EL MAYOR TEMOR DEL CORAZÓN

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—¿Cómo esperas que lo haga, cuando quiero estar ahí?

Deckard permaneció en silencio, por un momento incapaz de encontrar las palabras adecuadas para calmarla. Evelyn todavía continuaba envuelta en la ilusión, sus sentimientos seguían gobernando sobre su racionalidad

—Escúchame. —Esta vez, sus manos se posaron en sus hombros, manteniéndola firme—. La magia no hace esto para torturarte o para herirte, su fin es que te enfrentes a ti misma. Que conozcas tus fortalezas y debilidades, tus anhelos y temores, para que puedas tener la fuerza mental y emocional para controlarla después. ¿Conoces tus anhelos, tus temores? ¿Sabes lo que necesitas? Esto es algo que puedes lograr... —Apretó un poco más su agarre—. No te rindas ahora.

Evelyn permanece callada, sigue soportando el sufrimiento en completo silencio. Empezaba a creer que esto era demasiado para ella. ¿Era por eso que su magia estaba sellada, porque no tenía la suficiente voluntad de controlarla? Él ni siquiera tendría que importarle, estaba resultando ser más débil de lo que esperó. El problema radicaba en que él mismo no tenía el valor de ignorar su estado y dejarla a su suerte. Antes de que siquiera pudiera cuestionar qué hacer, sus brazos se movieron y la rodearon por completo en un abrazo.

En toda su vida, esta era la primera vez que hacía eso. Hace años, había sentido el cálido calor humano de parte de su Maestro, cuando apenas era un niño, sin embargo, él nunca lo devolvió ni mucho menos había iniciado este tipo de contacto por mera iniciativa. ¿Por qué con ella, de entre todas las personas? ¿Se debía a una fuerte sensación de lástima?

"Sé que no correré peligro si vas conmigo".

O una fuerte sensación de querer protegerla.

O una fuerte sensación de solo tocarla, de solo alejar esos oscuros sentimientos de su mente, de su corazón y su alma.

—Podemos irnos ahora, si no crees poder soportarlo —susurró él, pasado un minuto—. Evelyn, no necesitas el deseo del fragmento... —Él podría... podría concederle cualquier...

—No. —Ella envuelve el puño en su túnica a su costado, tomando varias respiraciones. Lo jaló lejos, lentamente—. Tengo que... Tengo que seguir en esto. T-tú lo dijiste, ¿no? Yo, yo no puedo rendirme ahora.

—¿Estás completamente segura? —La vio cubrirse el rostro con las manos, deshaciéndose de las lágrimas que no acabaron de caer de sus ojos. Estaba reuniendo valor para continuar. ¿En serio estaba siendo valiente, o solo masoquista? ¿Qué era lo que anhelaba?

Él solo había sido capaz de ver una niebla rodearla. Mientras más se dejaba envolver ella por la ilusión, más densa era la neblina. No debió intervenir al llamarla, pero temía que ella no pudiera salir por sus propios medios.

¿Qué fue lo que vio?

—Estoy segura. —Su voz sonaba un poco, solo un poco, más firme. En términos generales, no era suficiente para que él lo aceptara sin embargo no era capaz de desalentarla.

Asintiendo con un gesto simple, Deckard se levantó, envolviendo un brazo alrededor de su cintura para ayudarla a ponerse en pie. La puerta tras ellos, por la cual habían entrado, ya no estaba, en su lugar comenzó a formarse una entrada cubierta por una densa cortina de helechos. Nuevamente la magia estaba haciendo lo que se le plazca.

—¿Vamos a salir al bosque? —cuestionó ella.

Deckard negó.

—Es solo otra prueba. Tomará la forma adecuada según el usuario.

Evelyn tomó un respiro, sus pies la llevaron hacia la entrada con él siguiéndola de cerca. Al atravesar las cortinas de ramas, ambos salieron a un amplio campo verde. Lo que sorprendía a Deckard era que él estaba involucrado, podía ver lo mismo que ella. ¿Realmente estaban en la segunda prueba? Había pasto, flores silvestres y un raso cielo sobre sus cabezas. No se veía nada al horizonte, ni tenían árboles cerca. Tampoco había civilización, solo ellos dos. La magia seguía funcionando, haciendo florecer extensos rosales frente a ellos.

✓ No Seguiré ese Destino [Destino #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora