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hola inútiles, pues ya actualice y si no actualizo en otros mil años no se preocupen, Porque estoy bien JAJAJAJAJAA. La verdad es que no he estado teniendo muchas ideas para esta historia, e incluso pensé en borrarla porque no tiene sentido. Entonces me ayudarían mucho si me dicen si les gusta. Y por cierto mi dedo pulgar ya está bien.

(al siguiente día)

Ruel

- No supero.- dice Maia como por décima vez en el día.

- Ya Maia, tranquila.- le hablo desde la cama.

- Es que, Ruel...- se ríe - ¿Cómo qué no sabes saltar la soga?

- Sí sé.- me defiendo.

- No mientas.- trata de verme seria pero no aguanta la risa.

- Bueno, no sé, pero no es que no quiera sino que no puedo.- me excuso.

Aunque era la verdad, no podía, a mis largas piernas no se les daba la gana de poder saltar una soga. Una vez lo intente: me enrede y caí.

- Tú tranquilo, yo me encargo.- viene hacia mi y me para de la cama.

- Necesitamos un soga muy larga.- le digo - Y no tenemos.

- Es por eso querido Ruel, que vamos a ir a comprar.- me sonríe exageradamente y se da la vuelta para ir hacia el primer piso.

- ¡Tu mascarilla, tonta!- grito para que me escuche.

- ¡Está abajo, tonto!- me devuelve el grito.

Bajo y la sigo hasta la salida, ella se puso la mascarilla al igual que yo. Grito que vamos a salir para que mi mamá me escuche, y Maia toma mi mano para salir.

- ¿Vamos a ir caminando?- le pregunto.

- Así es.- me mira achinando los ojos por el sol.

- Pero- ¡Maia!- me quejo.

- ¿No quieres pasar tiempo con tu hermosa novia?- arruga la frente.

Ruedo los ojos y seguimos caminando hacia el centro comercial, supongo. Lo bueno de este lugar es que no hay mucha gente, y que las calles son muy bonitas, casi en todos lados hay áreas verdes. Maia balancea nuestras manos mientras caminamos.

- Ruel, ¿Alguna vez haz pensado en irte de Sydney?- pregunta mientras apoya su cabeza en mi hombro.

- No, me gusta aquí.- respondo sin darle mucha importancia - ¿Por?

- Nada. Es solo curiosidad.- mira hacia otro lado.

- ¿Curiosidad?- pregunto no muy convencido - No parecía curiosidad.

- Era solo eso.- dice.

Siento que la cagué, ¿Dije algo mal? No que yo crea, en un futuro me veo con ella, no pienso ni quiero dejarla por nada en el mundo, si ya me fue difícil conquistarla, no pienso soltarla. Pero no la entiendo.

- Maia...- suelta mi mano.

- Tu las traes.- interrumpe y se suelta a correr.

Me quedo parado un momento tratando de analizar las cosas, hasta que ella se voltea a verme y se cruza de brazos.

- ¡Que tu las traes!- grita y vuelve a correr.

La persigo, y ella se mete por la hierba, Maia es muy rápida, aunque se cansa mucho.

- Que lento Ruel.- me dice desde lejos.

Me quedo mirándola y sigo corriendo para alcanzarla. Cómo dije, se cansa muy rápido, sus pies parecen descordinarse haciendo que se caiga. Creo que ella sabía que se iba a caer por eso se metió a la hierba, para que no le doliera tanto. Aún asi me preocupo y corro hacia ella.

𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐚𝐧 𝐃𝐢𝐣𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora