Capítulo 12. Presente.

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Magnus.

Me detengo a escucharlo, respirando profundo al entender de que se trataba el obstáculo y rápidamente me cuestiono como el intento de rey pudo superarla. No confío en su inteligencia.

Camino al interior, encontrándome con un salón amplio pero vagamente iluminado con velones amarillentos a los costados, paredes grises a medio pintar, un techo que da la impresión de caer sobre nosotros en cualquier momento y un montón de bancos de madera esparcidos por doquier.

De inmediato reconozco a Gregorie por la placa cromada en sus zapatos y tras la sugerencia que nos dio, decido ir al lado de Denavritz.

El salón comienza a llenarse rápidamente con personas de velos oscuros, los cuales varían en su tono. Sin embargo, podrías cerrar los ojos y creer que estás completamente solo debido al increíble silencio que me rodea.

—Buenas tardes —inicia alguien minutos después —. De ante mano les agradezco el que se hayan interesado en nuestra causa a tal punto de asistir a esta reunión. Sabemos que la monarquía Cromanense causó la muerte de guardias aún cuando no está estipulada esa pena en su constitución y todo debido a su primo, el rey Magnus. Sin embargo, aquí no vinimos a mencionar todos los atropellos que el soberano Lacrontte ha cometido pues nos llevaríamos toda la tarde en eso, nuestro único propósito es detenerlas por completo.

—¿A que se refiere con detenerlas? —Cuestiona un hombre del público.

—Hacerle entender que no está por encima del pueblo. Somos Lacrontters y vivimos en una dictadura, nos tenemos que someter siempre a los caprichos de nuestro rey, quien nunca tiene en cuenta nuestra palabra y eso ya nos cansó.

Debo tomar todo mi autocontrol para no saltar sobre este hombre y arrancarle la cabeza. Por el contrario, estoy colocando toda mi atención en reconocer voces, quiero ver si quienes hablan son personas de mi gabinete, gente con la que he interactuado, pero no reconozco a nadie hasta el momento.

—Queremos derrocarlo y si ustedes se unen a nuestra causa, su rey también entenderá las consecuencias de convertirse en un dictador.

—¿Cómo podríamos ayudarles?

—Necesitamos un ejército y en Lacrontte es difícil encontrarlos. Todos temen a Magnus y no están dispuestos a traicionar la monarquía porque conocen sus consecuencias, así que la mayoría de nuestros aliados son Mishnianos que han emigrado, no obstante este golpe no se puede hacer con unos cuantos y para eso están ustedes aquí. Buscamos reclutas que estén dispuestos a liberar a su pueblo, hacer que se nos escuche, que no se nos ignore u obligue a callar para conformarnos con los que nuestros dirigentes quieren para nosotros. Vamos a acabar con los atropellos, con la sumisión de un pueblo que se mantiene en silencio por miedo a luchar, avanzar y darle a todos lo que se merecen, hacerle entender a los soberanos que no están por encima de nosotros y si, les damos poder pero no para que nos pisoteen a su antojo.

¡Malditos Mishnianos! Aborrezco el día que los acogí en mi reino. Quise ayudarlos a salir de la inseguridad que tenían en su reino, fui hasta ellos y escuché sus necesidades, Emily ideó estrategias para ayudarlos y así es como nos pagan.
Juro por mi vida que los echaré a todos de Lacrontte sin importarme nada, los desplazare sin piedad alguna.

—Todo esto por las muertes ¿no es así? — Me sorprendo al escuchar a Denavritz preguntar a mi lado. —Lacrontte y nuestro reino tiene buen capital para brindarnos una vida digna, pero el propósito de la rebelión es por las muertes de personas inocentes a manos de la monarquía.

El corazón del Rey. [Rey 3]Where stories live. Discover now