Preludio

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—¡Vengan, los estoy esperando!.— Tulipán gritaba desde lo alto.

—Después vemos lo de Valentino, ahora hay que acaban con ella... ¡Dragón de Tierra!.— Atacó Dodge.

—¡Dragón de Agua!.— Siguió Valentino.

—¡Dragón de Aire! ¡Dragón Supremo!.— Gritó al final Alan.

Los tres unieron sus poderes y atacaron a Tulipán, pero esta, logró repeler el ataque.

—¡Tontos, se los advertí! Ahora que tengo el cristal oscuro, soy más poderosa y prácticamente soy invencible. — Se carcajeó.— Ya no queda nada que ustedes puedan hacer.

—Necesito entregarle el cristal Rubí a Alanis ¿Crees que tu y Valentino puedan entretenerla?.— Cuestionó Dodge.

—Hazlo rápido, no quiero morir antes de que vuelvas.— Dijo Alan con desanimo.

—Ok, ya vuelvo.— Dodge levantó los brazos y desapareció.

—¿Así que ya huyó uno? Que cobardes resultaron ser.— Se burló Tulipán. — Bueno, aun así, no tendré compasión de ustedes... ¡Sueño Floral!.— Una lluvia de flores comenzó a caer y rápidamente Alan actuó.

—¡Espejo Solar!.— Levantó una barrera y todas las flores comenzaron a quemarse a penas tocarla.

—¡Qué bueno que hiciste algo guardián! Si hubieses dejado que una de mis flores te tocara, te habrían mandado a soñar a ti y a tu amigo. Pero aún no han visto nada... ¡Rayo Verde!.— Volvió a atacar Tulipán.

—¡Aura Solar!.— Alan se protegió así mismo y a Valentino. Pero el rayo de Tulipán era demasiado fuerte y en cualquier momento rompería el escudo.— Valentino... Si no es mucha molestia... ¿Podrías ayudarme?.— Se quejó Alan.

—Eso iba a hacer. — Valentino dio una salto sobre el escudo y atacó directamente a Tulipán. —¡Golpe Marino!.— Una ola golpeó a Tulipán, haciéndola caer y salvando a Alan.

—¿Se creen muy listo no? Veamos que hacen contra esto... ¡Tornado de Espinas!.— Un remolino enorme, lleno de afiladas agujas, se dirigía hacía Valentino.— Sí uno de ustedes llega a caer, será su fin.— Advirtió la mujer.— Pero para hacerlo más dramático... ¡Golpe Cactus!.— Un enrome cactus fue lanzado contra Valentino.

—¡Escudo de Olas!.— Valentino levanto un muro de agua, pero el cactus lo atravesó y le dio un fuerte golpe, haciéndolo caer y poniéndolo en peligro de caer al tornado que se dirigía a él.

—¡Valentino!.— Gritó Alan para después correr y salvarlo.

Utilizó todas sus fuerzas y en cuanto Valentino se estaba recuperando, Alan lo cargó y lo lanzó lejos del huracán.

Desafortunadamente, antes de que pudiese huir, Alan fue atrapado por el huracán.

—¡Ahhhgg!.— Aquellas agujas comenzaron a herirlo y a desgarrar sus ropas, haciéndolo sangrar.

—¡Alan no!... ¡Remolino de Agua!.— Valentino usó su poder para detener el huracán, pero fue inútil. Incluso, el agua le dio más poder al tornado.

—¡Tonto! Solamente lograste que mi ataque se hiciera más fuerte. Gracias por condenar a tu amigo, y de paso a ti.




En otro lado...


Lilith apareció en la superficie del planeta Mercurio, mientras contemplaba el sol.

—Aquí está, el poderoso astro rey. Pero no tan poderoso cómo yo. Bueno, es hora de reclamar los poderes de Tulipán y el cristal oscuro falso.— Lilith levantó las manos y comenzó a pregonar un hechizo.

Mientras tanto...


—Ahora sí, llego su final. Nada ni nadie podrá... Aghhh ¿Qué me pasa?.— Tulipán se llevó las manos al pecho, mientras intentaba soportar un intenso dolor.— Ay... Me duele.— Se quejaba la mujer.

—Este tu fin Tulipán, ya no me sirves para nada ¡Muere!.— Escuchó a Lilith hablarle.

—¡No señora!.— Fue lo último que logró decir, antes de desaparecer sin dejar rastro.
Por fin, Lilith había obtenido la energía que se derramó durante esa batalla, y ahora podía apagar el sol fácilmente. Simplemente necesitaba el cristal universo para sellar el hechizo y hundir al universo en la total oscuridad y así, traer de vuelta a su amado príncipe demonio.

—¿Qué sucedió?.— Preguntó Valentino.— Pero luego reaccionó.— Alan ¿Estás bien? Respóndeme. — Valentino sacudió un poco a su amigo, esperando que este pudiese reaccionar, pero no era así.

—¿Qué sucedió?.— Dijo Dodge mientras llegaba en compañía de Alanis.

—Lo atacó Tulipán, pero no reacciona. — Sollozó Valentino.

—Tu puedes curarlo. — Dijo Dodge.— El agua es vida, y el agua que fluye en tus poderes, es curativa.

—¿Cómo lo hago?.— Cuestionó el chico.

—Pon tus manos sobre el pecho de Alan, y deja que el agua fluya y lo cure.

—Ok.— El chico obedeció, y el agua comenzó a salir cómo un pequeño hilo que fue envolviendo a Alan.

—Sigue así, deja que fluya el agua.— Le animó Dodge.

Pronto, Alan comenzó a reaccionar.

—Agghh... ¿Qué me sucedió?.— Preguntó el guardián.

—Nada grave afortunadamente. Por ahora estás bien.— Dijo Dodge.— Valentino te curó.

—Ah... Muchas gracias amor... Digo... Gracias Valentino.

—No, no es nada.— Respondió el aludido, algo apenado por lo que dijo Alan, pues no recordaba nada de su relación amorosa.

—¿Qué hace ella aquí?.— Preguntó Alan señalando a Alanis.

—Pues es su nueva compañera, pero tranquilos, está hipnotizada. — Aseguró Dodge.

—Creí que le dirías la verdad.— Dijo Alan.

—Lo hice, pero se volvió loca y quería golpearme con una escoba, así que no me quedó de otra más que hipnotizarla.
Por cierto... ¿Y Tulipán?. — Preguntó Dodge.

—No lo sé... Ella se quejó de un dolor en el pecho y luego desapareció. Cómo sí el cielo se la hubiese tragado.— Respondió Valentino.

—Mmm... Eso suena algo extraño. Quizás está preparando otro plan para atacar.

—No quiero interrumpir, pero alguien sabe ¿Qué le sucede al sol?.— Interrogó Alanis.

—Oh por todos los dioses.— Se asustó Dodge.

—Ah... Me siento débil.— Se quejó Alan.

—No puede ser... Esto es una catástrofe. Tenemos que hacer algo. La mayor parte de los poderes de Alan, vienen del sol y sí el sol se apaga...

Continuará...











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