Beso de tontos.

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31/12/2017.



Había un extraño ambiente en el salón, aquella reunión de la familia Gleeful tenía un aura que no era fácil de explicar. Una mesa larga, cuchillos y tenedores chocando, tintineó de las copas.
Las conversaciones que se entablaban en la comida no parecían ir con la fecha especial, sin embargo no decía nada.
Comida extravagante, trajes elegantes, conversaciones que no lograba entender del todo.
William se sentía algo incómodo sin saber qué hacer.

Ante el miedo de ser el último en terminar como es su costumbre, comió rápido, ahora se arrepentía.
El nerviosismo lo carcomía viendo su plato vació mientras el resto de personas come.
Miró al castaño que estaba frente de él, comiendo con elegancia y a punto de terminar; Will se sintió aliviado.

Dipper sintió la mirada en él y subió el rostro, el de cabello azul movió su cabeza rápidamente evitando hacer contacto visual.

Escuchó un traqueteo y al volver a mirar al Gleeful notó como se levantaba dejando su plato en la mesa con tranquilidad.



—Hemos terminado, William y yo nos retiraremos. —Informó a su tío con voz firme.


El hombre solo miró a ambos jóvenes y asintió sin darle mucha importancia.

Dipper le hizo un ademán a Will, quien se levantó con cuidado y se despidió en voz baja, sintiéndose raro por dejar su plato sucio en su mesa, pero al parecer era normal en esa familia.
Una vez fuera del comedor Will sintió que podía respirar con tranquilidad. Siguió a Dipper por los pasillos dirigiéndose a unas escaleras, él ya reconocía parte del camino así que supuso irían a la habitación del castaño.
Mientras subían los escalones el más alto soltó un suspiro que hizo que Will lo mirara extrañado.


—Lo siento... —soltó en un susurro—, realmente lo siento.

— ¿Por qué te disculpas? —preguntó desconcertado y ladeando la cabeza.

— ¿Por qué? —Repitió con una sonrisa sarcástica mientras se detenía en medio de las escaleras—. William, mira esto, yo... te invite a esta aburrida reunión cuando tú podrías y deberías estar pasándola genial en tu casa o en la casa de Pacifica con Mabel. Así que disculpa por arrastrarte a eso.


El de cabello azul frunció el ceño arrugando su frente queriendo golpear al chico frente a él.

—Tú no me arrastraste, yo acepte venir.

—Si yo no te hubiera invitado —empezó, pero Will no le permitió continuar su línea pesimista.

—Estoy muy feliz de que me hubieras invitado, gracias —dijo con rapidez decorando su rostro con una sonrisa—. Deja de preocuparte, ¿sí? —Tomó el brazo de Dipper y continúo subiendo—. Estoy bien, y es bastante tranquilo y lindo aquí...

—No mientas, William —se quejó con un pequeño puchero—, se te notaba nervioso.

El nombrado apretó el brazo de Dipper y se encogió de hombro acercando sus cuerpos.

—Eso es porque termine de comer primero y no sabía qué hacer —comentó con tranquilidad, pero era una ligera mentira a medias.


Llegaron a la habitación del castaño, quien se tiró a su cama con dramatismo boca abajo con dos almohadas encima de su rostro. Will rió por la inusual imagen y se sentó al lado de él quitándose los zapatos.


—Tú nunca terminas de comer primero —habló Dipper entre dientes.

—Eso es porque hablo mucho mientras como —soltó una risa—, esta vez no lo hice.

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