Capítulo 11. Presente.

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Advertencia:
Lea este capítulo bajo su propio riesgo y de comenzar, no me hago responsable por la pérdida de su estabilidad emocional por lo que inmediatamente usted me libra de todo culpa por ello.

Magnus.

Al llegar a Cromanoff, los guardias me informan que Gregorie se encuentra en su habitación así que corro a reunirme con él, pues no hay tiempo que perder dado todo el lío en el que estamos metidos.

—Primo. —Saluda cuando me adentro a su alcoba.

—Primo —respondo, yendo directamente a su cama —¿Dónde se encuentra Elisenda?

—Con sus padres, están aprovechando su estadía en Klimward para pasar tiempo con Zachary.

—Es decir que estamos libres de esposas.

—Diría que tengo tiempo para mi pero no es así. Cromanoff esta entrando en crisis por los sucesos de ayer. Hoy me he reunido con el representante del pueblo y me informó que hay un descontento social unánime por la muerte de los guardias.

—Tú eres el rey, Gregorie. Una palabra tuya debe silenciarlos por completo.

—No funciona así. Yo escucho al pueblo, hago valer las leyes y ahora ellos exigen lo mismo de mi parte. El asesinato no esta delegado como castigo en Cromanoff, así que lo que sucedió ayer y esta madrugada es una violación a nuestra constitución. Tienen todo el derecho a estar enojados conmigo.

—Es tu culpa —recrimino —. Por tener leyes tan débiles. Esto no es una democracia, Gregorie, es una monarquía.

—Y será una anarquía de llegarse a crear una guerra civil por esto.

Una guerra civil es lo último que necesitamos ahora, todos mis esfuerzos están dirigidos en encontrar a los Malhore. No tengo tiempo para lidiar con un pueblo enojado.

—¿Qué piensas hacer? —Cuestiono intrigado.

—Mediar, aunque sé que el pueblo no quiere eso. Están enojados contigo. Quieren que pagues de alguna manera y que termine toda relación contigo. No les agradó el hecho que impartieras penas que no cobijamos.

—Es ridículo. Sabes porqué lo hice.

—Y estoy de tu parte. Créeme que no te recrimino, pero debes ayudarme a buscar una solución.

—Modifica tus leyes, incrementa la muerte como castigo a la traición de la corona.

—Lo hice. Me dedique a eso toda la mañana y la reacción del pueblo no fue favorable, tanto fue así, que hay personas que aprovechándose de esa situación.

—¿De qué hablas? ¿Quiénes?

—Se ha formado un sindicato y Athena esta mañana me dijo algo que podría ayudarnos.

—¿Quién es Athena? —Cuestiono confundido.

—Mi doncella —explica con naturalidad —. A la que me pediste despedir.

—¿La llamas con tal ligereza? Yo ni siquiera recuerdo el nombre de la doncella de Emily y sé que su madre ayudó a la mía cuando yo estaba a punto de nacer.

—Eso es porque eres poco empático pero yo no soy así. Así que mejor escucha lo que ella me comentó.

Se sienta a un lado de la cama y toma un cojín para colocarlo sobre sus piernas y apoyar sus codos en este.

—Al parecer hay un reunión con los familiares de los guardias muertos.

—¿Sobre qué?

—Contra nosotros, contra mi. Se dice que los rebeldes de Lacrontte los han contactado para unirse a su causa.

El corazón del Rey. [Rey 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora