Des-Aparecer

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Su mirada estaba sobre el piso, su ropa lucía sucia, sus cabellos estaban igual de maltratados y aquel rubio brillante se veía opacado por rastros de tierra y mugre, estaba hace más de tres horas sentado sobre el mismo punto, esperando a pesar de que el otro no sabía que se encontraría con su presencia, porque tampoco había querido mandarle un mensaje de que estaría esperándolo, llegar de sorpresa a la puerta de su casa en su cabeza sonaba mejor que establecer un encuentro, porque Gustabo sabía que si lo hacía terminaría no llegando y posponiendo esa reunión.

Su tiempo fuera le había servido bastante poco, el sobre análisis de la situación no le había ayudado ni mierda para sonsacar una solución o alguna idea hacia donde quería llegar, que quería hacer y cómo debía manejar lo que sentía, y toda esta incertidumbre agregada a las esporádicas apariciones de sus ganas de volver a consumir sextasis lo tenían vagando en la ciudad, quedándose en hoteles baratos, bebiendo café desabrido en estaciones de servicio de alguna gasolinera, en ese periodo corto de tiempo escapó de asaltantes y de ser capturado como rehén como pudo y estando en la acera recordó lo sumida que estaba la ciudad en crimen.

Horacio aún no despertaba, su cuerpo parecía estar mejorando, pero sus ojos no se abrían y los médicos a cargo sólo le daban la respuesta de que debía esperar y ser pacientes, cosa que paciencia a Gustabo ya no le quedaba.

Si se preguntaba qué hacía ahí con aquel temple derrotista ni él mismo podría ser capaz de responderse, quería un refugio, quería unos segundos de paz y cuando en su mente rebuscó donde podría encontrar aquello sólo encontró dos momentos, a él y a Horacio dando un paseo en alguno de sus coches y un desayuno con Conway y dada que la primera opción no era replicable debido a su culpa, la única opción que le quedaba era compartir una taza de café entre un sereno silencio.

Gustabo escuchó el sonido de un motor apagarse, una puerta abrirse y cerrarse de golpe, el sonido de una alarma y unos pasos acercándose, por eso no había querido avisar, porque todo su cuerpo le decía que no debía estar ahí que era mejor huir de todos los problemas en los que se había metido y no recurrir al hombre que había logrado observar su fragilidad, pero ya teniendo esos zapatos de un brillante y lustrado negro sabía que ya no había nada que hacer.

— Hola Super — sus ojos se toparon con vidrio negro sabiendo de sobra que lo estaba mirando de vuelta.

— Estaba a punto de ponerte en búsqueda y captura — su tono era frío, Gustabo se avanturaba a decir que hasta un poco cabreado pero suponía que era normal cuando lo había estado ignorando.

— No sabía que me echaba de menos, Conway. Hará que me sonroje.— necesitaba picarlo, romper la tensión, seguir en esa habitual jugarreta de molestar al super como si Horacio no estuviese en el hospital y él no tuviese su cabeza hecha un lio.

— Lo normal si uno de mis agentes desaparece por tres días y no se digna a responder un puto mensaje ni a las putas llamadas. — El rubio celebraba en silencio al escuchar la voz enojada y como el tono de Conway comenzaba a subir de intensidad.

— ¿Me invitaría una taza de café? Por alguna razón las que se sirven en su casa saben menos a mierda —

Conway no le respondió sólo pasó por un costado y abrió la puerta de su casa dejándola abierta como una señal para que el otro ingresara, con la puerta cerrada y la luz de la sala prendida se encontraron ambos en una completa soledad compartida, mirándose el uno al otro esperando por quien sería el primero en hablar.

— ¿Por qué no has ido a trabajar? — él había decido en serlo, Conway tomaba la iniciativa con una pregunta lo más alejada a lo que podría ser el tema principal tanteado el terreno.

— Necesitaba pensar. El CNP me recuerda a Horacio — soltó, truncando la idea de una conversación larga para llegar directo hasta el punto principal.

— ¿Y qué tiene que te recuerde a Horacio? — preguntó.

