LA FERIA DE LOS CEREZOS - parte 2

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Volví al palacio un día después.

Y no fue fácil lograrlo. Deckard y yo casi tuvimos una discusión porque él no tenía la más mínima intención de dejarme salir de la torre.

Puedo comprenderlo, ya van tres veces —la quimera, el asalto de aquellos bandidos y la comida adulterada— que mi vida ha entrado en riesgo. Analizándolo mejor, es como si me persiguiera la desgracia. Imagino que es debido a la maldición en sí. En tal caso, Naturae tuvo la mejor decisión al enviarme lejos, o eso quiero creer, cuando tuve mi vida en Chile. Ahí no había magia, ahí aprendí a sobrevivir y jamás tuve un momento de peligro.

Sin embargo, Deckard no puede pretender encerrarme todo el tiempo en la torre hasta que pueda luchar por mi cuenta. Por muy interesante que sea averiguar más sobre la torre, no puedo ser como los magos que se aíslan en ella y su contacto con lo demás es bajo. Eso es algo que le costó entender a él, pienso que Deckard se halla bastante a gusto permaneciendo en la torre, pero no para mí.

Por eso, aceptó que esté de regreso. He descubierto que hay al menos seis chicas nuevas, todas escogidas por Raynor, dos de ellas son magas de nivel seis —me contaron que el nivel más alto es el once—, las demás son simples sirvientas. Creo reconocer los rostros de una de las magas durante el aniversario de la torre, ella bailó cerca de mí en la fogata. No recuerdo su nombre. El punto es que son las magas las que mantengo cerca, pero no termino de confiar en ninguna.

En estos momentos están terminando de modificar un traje para mí, una vestimenta típica de Rasluan, por orden de Deckard. Aparentemente hoy inicia la primavera en ese imperio con una feria de cerezos y él quiere llevarme, quiere alejarme de Menevras por un rato. Así que, la vestimenta usual en Rasluan es... más moderno de lo que creí. Las plebeyas no usan vestidos o faldas como en Menevras, sino un pantalón y por encima algo similar a la maxi-blusa cola de pato, siempre de manga larga o hasta los codos, con estampados. El mío es justo hasta los codos, rosado y con un muy sutil diseño floral.

Cuando supe lo que iba a vestir, mi corazón se alteró un poco. Porque, el traje luce tan moderno a mi época, que me hace cuestionar sobre qué otras cosas hay en Rasluan. ¿Es más diferente a lo medieval que luce Menevras?

Una vez lista, salgo de mi habitación en dirección al jardín. Deckard me pidió que lo esperase ahí mientras él se encargaba de unos asuntos con Nates. No he visto a ese dragón desde antes de la fiesta de té. ¿Qué ha estado haciendo?

—Evelyn..., bien, Verónica...

Al voltearme, la figura de Eciar está caminado hacia mí. Él... nunca se presentó en la torre. ¿O Deckard no lo dejó entrar?

Me detengo. No sé cómo reaccionar ante él, cómo actuar. Ahora que sabe quién soy, no me trata como antes. Bueno, tampoco es que seamos los mejores amigos, la rara relación que había se rompió durante el festival de otoño y empeoró cuando supo que yo no era Evelyn en realidad. No me hablaba, lo veía muy de vez en cuando.

Eciar se detiene frente a mí, hace una mueca a mi ropa.

—¿Qué... diablos llevas puesto?

—Es la ropa típica en Rasluan. Deckard me llevará ahí un rato. —Cruzo mis brazos, a la defensiva—. ¿Por qué me llamabas?

—Quería comprobar... que Evelyn estaba bien. —Entrecerró sus ojos, recorriéndome de abajo hacia arriba—. El hermano del príncipe heredero me contó lo que sucedió. Tú... insensata descuidada.

—¿Insensata descuidada? —repito, incrédula de que me esté llamando de dicha manera—. Lo que sucedió no fue culpa mía, Eciar.

—Si hubieras mantenido las formas de Evelyn, las actitudes de ella, las sirvientas no se habrían atrevido a envenenarte —exclamó, molesto—. Te vieron débil, sin duda alguna aprovecharon eso para vengarse.

✓ No Seguiré ese Destino [Destino #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora