Una mala decisión

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Hoy llegue a mi casa, con una estúpida sonrisa de oreja a oreja y con unas gafas verdes bastantes horrendas. Me gusta mucho el helado, bueno quizás antes pensaba que el de fresa era mi favorito, pero el chocolate sabe definitivamente mucho mejor. Mañana será un día bueno, en definitiva.

Y así me dormí, pensando en gafas horrendas, en niñas pérdidas y en un chico hermoso. Al día siguiente me vestí muy emocionada, hoy estaré con Noha en la clase juntos (ignoraré el hecho que Sarahi nos separa). 

Voy caminando hacia mi facultad con el mejor animo del mundo. Siento que alguien me pone el brazo encima de mis hombros, no lo dudo ni un segundo y doy un codazo, este se aparta con mucha agilidad.

-Mariette ¡qué haces! - dijo Johan risueño- será que algún día cambiarás, tu papá nunca te debió enseñar Taekwondo.

- ¡no me asustes si no quieres que te lastime! -dije sacándole la lengua.

-es que me encanta ver tus reacciones

-entonces entrenemos juntos- he dicho también, que Johan es mi padre protector

-Ni lo sueñes- dijo pellizcándome, haciendo saltar- vamos aún falta para la primera clase de la jornada te invito un café

-está bien hermano gruñón, no sé cómo Fenel te aguanta

-mira Mariette, supera tu obsesión con unirme con Fenel ella es mi amiga...- dice tomándome de los hombros haciéndome mirarlo de frente y hizo una pausa de algunos segundos- al igual que tu.  

Pude contestarle que lo sabía pero yo era parte del club de fans de su relación y que no me rendiría si un Noha salvaje  no hubiera aparecido corriendo y derribado a mi amigo.  

- ¡qué diablos te pasa! ¡por qué no te fijas por donde vas!

-tranquilo delicado, pareces un cerdito chillando. Bueno me voy, adiós.

Y así se fue corriendo como llegó, dejando a un Johan muy enfadado en el suelo, al ayudarlo a levantarse, quería salir corriendo hacia el chico, pero sonó la campana y como no se nos permite llegar tarde. Nos despedimos y corrimos en dirección contraria. 

Al llegar a mi clase veo a Noha sentado en su asiento mirando la ventana. Ni siquiera se fijó en mi llegada, una ola de decepción recorrió mi cuerpo, la clase pasaba sin inconveniente, Mya como siempre llego tarde. En fin, un día normal.

Estábamos en media clase, el profesor estaba diciendo no se que cosa sobre la globalización y las modas como parte de su regaño habitual, cuando un enorme ramo de rosas andantes entro con la puerta. Un momento ¿un gran ramo de rosas andante?

-princesa feroz, esto es para ti-gritaba Wilson atrás de las rosas con patas, en ese momento descubrí que no era patitas, era un joven con un traje. ¿un guardaespaldas? quizás, estos niños ricos, no saben en que gastar dinero.

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