Des-Empolvar

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— He traído un regalo — los cincos hombres reunidos en la sede giraron a verlo, y se acercaron aún más cuando un bulto moviéndose fue lanzado a sus pies.

— ¿Y este quien cojones se supone que es? — Yhun se acercaba al hombre que apenas podía sostenerse en pie, su cara estaba golpeada, de su frente corría un hilo de sangre y temblaba de miedo.

— Un compañero de los de la meta, me lo encontré preparando un lote de droga en el norte y aparte estuvo probándola un poco antes de que llegara, a mí se me fue algo la mano mientras trataba de que me confirmara quien era. Lo siento. —Sacudió su ropa y con la sudadera que llevaba puesta limpió sus nudillos ensangrentados, los ojos de la mafia habían dejado de observarlo para mirar con todo el odio que tenían guardado desde la muerte de Armando.

Gustabo sabía que venía un interrogatorio largo, uno que no llevaría a nada hasta que encontraran el celular, sabía que aquel hombre apenas podía hablar después de toda la droga que él mismo le había logrado a consumir, no podría articular muchas palabras después de los golpes que le dio, ese narco era un chivo expiatorio, un sujeto en búsqueda y captura y condenado a perpetua y si su vida iba a terminar dentro de prisión Gustabo había tomado la decisión que más serviría como un cordero de sacrificio.

La mafia de la meta había aceptado el trato, había aceptado el precio que debían pagar, por todo lo que estaba haciendo, por vender a todos sus compañeros y llevarlos a una trampa sin salida, ese hombre no diría nada porque no sabía nada sobre la banda, no era uno de ellos, y aquel celular en sus bolsillos lleno de información cuidadosamente colocada sería la única fuente de datos que tendrían.

Y todo pasó como era de esperar, aquel hombre estaba ya con unos pocos dientes, un par de dedos rotos, su cara ensangrentada y gritando de dolor, Gustabo sabía que su actitud era moralmente cuestionable que lo que estaba haciendo no era digno para alguien que pertenece a un cuerpo de policías, pero su metodología había empezado a importarle poco, necesitaba ser rápido y conciso, y si era un criminal el que debía caer para lograrlo lo haría y de todas formas lo incluiría en el informe final que le entregaría a Conway antes de su renuncia.

— ¡No habla, es una mierda! ¡Peguémosle un tiro, se lo dejamos tirado en el norte como advertencia y ya cabrón! — Emilio era el más enojado con toda la situación, o al menos el que más había perdido la paciencia luego de un interrogatorio en el que no habían conseguido nada.

— ¿Y si revisamos el móvil? Debe tener algún contacto, algún mensaje. Lo pille desprevenido como un completo imbécil, debe ser igual de gilipollas como para no borrar nada del móvil. — ahí estaba, evitó sonreír cuando comenzaron a revisar el celular, cuando veían mensaje por mensaje.

Gustabo calculaba que a ese momento debieron descubrir el mensaje falso en dónde enviaban la ubicación de la reunión con todo el plantel, la hora exacta de la reunión y cómo debía ir vestido, la sonrisa se formó en las cara de algunos, mientras que los otros ya podían saborear la venganza, la sentían cerca, y Gustabo también la sentía pero no por la misma razón que los demás, si las cosas salían bien esa noche sería el fin de esa puta infiltración que tenía su estabilidad mental al borde de un precipicio y a punto de caer en picada.

Un disparo lo tomó desprevenido haciéndolo saltar en su mismo sitio, se escuchó el sonido de un golpe pesado contra el piso y el cuerpo inerte desprovisto de vida comenzando a llenar el suelo con la sangre que brotaba desde la frente, estaba todo listo, y era tiempo de comenzar a prepararse para la batalla.

— Iros a cambiar de ropa, en tres horas más los quiero acá en la sede y partiremos a acabar con esos hijos de puta — Todos asintieron frente a la orden de Xiaomi y Gustabo fue el primero en tomar su coche y salir de aquel lugar.

No tardó en enviar el exitoso resultado de la maroma con el falso rehén, y tras unos segundos la confirmación de que todo seguiría tal como lo pactado agregando que cada cambio en el itinerario que tomara la mafia debía ser avisado.

//**//

— ¿Qué haces aquí? — La voz grave de Conway había roto el apacible momento y la silenciosa charla mental que mantenía con Horacio.

— Lo mismo que usted. — Gustabo no estaba para reproches, no estaba dispuesto a recibir insulto que dolieran de la misma forma como la última vez que se vieron, no quería volver a escucharlo si sólo era ese e tipo de mierda la que iba a salir de sus labios.

Pero no hubo más palabras, sólo el sonido de otra silla puesta al lado de la suya y el de Conway sentándose junto a él mientras ambos compartían la misma vista, el cuerpo de Horacio aún dormido, como si nada lo perturbara, como si nada le fuese hacer daño otra vez, tranquilo, apacible y sereno. Como siempre debería de haber estado.

— Siempre fue como un niño demasiado grande y demasiado rompe bolas— no hubo respuestas, pero Gustabo no las necesitaba, sólo le hablaba al aire sobre los recuerdos que llegaban a su mente.

— Era gracioso cuando el hijo de las mil putas se escondía detrás de mí cuando tenía miedo a pesar de que ya me había pasado de estatura — una sonrisa melancólica y sólo pitidos y una respiración calmada tuvo como respuesta.

— Era un completo dolor en el culo cuando se le antojaba algo y debía conseguirlo, pero el cabrón tuvo la suerte que a mí que se me daba fácil engañar y robar, por eso pudimos mantenernos bien por muchos años. —

— No sé cómo mierda dejé que algo que protegí por tantos malditos años fuera dañado así, de verdad no lo sé, tal vez tenía algo de razón Superintendente, quizás soy peor que una rata. Horacio siempre ha estado conmigo no porque él no pudiese valerse por sí mismo, siempre estuve tranquilo que a donde quisiera ir él me seguiría, él podía seguir su camino solo si quisiese pero en el fondo me aterraba quedarme sólo, ver que podía seguir adelante sin mí, — Gustabo pausó un momento evitando abrumarse por sus propias palabras antes de poder continuar. — Y cuando entramos al CNP me di cuenta que eso estaba ocurriendo, que yo estaba quedando atrás. No soy bueno disparando, eso lo sé, apenas doy el canto como estratega, de todo el tiempo que llevamos como inspectores ni una sola vez he organizado la malla y si me pregunta aún no sé cómo mierda se hace —

— Pero ahora por mi culpa está así... El soplapollas de seguro se está vengando y por eso no quiere despertar. — sus ojos se sentían algo nublados y estaba seguro por lo que era, era esa puta mano tras su espalda que lo acariciaba con cautela.

— Espero mañana tenga tiempo libre, le llevaré información sobre la mafia. —

No esperó una respuesta, no quiso mirar a Conway a los ojos, no quiso ver como es mano quedaba suspendida en el aire ante el abrupto distanciamiento. A Gustabo le quedaba una hora más para cambiarse de ropa, para prepararse y terminar de mover los hilos que aún quedaban por mover y el fin de toda esa mierda estaría justo en las palmas a sus manos. 

****

Anotaciones: Quedan poco para el final. pronóstico que lo
dos últimos capítulos serán un poco más largos que los demás.

Saludos bbs.

Des-Inhibition || IntendentePlayWhere stories live. Discover now