- Señorita Alfort. - Saludo con una sonrisa arrogante. - Nos volvemos a ver la cara.
- ¿Qué desea? - Pregunta algo asustada, buscando a alguien a mi espalda.
- No está aquí para salvarte. - Replico altivo al conocer el motivo de su ansiedad.
- No necesito que nadie me salve.
- Perfecto, porque nadie lo hará.
- ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué me han sacado de mi celda?
- Necesito espacio.
- ¿Iré a un verdadera prisión?
- No, la verdad es que he cambiado tu condena. Ya no serán 40 años.
- Denme todos los que quiera. Me da igual.
- Te tengo una mejor propuesta. - Digo divertido.
Chasqueo los dedos y un sirviente entra en la escena, sosteniendo una bandeja con té.
- No soy bueno para predecir el futuro, pero si de algo estoy seguro es que morirás hoy.
- Emily no permitirá eso.
- ¿La ves aquí? ¿Tienes algún poder que te permita ver más allá? - Espeto caminando, acechando. - Ella no tiene porque enterarse, podría ser nuestro secreto.
- Tengo derechos. - Alega asustada.
- Tus derechos terminan donde yo lo decida. - Me acerco al sirviente. - Ahora tienes dos opciones, puedes tomar el té o morir de una forma más ingeniosa.
- ¿Son adelfas? - Pregunta nerviosa.
- Lo descubrirás cuando lo tomes.
La mujer llega hasta nosotros, mirando con duda ambas tazas para luego me observarme a mi.
- Toma la que desees, las dos contienen lo mismo.
Con un pronunciado temblor escoge una, la lleva a su boca y bebe apresuradamente, dispuesta a no dejarme disfrutar de su temor.
- Emily es solo una niña insulsa que supo meter en su bolsillo a hombres poderosos. - Acusa con odio.
La provocación llena mi sistema de ira, pero aún así no le permito ver cuanto me molestan sus palabras.
- Te va a odiar cuando sepa que me has asesinado.
- Yo no he hecho nada en tu contra. - Replico con desinterés. - Tú tomaste el té por voluntad propia.
- ¿Y ahora qué? ¿Esperaras que haga efecto para disfrutar de mi agonía?
- Ese es un plan extremadamente aburrido y yo soy un hombre de acción.
Tomo la otra taza y la llevo a mis labios, probando el asqueroso té. ¿Cómo alguien puede beber esto?
- Siempre he odiado esta bebida. - Afirmo con desagrado.
- ¿Has tomado el té? - Dice con asombro.
- Me alegra que tu mente haga tan excelentes deducciones y te felicitaría si no fuese algo tan obvio. - Alego con sarcasmo. - ¿Deseas otra taza o con esa es suficiente?
- ¿De qué se trata todo esto?
- Camina. - Le ordeno, omitiendo su pregunta. - No tengo demasiado tiempo. Debo ir por Emily.
- Te ha dejado ¿no? - Inquiere. - Por eso te has envenenado. ¿Tan prendado estás de ella?
- Hablas demasiado ¿Acaso no has comenzado a sentir los efectos del mi poción? - Pregunto con burla.
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El corazón del Rey. [Rey 3]
General FictionLas huellas de un pasado doloroso persiguen al rey Magnus Lacrontte, quien ha levantado murallas para no volver a ser lastimado o traicionado, pero aún así el destino siempre encuentra una manera de burlarse de él, dejándolo en la posición menos ven...
Capítulo 3. Presente.
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