II

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Octubre

Ahora ya no se hablaba de Gilbert, el tema de conversación en todo el pueblo era el oro, que el oro esto, que el oro aquello. Hasta se había organizado una asamblea para pensar qué hacer con eso, en esta había quedado que, si le creían a Nathaniel y que, los que podían, harían la inversión.

Y eso la llevaba a esa noche, donde los Barry habían organizado una fiesta para poder pagarle a los menos adinerados el oro. Era una táctica extraña bajo los ojos poco emprendedores de Sonia, pero ella sabía de negocios, su tía era quien se encargaba de aquello.

- ¡Vamos Sonia! - le gritó la señora Lethur desde el hall, haciendo que rápidamente la joven bajara las escaleras. En sí la señora Beatrice no quería llevar a la menor a la casa Barry, pero al ver como su personal no podía asistir por la fiesta, la tuvo que llevar. - ¿Qué piensas, querida? - le preguntó cuando ya estaban en el carruaje.

- ¿Que pienso sobre qué?

-Sobre el oro, Sonia. ¿Sobre qué más va a ser? - le preguntó su tía con un pésimo humor, bueno con el mismo humor que estuvo llevando toda la semana gracias a el oro.

-Oh, pues no lo sé. No entiendo de estas cosas tía. - le contestó.

-Hay querida tampoco hay que entender mucho. - siguió conversando. - ¿Invertirías en el oro? -la pregunta la dejo pensando un momento.

-Creo que sí, si está todo asegurado claro que lo haría. - le respondió haciendo que la conversación se acabará ahí haciendo que el viaje la casa Barry fuera en silencio.

En sí, para Sonia la velada fue aburrida, de lo único que la gente hablaba era el oro o las cosechas, pero a ella no le comentaban nada por el estilo. Por lo único que le hablaban era sobre Gilbert y ballet, bueno la segunda opción era si la conocían un poco. Tampoco podía conversar mucho con Diana ya que los padres de esta la habían puesto a tocar melodía tras melodía y cuando podía descansar la pobre chica de vestido azul era secuestrada por sus padres para presentarla a alguien adinerado.

Ya para la mitad de la noche Diana paró de tocar el piano para dirigirse a la parte menos habitada de la casa, que era donde se encontraba Sonia. A la joven Barry le agradaba un poco la chica, pero como nunca conversaba con ella tampoco sabía que más tenían en común.

-Sonia, buenas noches. - la saludo cuando se sentó a su lado.

-Buenas noches, Diana. Oh, déjame decirte que tocas de maravilla el piano. - le comentó Sonia tratando de seguir el consejo de Hazel.

-Gracias, eso es muy amable de tu parte. - le respondió a el elogio. - Cuéntame, ¿cómo van tus historias?

-Pésimo, siempre tengo múltiples ideas, pero al final no sé cómo expresarlas en papel. Ojalá tuviera el don de Anne con las palabras. - dijo haciendo que Diana se riera.

-Tranquila, seguro que tienes otras virtudes. Como yo, no soy buena con las palabras, pero sí con el piano. - le dijo tratando de hacerla sentir mejor. - ¿A ver, en qué sos buena?

-Bueno, voy al ballet desde los 6.

- ¡Eso es increíble! - le dijo con gran alegría. - Cuéntame.

-Tampoco hay mucho que contar, solo somos un grupo de gente que se mueve y suda. - comentó haciendo que Diana se riera fuertemente. - Pero me la paso bien, tengo un amigo llamado Hazel.

MY PRETTY LADY |G.B.|Where stories live. Discover now