Parte 4:

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Narra Ginny:

Nunca pensé tener que volver a Hogwarts y menos de esta manera ni en esta situación, por mi cabeza pasaban tantas ideas locas sobre la identidad de esta persona o personas misteriosas, el daño y odio que nos tenía a Harry y a mí, era increíble como alguien podia guardar tanto rencor, ¡Solo Dios sabe que le hicimos!.

Harry venia unos pasos atrás con los muchachos, no quería hablarle, ni si quiera mirarlo, su comentario machista me habia puesto roja de la furia, después de todo lo que habíamos pasado, él seguía sin confiar lo suficiente en mí y en esta situación era crucial la confianza.

A medida que íbamos caminando por Hogsmeade la fachada de Hogwarts se iba haciendo cada vez más grande e imponente, incluso después de la guerra y casi ser destruido se veía como nuevo, el patio bien podado, Hogsmeade casi vacío, y lo mejor, sin estudiantes molesto, pidiéndonos autógrafos o algo así.

Llegamos a la reja de afuera y la pasamos, para nuestra sorpresa y suerte, en la puerta estaba la profesora Mcgonagall, actualmente la directora.

--Chicos, no esperaba verlos aquí-- nos dijo la directora con una cordial y sencilla sonrisa

--Pues nosotros no teníamos planeado venir-- respondió Harry colocándose mi lado

--¿Y a que debo esta visita?-- pregunto Mcgonagall curiosa y con una sonrisa

--Nosotros pues...--

--Queremos recordar viejos tiempos-- terminó diciendo Luna y todos la miramos confundidos, pero aun así asentimos, ya que no queríamos involucrar a nadie más en ese asunto

--Ah, si es por eso, son bienvenidos-- la directora nos dejó pasar --¿Quieren que los acompañé?--

--No, no sera necesario gracias-- respondí y Harry me miró, pero yo solo evité mirarlo para no golpearlo

Después de que la directora nos dejara solos, nos dirigimos al séptimo piso, justo enfrente del viejo Tapiz de Bárnabas el Chiflado, para mí era un misterio como ese tapiz seguía allí después de la guerra y las millones de remodelaciones por las que pasó el castillo, después de pasar tres veces por allí, pensando que queríamos un cuartel o lugar donde practicar magia, una puerta empezó a aparecer, esa antigua puerta que siempre aparecía en mi cuarto año cuando Umbridge reinaba en el colegio.

Me llegaron a la mente tantos recuerdos, unos buenos y otro malos, pero ese no era el momento para ponerse sentimental, abrí la puerta ya que era la que más cerca estaba de ella y allí apareció, el antiguo cuartel del legendario Ejército de Dumbledore, antes clandestino y ahora era toda una historia que seguramente les contaban a los niños.

--Nunca pensé regresar-- comento Ron entrando con cara de sorprendido

--Creo que nadie-- dice Neville abriéndose paso y caminando por la sala

--Mejor separémonos-- propuso Harry y yo asentí sin mirarlo

Caminé por toda la sala recordando todos esos hechizos que allí aprendí y que me seguirán sirviendo para toda mi vida, cuando solo era una niña que quería superar a sus hermanos y agradarle al mago más famoso o más bien enamorarlo. Continúe mi camino hasta que vi el antiguo espejo en el fondo de la sala, justo en la esquina superior derecha se podían ver aun las foto mágica de la antigua orden del Fénix, aquella orden en la que pertenecían, cuando todavia vivían, los padres de Harry, al igual que Sirius, Dumbledore y otro más, como Ojoloco o los padres de Neville, la melancolía recorrió mi cuerpo como un escalofrió, todas esas muertes habian sido para salvar al mundo mágico y ahora este iba a caer o es parecía.

--Él solo quería protegerte-- me dijo Hermione y yo me sobresalté ya que pensé que nadie me veía --¡Perdón!--

--No pasa nada-- respondí tratando de evitar el primer comentario

Siempre JuntosWhere stories live. Discover now