Una muy mala confesión

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En este mundillo donde las cosas nunca salen como esperamos, espero se hayan divertido, no se olviden de votar y comentar eso me hace esforzarme para traer la siguiente parte antes y más rápido

En este mundillo donde las cosas nunca salen como esperamos, espero se hayan divertido, no se olviden de votar y comentar eso me hace esforzarme para traer la siguiente parte antes y más rápido

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Flashback

Después de dejar a esos dos considerados con mi triste corazón roto, empecé a caminar por el barrio, este lugar es nuestro lugar feliz, antes cuando sentía que no encajaba en este mundo porque no era muy buena como Mariette o Johan. Era regular en los estudios y regular en la mayoría de cosas. Lo único destacable era mi genética, que eso ni siquiera era responsabilidad mía, fue mera suerte de tener padres bonitos.

Pero Johan me hizo dar cuenta de disfrutaba mucho cocinar y desde ahí le dediqué toda mi vida a la cocina y a mis amigos. Una vida bastante fácil si me lo preguntan. Parece que solo he vivido por vivir, sin riesgos. Con tanto miedo al cambio.

Noha aunque es nuevo en el grupo ha supuesto una figura masculina favorable. Todo lo contrario a Johan, que es tranquilo y calculador, siempre planteando alternativas y buscando la mejor opción. Noha... pues es Noha. Se parece de cierta manera a mi. Somos impulsivos y ruidosos pero de alguna manera intelectuales. Pero aunque nos parecemos, él ha hecho algo que yo aún no. Enfrentarme a el amor.

El amor apesta.

Debería ser lesbiana.

-¡sería una excelente activa!-grité sin pensar. Con algo de enfado.

-¿una activa? – casi me ha dado un paro del susto que me ha pegado. Miro en dirección de la voz y veo a la abuela de Johan. Tan adorable y dulce como siempre. Lleva una bolsas de pan.

-¿y si me adoptas?- he dicho con voz aniñada, estoy cansada de fingir ser una adulta.- soy buena niña, cocino rico y soy adorable.

-¡Fenel! Compórtate como la mujer que eres.

- No quiero, dame amor, lo necesito.

-Estos jóvenes de ahora, mi Johi también anda con esa cara de amargado triste, deben disfrutar que están jóvenes. Sean felices, tengan orgías y consuman drogas.

-¿Qué acabas de decir? Señora, acaba de arruinar una imagen que había creado por años de una dulce señora, adicta a hacer galletas.

La abuelita de Johan se ha reído como si no hubiera mañana, acentuando las arrugas que se le forman alrededor de los ojos. Deslumbrándome con esa belleza única y aires de sabiduría que solo las personas mayores tienen.

-Vi una serie en ese Netflix que me dejó Johan la última vez en la tele y decía que a los jóvenes hay que hablarles así, los tiempos cambian. Estos jóvenes hacen esas cosas. No te avergüences. Lo entiendo. Soy una abuela moderna, es más si...

-Abuela por favor pare, voy a morir de la vergüenza con lo que dice. No crea todo lo que ve en esas series, así no somos los jóvenes. Apenas tenemos tiempo con la universidad y los dramas de jóvenes inexpertos. Por favor basta.

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