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Nunca había escrito algo tan triste. Hola trini, sé que no te haz sentido bien hoy, así que te dedico este capítulo aunque no sea tan alegre y recuerda que eres hermosa y no necesitas compararte con les demás, te amo. Todes díganle a trini que es hermosa, porque necesita creerselo.

(al siguiente día)

Maia

Me encuentro en una camioneta, con una chica a mi lado, su cara está borrosa, ambas estamos riendo pero no sé de qué, todo se siente muy lejano, como si mi alma estuviese fuera de mi cuerpo. La chica de cabello ¿rubio? sigue riendo, y me voltea a ver, entonces pasa...

Todo en cámara lenta, como si de una película se tratase. Ella no puede, o más bien es demasiado tarde para mover el volante y evitar el choque, cuando el carro estampa contra el nuestro, vidrios directo a la piel, la bolsa de aire golpea, volteó a ver a la rubia, quién se encuentra aplastada...

— ¡Coco...!- grito con todo mi ser, pero ella simplemente no se mueve — ¡Coco!- de nuevo intento, me voz suena como si me estuvieran asesinando, pero ella simplemente no reacciona, lucho para salirme de aquí, pero no puedo.

— ¡Coco! ¡Quédate conmigo! ¡Coco!- grito tras grito.

Pero... ¿quién es Coco?

— Ah.- levanto de un sueño como si me estuviera ahogando. Abrir los ojos dolió y más por la luz. La cabeza me va a explotar, la siento vacía, no sé ni en dónde estoy, o cómo me llamo.

— ¡Doctor! Despertó.- oigo a alguien decir, se me dificulta entender lo que sale de su boca, solo no lo entiendo.

Siento que alguien me toca, entonces abro los ojos, y veo a un señor con bata blanca. Lo veo asustada y parece decirme algo pero simplemente no le entiendo, es como si hablara en otro idioma.

— Vas a estar bien.- habla y le alzó los hombros en señal de que no capto— Oh sí, ya podrás entender las palabras cuando tú cerebro las recuerden, eso es algo que no podrás olvidar.- balbuceos y más balbuceos.

El señor me examina, y me apunta con una luz en el ojo, y luego posa su dedo en mi muñeca y apunta algunas cosas.

Pasó una hora desde que estoy dormida con los ojos abiertos, la enfermera ha estado ayudándome a limpiar mis dientes y asearme con paños humedos. Es ahí cuando dejó de escuchar todo con eco, cuando el "pi" que escuchaba al despertar desaparece y escucho el aire y bulla del lugar, por lo que veo y por sentido común sé que es un hospital.

— ¿Cómo me llamo?- le pregunto a la señorita, y ella suelta una risita tierna, cuando sale del pasillo y deja a entra a un chico, alto, muy alto, de cabello rubio, que parecen páginas de libros, pero no lo recuerdo.

— Hola.- me sonríe tímidamente y la enfermera se va dejándome sola con lo que es un completo desconocido para mí.

— ¿cómo me llamo?- vuelvo a preguntar.

— Tu nombre es Maia, Maia Meyer.- el chico habla ye dejo apreciar su voz, una muy bonita — Tienes 20 años, y tus papás están en Italia, porque hay una pandemia mundial...- el rubio sigue hablandome sobre mi vida, pero es mucha información para una persona que recién ha despertado, y mi cerebro que siento que no funciona no puede aguantar tanto.

Él me recuerda a alguien, a alguien que ví por última vez. Sus ojitos lucen rojos, como si hubiese llorado, y también transmiten una especie de tristeza y nostalgia. Él me dice que perdí la memoria por un accidente.

— Yo– yo los siento, no puedo recordarte.- me disculpo, no quiero herirlo.

— Tranquila, no trato de hacer que me recuerdes, todo a su tiempo.- soba mi mano y por instinto la separo, él baja la cabeza y traga duro, no quiero hacerle daño pero no sé quién es y siento la necesidad de desconfiar de todos.

𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐚𝐧 𝐃𝐢𝐣𝐤Where stories live. Discover now