VIII

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El día en su oficina estaba yendo bien. Con los últimos arreglos para la nueva colección por fin tendría un respiro.

O eso pensó al oír como se abría la puerta de su oficina.

- ¿Me vas a decir quién es el responsable de tu sonrisa?

- Nadie en especial, Jihyo. - suspiro acomodándose en su silla. - Ajá y yo soy la reina de Inglaterra. Ya anda cuéntame, te juro que no le diré a Jeong.

- Enserio no es nadie.

- Si no fuera nadie especial no hubieras llegado tarde hoy. - Nayeon iba a decir algo pero nada salió de sus labios. - ¿Entonces me dirás?.

- No sé si es correcto lo que siento por ella. La verdad es raro.

- ¿Ella? Un momento... ¿Estás hablando de Nina?.

- Es Mina. Y si... Estoy hablando de ella. - suspiro. - ¿Está mal que me guste?.

- Pues no... Solo no esperaba que en verdad te gustará. - Nayeon enarco su ceja sin creer lo que había dicho Park. - Osea si creí que te gustará una chica, pero no creí que ella.

- Soy un desastre.

- Solo tienes miedo, o eso supongo. - rasco su cabeza tratando de procesar la situación. - No tengo miedo, es solo que...

- No esperabas conocerla de esa forma. - asintió. - ¿No crees que te estás haciendo daño?.

- No.

- Explícate.

- Ella termino con Jinyoung hoy, de hecho quiso que la acompañará para que viera.

- Ya no entendí, ¿Para que demonios quiso que la acompañaras?.

- Quiero suponer para que pensara que va enserio conmigo. O no sé.

- Eso es raro...

- Ni me lo digas. - escondió su rostro entre sus manos por la frustración. - Pero ahora lo que tengo miedo es de mi madre.

- ¿Porqué su hija no resultó ser hetero?.

- Ajá.

- Pues si se da algo con Mina, dile que ya conseguiste pareja.

- ¿Y si me pide que se la presente? No voy a llegar diciendo; "Mira mamá mi nueva novia, espero no decepcionarte". - termino diciendo con una sonrisa más que falsa.

- Siempre te he dicho que ya no te debería de importar su opinión. Ya eres adulta y se supone que debes de tomar tus propias decisiones, Nayeon. Además, ¿No te gustaría por fin ser libre de ella?. - para Nayeon la opinión de su madre siempre había sido lo más esencial de su vida. Y temía que al decirle cómo era realmente su estrecha relación se fuera por la borda, y tenía razón Jihyo. Ella deseaba ser libre y amar sin importar nada, pero lamentablemente tenía que cargar con un peso mucho mayor. - Por supuesto que me gustaría. Pero... Es difícil de explicar.

- ¿Explicar el hecho que tú madre te controla? ¡Por favor, Nayeon. Ya no eres una adolescente! Por fin tienes tu propia empresa, y sabes más que nadie que ya no necesitas de tu familia. - exclamó molesta. - ¡Ellos ni siquiera estuvieron para ti hace años, solo te quieren manejar como su estúpido juguete!.

- No es cierto.

- ¿Ah, no? ¿Entonces sabes porque tú madre nos odia a mi y a Jeongyeon?. - la mayor la miro confundida. - Ella nos odia porque te ayudamos a ser independiente, y no dejarte influenciar por cualquier tipo de cara bonita.

- No digas mentiras, Park.

- ¡No es ninguna mentira, Im! Tú más que nadie sabe que solo le importa el dinero. - Nayeon se había quedado sin habla ante eso. - Pero bueno... Haz lo que quieras.

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