Capítulo 1: ¿Qué es el K-Pop? (editado)

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El agua de la ducha ya había dejado de gotear hacía unos minutos, y posterior a ello me había secado con uno de los grandes toallones colgados en la regadera del cuarto de baño. El vapor característico de una ducha de temperaturas bíblicas dejaba inutilizable el espejo del baño aunque, para ser sinceros, no me apetecía mirar mi reflejo de todas formas; de seguro parecería un perro rescatado de alguna alcantarilla.

Suspiré mientras me adentraba en mi colorido pijama de conejos y peinaba vehemente mi enredado y largo cabello. No pasó mucho tiempo antes de darme por vencida ante el inminente dolor y, finalmente, depositar el cepillo en su estante correspondiente.

—¡____! -La voz de mi madre me gritó desde el primer piso. Rodando los ojos y poniendo algo de voluntad, bajé lentamente las escaleras y de soslayo observé el retrato de nuestra una vez "feliz familia" sobre el maltratado papel tapiz del corredor.

Mi padre había muerto hacía dos años, y el famoso dicho "El tiempo cura las heridas" no había surgido efecto en mi organismo aún. El dolor al recordar su regordete rostro observando la televisión y riendo por los chistes estúpidos que un relator de radio contaba cada noche aún latía ferviente en el fondo de mi pecho. No había razón para seguirme torturando de esa manera, ¿Por qué diablos no sacábamos esas fotos de allí? ¿Cuál es la necesidad de recordar momentos tan dolorosos como ese? ¿Cuál es la jodida necesidad de matarme por dentro?

Y no, no estoy exagerando, así es como me sentía cada día al bajar por las escaleras y ver esa foto colgada junto a la escalera que conducía el primer piso.

—¡____!- Mi madre volvió a gritar sacándome de aquel doloroso trance.

Llegué al último escalón y la observé a ella hablando sola, con su laptop, mientras utilizaba Skype.

—Allí estás.-Musitó sonriente.—Acércate y saluda a Guseng.

Rodé mis ojos. Otra vez ese tipejo coreano con el cual mi madre estaba tan obsesionada, con el cual hablaba cada maldita noche por Skype, celular o lo que tuviera a mano. Ya hacía más o menos cinco meses que Lauren me había presentado a Guseng en persona cuando "de improviso" cayó en nuestra casa a saludar. Gracias a su trabajo y distintos foros de negocios era que Lauren y Guseng habían tenido el privilegio de conocerse el uno al otro. Pronto las reuniones con temática profesional fueron reemplazadas por otras de connotación romántica, y cuando menos lo esperaba, tenía un sustituto de padre a la espera de ser estrenado.

—Hola, Guseng.-Asentí con mi cabeza "asiáticamente" como mi madre me había enseñado que era debido hacer con las personas de dicha cultura. Él me sonrió devolviéndome el gesto igual de desinteresado que yo por la interacción.

—Hola, ____ ¿Cómo te encuentras el día de hoy?

Con tan solo escuchar a alguien hablar así me daban ganas de expulsar toda la cena por la boca en su dirección. Me senté junto a mi madre en el sillón, hundiéndome de inmediato por el peso de mi cuerpo y de mis congojas.

Permanecí en silencio, como si estuviese en algún tipo de trance. Mi madre me dio un disimulado codazo tras no escuchar respuesta de mi parte.

—E-em, muy bien. Gracias por preguntar, señor.-Volví a asentir. Ellos sonrieron satisfechos a pesar de la falsedad que goteaba de mis palabras.

—Hija.-Habló Lauren volteando para verme.—Me imagino que recuerdas lo que te comenté de nuestro compromiso...

Asentí fingiendo indiferencia. Pero ¿Cómo es que ella podía olvidar a papá tan rápido? ¿Cómo tuvo las malditas agallas y ovarios para hacerlo? Ella llevaba el borrón y cuenta nueva a otro nivel.

War of Hormone| J. JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora