Nao abrió mucho los ojos, parecía estar entendiendo lo que le acababa de decir—. Si lo dices así, es peor —dijo con una mueca—. Pensé que era porque no quería que se armara un escándalo, dijo que era por eso, que no quería que se preocuparan. Cuando en realidad estaba preocupado por los demás, mas que por él mismo —se pasó una mano por la cara, lo que me hizo pensar que había dejado de hablar de Sakito.

—¿Fue Byou? —Preguntó Reita alzando por fin la mirada, Nao pareció debatirse si hablar o no—. Escucha, podemos no decirle nada a Shou si eso es lo que Sakito quiere, pero si está en peligro tenemos que estar preparados, si le puso un dedo encima.

—Fue peor que eso —dijo Nao finalmente cerrando los ojos, parecía no encontrar las palabras para explicar. Solo que no tenía, lo entendí casi de inmediato.

—Shou tiene que saberlo —dije con seriedad.

—Si se entera, Sakito jamás me lo perdonaría —Nao me miró con pánico.

Reita no parecía haber entendido de lo que hablábamos.

—Eso no importa, para empezar Sakito necesita ayuda —dije rápidamente—. Y Byou no lo hizo solo como un ataque aleatorio por ser uno de nosotros, lo hizo para llegar a Shou. Lo hizo para ejercer poder sobre él, ¿no lo entiendes? ¿Tu crees que lo que Die le hizo a Kouoyu fue solo por él? No, lo hizo porque sabía cuánto me afectaría; no es sexo. Si Shou no lo sabe, Sakito sigue en peligro.

—Te volviste loco —dijo Reita entendiendo por fin—, no creo que sea tan simple...

El teléfono del rubio comenzó a sonar, como un maldito augurio de mala suerte. Solo podía haber dos posibilidades ante esa llamada: todo había salido bien y venían de regreso o todo había salido terriblemente mal. Observé la hora, sabía que la primera opción era la más probable.

Reita contestó pensando lo mismo que yo—. Tora —dijo con precaución.

Lo que pasó a continuación no lo recuerdo muy bien, no recuerdo en qué momento me levanté del sillón y salí disparado al Berlinetta de Reita. Ni siquiera registré cuando mi amigo se subió al asiento del copiloto, solo tenía esta idea en la cabeza y era llegar al hospital. Millones de imágenes repitiéndose en mi cabeza, desde el accidente de Nao hasta la sobredosis de Kouoyu; el miedo arremolinándose en mi estomago que no me dejaba pensar con claridad. Mi cuerpo reaccionaba por mero instinto a los cambios de velocidad, a las curvas en el camino, yo estaba desconectado por completo; la sola idea de pensar que alguien le había hecho daño era suficiente para querer destruir el mundo entero.

Como parte de la gran ironía que era mi vida, el hospital al que nos dirigíamos era el mismo al que habían llevado a Nao después de recibir un choque de un trailer. Parecía que todo se terminaba por repetir, la misma forma en la que habíamos entrado en la recepción corriendo, esperando a que nos dieran noticias de inmediato, la incertidumbre de no saber qué pasaba. Casi me llevé tres sillas por entrar sin cuidado, no me importaba nada, solo el estado en el que Kouyou se encontraba.

Una enfermera nos detuvo antes de que comenzara a gritar por toda la sala de emergencias, con toda la paciencia que su pequeño cuerpo podía contener, nos indicó que habían subido a Kouyou al quirófano apenas había llegado al hospital. Rápidamente nos dijo a qué piso dirigirnos, podía sentir a Reita correr detrás de mi en todo momento, seguro los demás no tardarían en llegar.

En ese largo pasillo que finalizaba en una enorme puerta doble, logré ver a Tora recargado en la pared, Saga y Shou estaban sentados en dos de las tres sillas que se encontraban ahí. Había una sala de espera al doblar a la izquierda pero era obvio que se habían parado ahí esperando saber de Kouyou aunque sea por unos centímetros. Quería derribar cada puerta y cada muro que me separaba de él, aunque sabía que no podía pasar mas allá de esa puerta, no verlo me estaba volviendo loco.

2Fast, 2Beautiful [The Gazette]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin