cap_26

752 83 56
                                    

Pov: Mikumo Akatani.

Iba caminando tranquilamente por la calle luego de que Yuu y Yo hayamos separado nuestros caminos para dirigirnos a casa.

Estaba feliz, el lugar era hermoso y tenía un buen ambiente, tranquilo y callado, de buena talla para mí, además,

‹ ¡Goucchan estará orgulloso! › exclamé en mis adentros con alegría al ver a ahora nuestro temporal hogar en frente de mí.

Antes de posar mí mano en la manija de la puerta, pensé en que quizás el estaría durmiendo.

« puedo.. sorprenderlo! »

[Normal]

Abre la puerta con sigilo, verificando que nadie esté en la sala. Con silencio y una sonrisa traviesa se dirige a su cuarto, pero no encuentra a nadie allí.

« ¿No está? »

La ducha no estaba haciendo ruido, parecía haber un silencio.

Al bajar la guardia, oyó un estruendo y unas voces lejanas.

« ¡El sótano! »

Volvió a sonreír, dirigiéndose a ese lugar, dónde nunca pudo entrar debido a que.. bueno, nunca se acordaba de hacerlo.

Al ver la puerta solamente arrimada al marco, la empujó con lentitud.

Estaba tan emocionado y feliz.

Su sonrisa al instante se borró al apreciar aquel grotesco escenario.

Su pareja estaba de espaldas a el, con un cuchillo en mano, ensangrentado.
Abajo de el.. había un cuerpo, un cuerpo que estaba en medio de un gran charcho de este líquido rojo oscuro.

Ese cuerpo...

Kirishima ?

─ ¿G-goucchan..?

El corazón del rubio se detuvo por un breve momento, esperando que ese Yamikumo solo sea producto de su imaginación o deliraciones. Después de todo no había forma de que haya entrado.. a menos de que ..

Lo dejé abierto

Se apoyó en sus rodillas mientras se levantaba y al mismo tiempo se daba vuelta, todo en de forma lenta para no asustar a su pareja.

En su rostro, la sangre salpicada del pelirrojo.

─ Mikumo.. n-no es lo que c-crees.. . ─ sonrió de forma nerviosa y errática, soltando el cuchillo en sus manos para posarlas al frente de el, sin mostrarle malas intenciones.

Las esmeraldas del pecoso comenzaron a cristalizarse, no cabía del asombro y espanto de lo que estaba viendo.

Gogo.. un cuchillo, Kirishima, sangre. ›

La respiración del más bajo comenzó a hacerse pesada, se le estaba agotando el aire de sus pulmones.

Los temblores de sus manos viajaron a todo su cuerpo, no podía reaccionar, ni siquiera pensar. Su estómago se removió al dirigir sus verdes al cuerpo muerto de quién alguna vez consideró su amigo.

t-tu... ─ con los ojos abiertos como platos, miró directamente al ceniza, quien le daba una sonrisa nerviosa en un fallido intento por calmarlo.

─ y-yami.. m-mirame cariño.. ─ dió un paso adelante, en seguida Mikumo retrocedió dos. ─ tu no crees que hice esto.. ¿Cierto?

Un hipido se le escapó, asustandose a si mismo.

if i k̶i̶l̶l̶e̶d̶ someone for youWhere stories live. Discover now