CAPÍTULO 19

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Collar familiar.

Exoneré gimnasia, y todo gracias a seguir las indicaciones de Liam. Llevaba dos días yendo al gimnasio y me dolía hasta lo que no sabía que podía doler.

Abrí la puerta del apartamento suspirando. Quería tirarme en mi cama a dormir por diez horas seguidas pero, en vez de eso, me encontré con un señor sentado en el sofá.

¿Otra vez?

—¿Hola?— indagué.

Volteó hacia mí y al instante de observarme una simpática sonrisa se formó en sus labios. Se levantó dejando ver su elegante traje y se quitó sus lentes de sol con la vista fija en mí. Sus ojos celestes me atrajeron al instante.

Finalmente avanzó.

—Soy Harald Kanu. Un gusto.

El padre de Liam.

Me extendió la mano.

—Mía Pepper.

Tomé su mano y me dio un breve apretón.

—¿Eres la novia de mi hijo o...

—Solo la compañera de apartamento— interrumpí.

El señor sonrió, se mantuvo en en ese lugar y decidí caminar hacia mi habitación. No era mi problema.

—¿Eres la escritora, no?

Volteé hacia él nuevamente y le sonreí.

—Sí.

—Mi esposa está muy orgullosa de que hayas decidido venir a su internado— felicitó.

Claro, Mary.

—Le agradezco.

Sonreí y volví a voltear.

—¿Sabes dónde está mi hijo?— cuestionó finalmente.

—Fue a comprar algo para almorzar.

Con Liam habíamos pasado todo el fin de semana olvidando los problemas que teníamos, terminando un libro extraño sobre alienígenas, Dios y un amor demoníaco, y habíamos decidido almorzar ravioles luego de gimnasia; en mi caso gimnasio y, en el suyo, nada.

Casi al instante de responderle Liam abrió la puerta.

—Traje los de verdura porque...

Su sonrisa alegre se borró en un lapso de dos segundos tras verme a un lado de su padre. Bajó los fideos del aire y los detuvo a un lado de su cadera.

El señor elevó sus cejas sonriente hacia su hijo. Yo los repasé nuevamente. Eran idénticos.

—¿Qué haces acá?

Liam frunció el ceño.

—Hace dos semanas te dije que venía, así que no puedes reclamarme nada.

Caminó hacia la encimera.

El castaño se detuvo a pensar, procesó, suspiró y me miró haciendo una mueca; como respuesta elevé ambos hombros.

—Lo había olvidado.

Confesó regresando su vista a su padre, pero sabía que nos lo decía a ambos.

Avancé hacia mi habitación nuevamente; estaba solo a un metro.

—Mía— el hombre volvió a llamarme—. Almuerza con nosotros— invitó sonriente.

—Iba a almorzar con nosotros aunque no quisieras porque pagó la mitad de la comida— replicó Liam avanzando hacia su padre.

El señor me contempló por unos segundos avergonzado y le sonreí.

MelifluaWhere stories live. Discover now