Parte 1:

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En el número 12 de Grimmauld Place

Harry apenas se despertó, volteó a su lado izquierdo tratando de buscar a su hermosa novia, sin encontrarse con nada, al parecer ya se habia despertado, aunque extrañamente muy temprano, con muchas ganas de verla se fue a duchar para poder bajar.

Cuando estuvo listo bajó las escaleras a la sala, pero ella tampoco estaba allí, luego sintió un olor a tocineta viniendo de la cocina, que le hizo agua la boca... sin querer esperar más camino hacia allí, encontrándose con el amor de su vida, su pelirroja, que estaba esforzándose por hacer un rico desayuno.

La chica tan concentrada en la tocineta, no se percató de que su novio estaba en la puerta babeando por ella. Harry se sentía tan afortunado de tener a Ginny como su novia, recordó lo ciego que habia sido al no darse cuenta que le gustaba antes y deseó poder correr el tiempo atrás y repararlo todo, pero por ahora prefirió mejor hacerse notar.

--Buenos días amor-- cuando Harry habló Ginny se sobresaltó y luego sonrió

--Buenos días-- lo miró extrañada, ya que no se habia acercado a darle un beso de buenos días como se debía, habiendo preferido quedarse a simplemente verla, Harry al notar eso se acercó y la besó como nunca lo habia hecho antes, haciendo que Ginny se enamorara más de él

--No creas que olvide saludarte como se debe-- la soltó y luego la abrazó cariñosamente por la espalda prestando suma atención a lo que ella cocinaba --Huele rico, ¿De cuándo acá te levantas tan temprano?-- preguntó totalmente curioso

--Pues... quería sorprenderte, aunque al principio no fue fácil ya que Kreacher se enojó porque lo eché de la cocina, aunque lo hice amablemente-- Harry solo pudo reírse y besar el cuello de su novia lentamente

Después de unos minutos abrazados, sonó el timbre de la puerta principal, Harry extrañado corrió hacia la puerta para ver quien tocaba.

--¡No amor! ¡Yo voy!-- gritó Ginny y salió corriendo adelantándose para abrir la puerta

Harry se quedó totalmente estupefacto en la puerta de la cocina, no sabía porque Ginny tenía tanta prisa por abrir la puerta ella, parecía que en la noche le habian cambiado a su novia, estaba tan distinta y cambiada, pero no se extrañó mucho así, era de cambian era ella, su Ginny. Sonriendo se acercó a la puerta para ver quien tocaba.

--¿Quién era cariño?-- preguntó Harry llegando a la sala

--El correo de la mañana, nada importante-- respondió Ginny cerrando la puerta un tanto nerviosa y guardando en la primera gaveta de la mesita cercana una carta, Harry se dio cuenta de esa acción, pero no insistió en preguntar, seguro estaba planeando algo especial, aunque quería saber que

--¿Segura?-- preguntó de nuevo acercándose a ella para poner a prueba su mentira

--Si claro, solo eso-- respondió de nuevo Ginny, aunque mintiendo y fingiendo una sonrisa de tranquilidad

--Bien te creo-- insinuó Harry abrazándola y poniendo a un lado el correo que tenía, solo necesitaba sentirla junto a él y recordar que no estaba solo

En la cocina se escuchó como algo se estaba quemando, Ginny se soltó de Harry rápidamente y salió corriendo para sacar la tocineta, Harry sabiendo lo despistada que era, la siguió con una gran sonrisa en el rostro.

--¡Uy!-- dijo Ginny sacando unas tocinetas quemadas a un plato --Solo están un tanto pasaditas-- bromeó y Harry volvió a reír

--Bien, creo que mejor desayunamos-- propuso él, tomando con una mano su plato y con la otra la cintura de Ginny para llevarla a la mesa

Siempre JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora