IV

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Por fin su día en el trabajo termino para la japonesa, lo que significaba que era el momento de ir con sus compañeros de trabajo a tomar algo. Al salir con sus cosas de la tienda, espero junto los demás afuera a su jefa.

Se dio la vuelta al sentir aquel toque en su hombro, para su suerte era Tzuyu.

- Perdón por hacerlos esperar. Es que tuve que arreglar unas cosas sobre la tienda, ya sabes sobre las rebajas y eso... -

- No te preocupes. Comprendo - le sonrió dándole confianza. - ¿Nos vamos?.

- Oh, claro. - respondió dándose cuenta de la presencia de los demás.

Al parecer está noche sería un poco larga.

•••

Nayeon se preguntaba seriamente si era correcto decirle a su madre acerca de su orientación sexual. Ya se comenzaba hartar por las múltiples citas que le hacía.

<<Si fuera una chica, no habría tanto problema... ¡Carajo! Debo dejar de pensar así!. >>

Agitó su cabeza al darse cuenta que llegaría tarde al lugar donde estaría el joven que la esperaba.

- Odio esto. - suspiro para comenzar a caminar más rápido.

Al llegar al lujoso restaurante se dió la idea de cómo sería el tipo.

Alto, guapo y sobre todo... Rico.

Enserio odiaba esto.

- ¿Nayeon?. - escuchó una voz detrás de ella. La coreana solo asintió lentamente al ver al joven muchacho. - Disculpa si te asusté. Me llamo Sungjin. - estiró su mano. Nayeon la tomo con duda.

- Lamento arruinar tus planes de esta noche, pero mi madre me insistió en hacer esto. Si sirve de algo, me gustaría invitarte una copa de vino.

- No te preocupes, entiendo que nuestras madres sean un poco desesperantes. Y respondiendo a lo otro, te acepto la copa de vino. - el chico sonrió. - Entonces entremos.

La cena paso bastante bien, por primera vez se sentía así con una de sus citas. Y más que ambos aclararon sus gustos.

Nayeon no había conseguido pareja está noche. Pero si consiguió un buen amigo.

- Lamento que hayas salido con un tipo así. - dijo con lastima Sungjin después de la historia de su amiga. - Ya no importa, odio que todos los hombres sean iguales.

- Tienes razón. Pero tú no tienes la culpa que el no haya respetado su relación con esa chica.

- Eso si. - dijo bebiendo de su vino. - No sé tú, pero creo que lo mejor será irnos. Después veremos qué le inventamos a nuestras madres.

- Me leíste la mente. - río al darse cuenta de la química que tenía con el chico. El pelinegro asintió, para después llamar a uno de los meseros.

- ¿Desea algo más?. - pregunto el joven. - La cuenta por favor.

- Enseguida se las traigo. - dijo para darse la vuelta y perderse entre el lugar.

- Deja que te dé la mitad. - hablo Nayeon apunto de sacar dinero de su cartera. - No es necesario, por esta vez deja que te invite yo. - Im asintió ante lo dicho.

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