Capítulo 9. Presente.

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Emily.

Luena se encuentra ayudándome a abrochar los zapatos, pues Magnus está convencido de que no puedo agacharme para hacerlo por mi misma.

- Aún estamos a tiempo de arrepentirnos y decirle a Gregorie que no iremos. - Habla mi esposo, mirándose en el espejo.

- Vino en persona a pedirnos que fuésemos los padrinos de Zachary, así que no podemos hacerle tal desplante a tu primo.

Escogí para esta noche un vestido color ocre claro, elaborado en gasa con encaje blanco y bordados, los cuales adornan toda su inmensidad. Esta compuesto por un escote en V que se cierra gracias a una maya en el mismo tono y un cinturón que divide mi cintura y da inicio a la falda espesa.
En esta ocasión quise usar una capa sencilla confeccionada en el mismo material, la cual cubre mis brazos y el escote en mi espalda.

- Estoy consciente de ello, pero no quiero arriesgarte. - Discrepa nuevamente. - Además, siento que ese traje es muy pesado para ti y recuerda que el médico dijo que no te podías mover y solo tenías que...

- Quedarme allí respirando. - Termino por él ese mantra exagerado que ha estado repitiendo toda la semana. - Es gasa, Magnus. Es una de las telas más livianas que existen.

En estos días ha estado más paranoico que de costumbre. Solo he comido puré de vegetales y cosas relacionadas porque quiere seguir al pie de la letra todas las indicaciones que nos dieron. Ha estado leyendo sobre los dolores pélvicos normales del embarazo y monitorea las horas en las que debo tomar medicamentos.
Cuando no esta trabajando me sigue a todos lados y me ha pedido no usar vestidos que resulten pesados de llevar.

- Te recuerdo que el médico nunca dijo eso. Solo advirtió que debía guardar reposo.

- Para mi eso es lo mismo.

Mientras discutimos, Luena se aproxima a tomar la corona que he escogido para esta noche, la cual consiste en una delicada pieza de oro con pequeñas flores color crema, perlas y diamantes. Todo dispuesto estratégicamente para ser discreto y femenino.
La coloca sobre mi cabeza con cuidado para no arruinar el peinado que hemos elaborado. Y en verdad me alegra mucho que ya este junto a mi nuevamente, pues se ha convertido en mi mano derecha.

- Luce espléndida, majestad. - Halaga mirándome a través del espejo.

- Es mi esposa. - Interviene Magnus. - Es su deber igualar mi nivel de belleza.

- Me casé con un narcisista. - Comento con ironía.

- Te casaste con quien debías. - Expone, abrochado los botones de la manga de su camisa. - A veces creo que debo pedir disculpas a la mayoría de personas que están allá afuera.

- ¿Tú pidiendo disculpas? ¿Por qué?

- Bueno, es obvio que deben existir un montón de personas poco agraciadas en el mundo pues tuvieron que negarles belleza para dármela a mi y poder crearme.

- ¿Estas diciendo que esas personas son así por tu culpa?

- Por supuesto, y es que ser hermoso no es fácil, Emily. Porque todos los días te tienes que ver mejor que el anterior.

- Estas demente. - Me burlo.

- A veces me miro al espejo y me pregunto ¿cuánto tiempo se tardaron creándome? Porque tanta perfección debió llevar tiempo.

El corazón del Rey. [Rey 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora