Capítulo 19

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Necesitando un respiro de la feria y de los niños, Alfred halló un lugar tranquilo en una glorieta de piedra cercana y se dejó caer sobre el banco de mármol. Ya le había dicho a Francis que necesitaba estar solo para poner sus pensamientos en orden, pero le imploro que la pasara bien y se disculpó por el incidente con el Joker. Francis seguía un poco disgustado porque su ropa se había arruinado, pero no pudo culpar a Alfred de todo. Además, estaba un poco preocupado por él una vez que el juego acabó. Los niños seguían divirtiéndose y todos parecían haber olvidado que un Joker estuvo presente.

Recostándose sobre uno de los pilares, Alfred trató de darle sentido a todo lo que había aprendido esa tarde de Peter, el Joker travieso. Algo de eso le ayudó a tener una idea de todo el asunto, pero el resto lo dejó confundido. Aprendió que hubo un encubrimiento en su propio reino respecto a la Reina y Gilbert el Joker estaba involucrado de alguna forma. Además, El Joker le había dado un acertijo peculiar y le dijo que aquello que necesitaba ser hecho era porque tenía que pagar algo que hizo.

"¿Qué hice?"

¿Qué hizo exactamente? Alfred no pudo recordar algo malo que hubiese hecho en su vida. ¿Tenía algo que ver con esa puerta? La niña le había dicho que tenía que detener a lo que estaba detrás de la puerta, que tenía que hacer lo que necesitaba hacerse, y el Joker le dijo que necesitaba pagar por algo que hizo ¿Pero qué había hecho? En su juventud había robado galletas, mojado la cama, hecho rabietas, pero dudaba que esa sea la razón. Cuando creció, montó fiestas que se salieron un poco de control, hizo algunas cosas temerarias y algo más, pero nada de eso sonaba como un problema.

Además, pensó en qué tenía que ver aquella horrible imagen que la niña le había mostrado. Peter dijo que había sido ella la que lo había hecho ¿Pero por qué? Los niños muertos acercándose a él, los ríos de sangre, sus manos manchadas y el hacha. ¿Por qué ella lo mostraría eso? ¿De qué se trataba? ¿Estaba intentando asustarlo... O era una forma bastante desagradable de intentar decirle algo?

"Argh, todo esto me está dando dolor de cabeza", murmuró mientras se inclinaba hacia adelante para rascarse el puente de la nariz.

Mientras intentaba calmar su incesante dolor de cabeza, escucho de pronto una ligera risita sobre él. Por un segundo, pensó que Francis había venido a verlo. Levantó la cabeza y, para su sorpresa, terminó viendo a Arthur, con la luz del sol directamente detrás de él, y estaba sosteniendo una maceta con flores de un rosa brillante.

"¿Qué estás haciendo?", bufó Arthur, que parecía divertido por alguna razón.

Mirando alrededor, Alfred se dio cuenta que estaba de regreso en el jardín y no en la glorieta de piedra, sentado en la banca de madera en la que se sentó antes con Arthur. De hecho, estaba sorprendido de haber regresado tan pronto después de haber pasado por la feria. Si fue la niña misteriosa la que lo mandó aquí ¿Por qué le mostró esa terrible escena con los niños muertos y luego lo trajo aquí?

Arthur continuó soltando risitas. "Luces adorable", rio más fuerte.

Eso sacó a Alfred de su confusión y se ruborizó escandalosamente por el comentario. "¿Qu-Qué se supone que significa eso?".

Arthur señaló su cabeza con una gran sonrisa. Alfred levantó las manos y palmeó la propia, ruborizándose incluso más cuando se dio cuenta que seguía teniendo puestas esas orejas de conejo que Peter le colocó. Se las arrancó y se puso de pie, metiéndolas en su bolsillo.

"E-Eran solo algo que conseguí de la feria", murmuró, intentando que su rostro volviera a la normalidad. La última cosa que quería era que Arthur lo viera luciendo ridículo.

Arthur pareció un poco decepcionado cuando Alfred se las quitó. "¿Cómo estuvo la feria? ¿Entretuviste bien a los niños?".

Alfred se sintió un poco presumido, recordando que prácticamente se había jactado de eso delante de Arthur durante la semana pasada. "Oh, les encantó", declaró, "Los paseos, los juegos, el entretenimiento. Te dije que soy el mejor anfitrión de todos y nunca decepciono". Alfred no pudo resistirse a alardear sobre cómo había resultado la feria, decidiendo no mencionar lo del Joker. Continuó y continuó, empeñado en describirle a Arthur acerca de todo lo que se había perdido.

Exceptis CentumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora