »
‹ lose pero... ¿Te has dado cuenta que... Nose, estoy sintiendo cosas... ›
El cenizo puso una cara de confusión, ya desde hace... No sabe cuándo, había comenzado a sentir cosas, incluso si Mikumo no estaba cerca.
« si, lo e notado. »
‹ ¿Que piensas tú de eso? ›
« yo tampoco se, no soy Google... Pero quizás... Te estés... ¿Curando? »
‹ jeje, a mamá le encantaría saber eso. ›
Espero un rato por algún comentario o respuesta por parte de Katsuki, sin embargo este no dijo algo, por lo que dejó de esperar para luego darse cuenta que estaba en frente de la puerta de su salón.
Abrió la puerta luego de bostezar, entrando, viendo que aún no había nadie, pues era la hora del recreo y aún faltaba una hora para que termine.
Se sentó y escondió su cara entre sus brazos, para luego proceder a dormir un pequeño ratito.
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