- ¿Sabes que es lo que más me sorprende? - Dice Francis frente a mi.
- ¿Qué? - Cuestiono curioso.
Nos encontramos en la sala central del palacio de Mishnock, tras vernos obligados a asistir a un estúpido baile propuesto por Denavrtiz.
Realmente no iba a venir pero Francis fue bastante insistente con que lo hiciera, supongo quería distraerse del ajetreo palaciego.No tengo demasiado ánimo para bailes y mucho menos después de verme obligado a retirar mis tropas de la frontera y firmar un acuerdo de cese de armas con Sigourney para que mantuviera la boca cerrada y no revelara lo ocurrido en Grencock.
No estoy dispuesto a traerle más problemas a Emily, pues lidiar con el obseso Denavritz es suficiente.
- Lo poco que te demoro tu promesa de no hablar de Emily. - Habla mi consejero,
devolviéndome a la realidad.- No sé me da muy bien lo de cumplir promesas.
- Eso ya lo noté, pero creí que al menos dudarías un día entero.
- Deja de criticarme. - Exijo molesto.
- ¿Y hoy le hablaras o no? - Cuestiona intrigado. - Aún no me has contado lo que sucedió anoche y por lo cual llegaste en la madrugada.
- Y tampoco te lo contaré.
¿Por qué esta tan ávido de información? Mi nueva intimidad con Emily Malhore no es del interés de nadie y mucho menos ahora sé que solo ha experimentado esta clase de cosas conmigo.
- Y claro que voy a hablarle. - Espeto finalmente.
- Excelente noticia pues allí viene. - Dice sonriente.
Me giro de inmediato aún tratando de guardar la compostura, para observarla bajar las escaleras totalmente despampanante.
No puedo creer lo que veo o más bien lo que trae puesto. Es decir, es tal como la imaginaba e incluso más. Sin duda es su noto, su color, su naturaleza.
Aparece con un vestido rojo cubierto con lo que parecen pétalos en la parte superior. Se ve hermosa y tal como lo sospeché, el carmín se ve increíble en ella.
Abro y cierro la boca ante el asombro que me embarga. Creí que odiaba ese color y ahora esta resplandeciente en el.
La manera en que resalta su piel pálida, su cabello oscuro y sus ojos café es deslumbrante. Hipnótico.- Emilia. - Saludo gratamente sorprendido, luego de perder la voz.
- Rey Lacrontte. - Contesta confiada ante el efecto que causó.
- Pensé que ese título ya carecía de sentido entre los dos. - Replico para devolverle el golpe. Sé que esto la hará sonrojar. - El rojo luce muy bien en ti. Creí que no te gustaba.
- Cambié de parecer.
- Eso veo. - Sonrió malicioso. Estoy completamente convencido que lo usa por mi.
- ¡Rey Magnus! - Llama Hurstewn. Uno de mis tantos mensajeros en Mishnock.
- Luego nos vemos, Emilia. - Aviso, dejándola en compañía de Francis. - Te encuentro en el salón más tarde.
Acompaño al sujeto que está haciendo mis envíos hacia la casa Malhore. Vamos hasta la salida del palacio, bajando las escaleras hasta llegar a un lugar reservado.
- El último envió fue entregado correctamente. - Me Informa.
- ¿Quién lo recibió?
- La madre. Intentamos que siempre sea ella, pues suponemos que el señor Malhore hará demasiadas preguntas.
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El corazón del Rey. [Rey 3]
General FictionLas huellas de un pasado doloroso persiguen al rey Magnus Lacrontte, quien ha levantado murallas para no volver a ser lastimado o traicionado, pero aún así el destino siempre encuentra una manera de burlarse de él, dejándolo en la posición menos ven...