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Hola Sae, cuánto tiempo, ¿no es así?

La alarma de su teléfono no sonó a la hora que Sae la había colocado. Fue por los brincos de Saegi en la cama que la chica se despertó de golpe con el corazón en la boca.

— ¡Mami, mami! —Gritó la pequeña aún vestida con su pijama. —¡Choco, cedereal!

Sae Wa se talló los ojos y se incorporó en la cama mientras veía a su pequeño ángel brincar y reclamar por su desayuno, el cereal de chocolate que le había traído ayer Yoonmi junto a la testaruda y mal encarada de Yuri.

— Saegi, te vas a caer si sigues brincando así —Le dice mientras se levanta y mira el reloj en su teléfono. Son las 8 y media de la mañana y tiene un mensaje de Yoonmi recordándole que hoy hay una reunión a las diez de la mañana. 

La chica tomó a Saegi entre sus brazos, quien parecía un koala aferrada a su madre. La llevó al baño para lavarle los dientes y la cara. Finalmente y a la velocidad de la luz sirvió el bendito cereal que la pequeña tanto codiciaba y luego de arreglarse y vestirse, tomó su cartera y a Saegi para salir directo a la oficina de la ONG.

Hoy no había preescolar, por lo que se llevaría a la pequeña a la oficina, a veces le daba pena llevar a su pequeña debido a que era su puesto de trabajo, pero sabiendo que Yoonmi no tenía problema con eso, la llevaría hoy para que la acompañara. No se atrevía, ni quería dejar a Saegi sola en la casa. 

Con su peluche de pato y sus crayones en el bolso, Saegi iba muy feliz canturreando una canción de su caricatura favorita por la calle mientras tomaba la mano de Sae Wa, ésta última no había dormido muy bien anoche por lo que estaba un poco distraída como para darse cuenta que antes de que cambiara la luz del semáforo, Saegi le soltó la mano y corrió hacia el otro lado sin percatarse de los carros.

Sae Wa sintió que el corazón se le salía del pecho cuando escuchó un cornetazo. Pero sólo eso, Saegi había logrado cruzar la calle y en su inmensa inocencia sólo agitaba su pato en la mano del otro lado mientras señalaba hacia un local. Cuando la luz cambió a verde, en cuestión de segundos Sae Wa corrió despavorida con el corazón aún martillándole los oídos y abrazó a Saegi mientras sentía como sus ojos se iban empañando.

— Saegi, no vuelvas a soltarte así de mi mano, ¿entiendes? —En ese momento no tenía corazón para regañarla, la niña tan sólo estaba llena de energía esa mañana e irradiaba felicidad porque iba a acompañar a su mamá a la oficina.

Varias personas que pasaron al lado de ambas y observaron lo que segundos antes había ocurrido miraban con cierta ternura la escena y otros con desaprobación, ¿pero qué culpa tenía Sae de que su pequeña estuviese tan entusiasmada esa mañana?

¿Acaso entendían lo difícil que había sido el cambio para Saegi al separarse de Jimin? ¿Entendían acaso lo que se sentía toda esa nueva rutina para ambas? Las lágrimas rodaron sin previo aviso por las mejillas de Sae Wa y entendió en ese momento que desde anoche mientras pensaba en todo lo que implicaba su nueva vida, estaba más sensible de lo normal.

No era que no atesorara la amistad que le había ofrecido Yoonmi, o la maravillosa oportunidad que tenía trabajando en esa ONG haciendo lo que le gustaba. No era nada de eso. Era que hasta ahora caía en cuenta de lo mucho que extrañaba a Jimin y lo mucho que quizás la estaba afectando Daegu, sobre todo porque sin darse cuenta, a cada rato se encontraba así misma recordando a Yoongi.

— ¡Mami, mami! —Saegi la sacó de sus pensamientos. Se limpió suavemente la cara con la mano para eliminar los vestigios de sus lágrimas y cargó a la pequeña en sus brazos quien aún abrazaba a su peluche de pato e intentaba hacerle notar algo a su madre.

seesaw → min yoongiWhere stories live. Discover now