VII

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– Me cito temprano y como siempre será la que llega tarde, genial. – se quejo acomodándose su gorro. – Se nota lo que me dijo ayer... "Me gustaría verte", ajá si como no, si tantas ganas tuviera no lle...

– ¿Se puede saber ahora de qué te quejas?. – guardo silencio en cuanto vio a la castaña arrastrando la silla frente de ella. – D-de nada. Yo no me quejaba de nada, tú estás alucinando.

– Ajá.

– Hablo enserio... Pero como sea, ¿Para que querías verme otra vez?.

– Solo quería verte. – la japonesa soltó una pequeña risa. – ¿Segura que no es por el trato?.

– No. Ya te lo dije, solo quería verte y ya.

– Y los burros vuelan. – contesto cruzándose de brazos. – Los burros no vuelan. Además se nota que sigues sintiendo algo por el, así que dejare de insistir, no quiero salir lastimada por una niña que no sabe lo que quiere. – Mina no supo que decir, las palabras habían sido tan duras que sintió como si le hubiesen atravesado una navaja a su corazón.

– ¿No hablas enserio,Im?. – algo muy dentro de ella creía que la coreana bromeaba.

– Hablo enserio. Hasta que me demuestres realmente que estás dispuesta a intentarlo conmigo volveré a insistir, mientras no.

– ¿Y porqué piensas que siento algo por el?

– Por tus ojos, aún me miras  como aquella vez en el restaurant. Solo dime... ¿Por qué sigues con el? Es obvio que te será infiel todo el tiempo. – la japonesa solo miró su taza, al parecer su contenido era más interesante que otra cosa. – ¿Mina?.

– Y-ya no sigo con el, porque antes lo hizo... Le creí que sería la primera y última vez que lo haría... Hasta esa vez... – miro a la mayor, la cual solo estaba sería. – Todos me dijeron que lo terminará, que se volvería a repetir, yo les dije que era mentira que el me "amaba". Pero como siempre me equivoqué, el me vio la cara de idiota. – se sorprendió al sentir la mano de la mayor en su mejilla.

– No merece tus lágrimas. El idiota es el, no supo valorar alguien como tú.

– No digas mentiras, Nayeon. No necesito tu lastima para que me hagas sentir bien.

– Pero no es ninguna mentira. – Mina miro sus ojos. – Por el poco tiempo que hemos hablado, me di cuenta que eres todo lo contrario de lo que pensé.

– Gracias. – sonrió tomando la mano de la mayor.

•••

– Sabía que me vendrías a buscar, – Mina se incómodo por el abrazo del más alto. – No tienes idea de cuanto te extrañé, amor.

– No vine por lo que estás pensando. – se separó de los brazos del mayor. – ¿Ah, no?.

– Vine a darte esto. – saco de su pantalón una bolsita de tela. – ¿Es el collar que te regale hace un año?. – el no entendía nada.

– Puedes venderlo o no se. Pero ya no lo necesito conmigo. – dijo como si nada. – Te lo di, por qué nos amamos. – la japonesa no pudo evitar reír por eso.

– ¿Dime qué es lo gracioso?.

– Lo gracioso es que dices amarme pero me terminaste siendo infiel. – se cruzó de brazos ante la mirada de confusión del chico. – Como sea debo irme. Hasta pronto, Park.

– ¡Estás con alguien!. – el lo afirmó sin siquiera preguntarle. – ¿De que hablas? Suéltame. – trato de quitar su mano de su brazo.

– ¡Claro que me olvidaste! ¡Si no, no me hubieras dado el collar!.

– ¡Estás loco!. – logro safar su brazo del agarre. – ¡Lo que haga ya no te debe de importar, imbécil!.

– Sabes... Aún me duele tu golpe. – señaló su entrepierna. – Debes por lo menos recompensar tu acto.

– ¿Así y cómo?.

– Regresa conmigo.

– Ay Dios... – suspiro la pelinegra antes de hacer una locura. – Los dos sabemos perfectamente que ya no hay nada para recuperar lo que tuvimos, Jinyoung.

– Podemos ir a terapia de pareja. ¿O acaso ya no te importa los tres años que estuvimos juntos?.

– No.

– Pero, Mina... Tú me amas.

– ¡Con un carajo! ¡Comprende que ya no te amo!. – lo empujó por su repentino acercamiento. – ¡Ya no quiero nada que ver contigo!.

– Tú no me puede ter...

– ¡Señorita, no puedo estar más tiempo aquí, si no nos vamos me darán una multa!. – Mina agradecía que el taxista interviniera en la discusión. – ¡Ya voy, solo espere un segundo!.

– Mina por favor, piensa las cosas. No podemos tirar todo a la basura.

– Mira por mi parte todo termino. Si tú no lo quieres entender es tu problema, no mío.

– Mina...

– Adiós. Y no quiero que me hables. – comenzó a caminar hacia el taxi. – ¡TÚ SIN MI NO ERES NADIE, MYOUI!.

La menor solo alzó su mano para consecuentemente alzar su dedo del medio.

– ¡Métetelo por el culo!. – fue lo último que grito hacia el coreano.

Jinyoung se sentía bastante humillado. Que ni siquiera se atrevía a levantar su vista.

– ¿Para que hiciste que te acompañará?. – pregunto Nayeon sin creer lo que había visto. – Para que entiendas que ya no tengo algo que ver con el. Por eso te traje.

– Disculpe que la interrumpa, ¿Pero dónde desea que las lleve?. – hablo el conductor sin quitar la vista de su camino.

– A la estación Gangnam, por favor. – respondió Nayeon viendo como la actitud de Mina había cambiado drásticamente. Ahora se veía muchísimo más tranquila de lo normal.

– Gracias por el viaje. – el chófer solo sonrió arrancando en auto.

– ¿Y bien?

– ¿Qué?

– ¿Para dónde te irás, Mina?

– Pues a mi trabajo. – respondió con sus manos metidas en sus pantalones. – ¿Y tú?

– Igual a mi trabajo.

– ¿Entonces luego nos vemos?. – la pobre de la japonesa se volvía a sentir como una adolescente frente a Nayeon. – Por supuesto.

– Entonces me voy, luego te mandó mensaje. – se despidió con un beso en la mejilla. – Ahora si me voy, si no llegaré tarde.

Cuando vio que Mina se había alejado lo suficiente de ahí no pudo evitar sonreir. Por fin la japonesa estaba soltera (aunque desde el incidente ya lo estaba) y ya la podría conquistar.

Bueno deseaba que su madre no se metiera en sus planes.


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