CAPÍTULO 36

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Solté una carcajada mientras veía a Rayhan tratar de bajar una de aquellas escaleras que conectaban con las ventanas del apartamento.

—¡Rayhan! ¡Rayhan! ¡Rayhan! —simulaba gritar en un murmullo.

—En pedo sos insoportable —me dijo.

Rodó los ojos.

Hice un puchero en su dirección y él bajó la escalera con su mano izquierda.

Me aproximé hacia Rayhan y extendí mis labios en su dirección. Cerré los ojos.

—Tu premio —tu premio, murmuré sin desarmar la forma de mis labios.

—No, rubia.

Rió.

—¿Por?

Volví a mirarlo y elevó ambas cejas hacia mí con obviedad.

—Estás en pedo —apuntó.

—¿Y? ¿Por eso te vas a perder de los maravillosos besos de la gran Mía Pepper?

Se mordió su labio sonriendo.

—Yo nunca pierdo.

Hice una mueca hacia él en burla.

—Parece que esa racha está por romperse —canturree.

—Podría ganar un besito ahora, pero... —comenzó y se detuvo para pasar su lengua dentro de su mejilla y luego por debajo de su labio inferior, mirando hacia el costado —. Sí tenés buena memoria sabés que sobrios ganamos los dos.

Abrí un poco más mis ojos ante el comentario.

—Bueno... —alargué la palabra y suspiré dramáticamente —. Te lo perdés.

Rayhan soltó una sonora carcajada, lo ignoré y avancé hacia la escalera, que no parecía muy estable. Coloqué mi mano en la pared para sostenerme.

Me había olvidado de mi tarjeta dentro y Liam no estaba en el país como para abrirme, así que sí, este estaba siendo mi plan c.

—No te mates —pidió Rayhan.

Lo contemplé.

—No te prometo nada —admití.

Comencé a subir aquellas delgadas escaleras. Me alivió descubrir que no eran tan inestables como creí en un inicio. Le eché una última mirada a Rayhan. Él continuaba contemplándome, supuse que asegurándose de que no caiga, o no saltara. Observé el último tramo de la escalera suspirando. No estaba tan difícil, o eso me parecía...

Avancé en silencio, sintiéndome observada.

¿Me había olvidado de la muerte? Qué sé yo. Solo quería llegar a tirarme en la cama, ponerme mis auriculares y trasladarme a algún lugar bonito y seguro dentro de mi mente, donde nada más pudiera lastimarme.

Avancé hacia mi ventana. Podía diferenciar mi cortina rosada de la azul oscura de Liam, pero tenía mi ventana cerrada, porque eso me había pedido Atrio. Me pregunté si Liam habría trancado la suya antes de irse; sería lo más lógico teniendo en cuenta los asesinatos. Exhalé en silencio y recé porque la ventana del castaño no tuviera seguro, aunque fuera peligroso que así sea.

Empujé y se abrió.

Miré a Rayhan por última vez, haciéndole una seña de que todo estaba bien y generando que avanzara hacia la salida, hacia el arroyo.

Me pregunté si el asesino me estaría esperando dentro.

Pasé mi pie por el marco, luego mi cabeza y, fue cuestión de segundos, para que la luz dentro de aquella habitación fuera prendida.

MelifluaWhere stories live. Discover now