— Se nota que es policía Conway, tiene una fijación por los interrogatorios. —

— Es una habilidad que uno desarrolla con los años de servicio — La conversación se sentía pesada tensa, algo que Gustabo no quería, no quería la opresión de Conway, no quería seguir en ese estado lúgubre del que había estado escapando.

— Y ya que estamos en modo policía ¿Qué tal si yo hago la siguiente? ¿Por qué pasó lo que pasó en su baño? — Gustabo se estaba autosaboteando, llevándose a sí mismo por caminos que se suponía que no debía transitar o que se había dicho a sí mismo que no debía hacerlo y aquella pregunta tenía sólo dos caminos uno en que no hubiese una respuesta y se pudiese zafar de aquella conversación o donde obtenía la respuesta a lo que se llevaba preguntando desde hace días atrás.

Conway no habló, Conway se mantuvo quieto y callado, era una victoria, o al menos lo hubiese sido si alguna vez hubiese aprendido a cerrar la boca en momentos como ese.

— ¿Vamos a seguir haciendo como que nada pasó? — la había cagado pero si tenía suerte Conway ignorará también esa pregunta y dejarían el tema de lado.

— La primera vez que caíste drogado a mis pies tus ojos me recordaron a Julia y tras un largo tiempo buscando olvidar reaccioné a esos recuerdos de ella — el rubio mordió su labio desde el interior aguantando las ganas de decir algo producto de la molestia que sentía, no quería volver a cagarla, no deseaba dejar salir más de lo que pensaba o sentía.

— Ya veo... — dos palabras de respuesta y un silencio que volvió a sumir, ninguno de los dos se movía seguían en al misma posición casi como en un duelo del lejano oeste esperando por quien desvainaba el arma primero para dar el próximo ataque.

— Mira... no voy hablarte de cosas lindas, quizás no te voy a decir lo que esperas, no te voy a relatar todo como un puto poema de Shakespeare. Tus ojos me recordaron a Julia o eso fue lo que creí en un principio. — prosiguió. 

— Ya me quedó claro la primera vez, no soy gilipollas — respondió sin poder contener el tono molesto en su voz, mientras en su interior se preguntaba porque estaba molesto con las mierdas que había soltado Conway.

— No Gustabo, no estas entendiendo nada. — dio un par de pasos hacia delante de una manera amenazadora sin lograr una real intimidación hacía Gustabo que no se inmutó ni se apartó.

— Entiendo lo suficiente, le recuerdo a ella se le calentó la picha y ya está, pues eso. No hay nada más misterioso que saber, joder — su tono ya había sonado más alto de lo que hubiese deseado y su plan de una taza de café en paz se había ido a dar al caño.

— No, no, no Gustabín. No entiendes ni la puta primera parte. Creí que era porque me recordaban a Julia, pero no, tus putos ojos no se parecen en nada a los de ella. Lo que hace esa puta mirada de chulito que tienes es recordarme algo parecido a lo que sentí cuando ella estaba viva ¡Por eso perdí el control, porque al igual que tú soy igual de gilipollas como para que me pasen estas mierdas sólo con otro igual o más imbecil que yo! — la punta de sus zapatos ya se rozaban, toda distancia entre ellos había disminuido y Gustabo ya no tenía encima la excusa de la droga para lo que estaba sintiendo.

Así como Conway tampoco la tenía para tomarlo de la cintura con firmeza apretarlo contra su cuerpo y comenzar un beso el cual Gustabo respondió llevando sus manos hasta su rostro mientras disfrutaba del hormigueo de labios al ser mordidos, el sabor de la boca ajena que se movía siguiendo sus movimientos, los bufidos de aire caliente que iban a dar contra su rostro y ese olor a perfume amaderado que se colaba por entre su nariz. 

***

Hola a todos espero que estén bien, estén llevando su luto correspondiente con el final de la serie. A mí me sigue doliendo, y probablemente cuando termine este fic escriba un one-shoot Gustacio soft para sanar mí alma.

Des-Inhibition || IntendentePlayWhere stories live. Discover now