♥ La Boda ♥

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Dedicado a: MariaLourdesFines


                         ~La respuesta es AMOR no importa cuál sea la pregunta~





Disfrutar el momento sonaba ideal y tentador sobre todo cuando vio la mirada oscura y llena de deseo de Alexander, quien a la vez la invitaba a pasar a su casa.

−No creo que sea buena idea, mañana me tengo que levantar temprano.

−No seas mala, solo unos minutos. Muero por besarte y abrazarte.

−Y qué es lo que estuviste haciendo todo este rato mientras estábamos en la fogata o mientras caminábamos?

−Es diferente, no podía besarte a abrazarte como deseo enfrente de los trabajadores o sabiendo que alguien puede vernos. Lo que menos quiero es darle ideas a los idiotas que te estaba comiendo con la mirada hace un rato. −dijo él con un poco de enfado.

− ¿Entonces si estabas celoso hace un rato? −pregunto ella riendo, al recordar su cara y al ver el gesto que hizo él al recordarlo.

−No sé de qué te ríes, no le veo la gracia.

−Nunca creí que llegaría a verte celoso −dijo acercándose para besarlo−. Me tengo que ir pronto, solo me voy a quedar unos minutos, así es que aprovéchalos para abrazarme y besarme a tu antojo. −le dijo a Alexander quien sin dudarlo comenzó a devorar sus labios con devoción y casi enseguida le saco a ella su suéter.

−Ey dijiste, que solo serían besos y abrazos? −le reclamo fingiendo enfado.

−Sí, pero me gusta abrazarte sintiendo tu piel. −le dijo al momento en que termino de quitarse su camisa y enseguida se saco la playera. Neyra iba a decir algo más, pero al sentir el contacto de sus pieles, solo cerro los ojos y se dejo embriagar por esa placentera sensación, la cual era inigualable.

Mientras correspondía al beso, Alexander la tomo cintura y al momento de elevarla un poco ello envolvió sus piernas alrededor de la cadera de él, al mismo tiempo que coloco sus brazos detrás de su cuello. Continuaron besándose hasta que él se percató que algo no estaba bien y unas gotas sobre sus hombros lo confirmaron. Trato de separase para verla a la cara, pero ella no se lo permitió, se aferró con más fuerza de cuello antes de esconder su rostro en el hueco de su cuello. Con eso, él no hizo el intento de apartarla; al contrario, la sostuvo con un solo brazo mientras que el otro lo elevo para frotar su espalda antes de sentarse con ella en uno de los sillones de la sala.

−Llora pequeña, si eso te hace sentir mejor, hazlo. −le dijo y espero un momento para ver si ella deseaba hablar, pero ella no lo hizo, solo lloro más−. Bonita, mi amor...dime que es lo que preocupa.

−Por favor no me preguntes, solo abrázame. −dijo Neyra y continúo abrazándolo, deseaba poder decirle Alex creo que te sigo amando y ya no tienes que preocuparte por tener un hijo; porque ya lo tenemos. ¿Te importaría mucho dejar todo y venirte a vivir conmigo, porque yo tengo varios compromisos que cumplir y porque tengo mi vida hecha en el otro lado del país? −pensaba en la posibilidad de ser feliz a su lado, pero los pensamientos pesimistas también llegaron a su mente− ¿Y qué pasaría si no le perdona el hecho que le oculto que tienen un hijo y si en vez de reanudar su relación, solo pelea la patria potestad del niño? Ella tenía estabilidad económica, pero no se comparaba con la de los padres de él.  Ellos tendrían más recursos para pelar y mayor posibilidades de ganar. 

− ¿Porque no me platicas que es lo que te esta preocupando, que es lo que te tiene intranquila?, vamos bonita, habla conmigo.

−No lo vas a entender. −dijo preguntándose así misma si seria capaz de dejar todo para irse a vivir con él, deseaba confiar en él, pero no podía. No creía ser capaz de renunciar a todo por él, aunque lo amara.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora