Capítulo 39: Meghan

611 41 0
                                    

DECIR QUE TENGO MIEDO es quedarse corta. No me había dado cuenta del terror que siento a no estar a la altura, como ahora.

Me he preparado para este momento, y estaba segura de que lo tenía todo controlado: las respiraciones, las contracciones, los pujos, pero ahora que estoy en la sala de partos, abierta de piernas, y con una de esas batas que no cubren apenas nada, mi miedo se ha extendido, y ahora estoy acojonada.

—Estoy aquí, amor —me dice Josh y me da un beso en la frente.

—Vamos a ser padres, Josh.

—Lo sé, nena.

—No sé cómo hacerlo. Creo que no estoy preparada, aún no —le digo, y me sonríe de esa manera que solo él sabe para hacerme sentir bien, en paz.

—Lo haremos juntos. Te lo prometo.

Y solo con esas palabras ya me siento con fuerzas de comerme el mundo.

Me han puesto la epidural, siento las piernas entumecidas, como si tuviera mis extremidades inferiores atrofiadas, pero el latido del corazón de mi hijo a través del monitor, me hacen olvidarme de ese detalle tan insignificante.

—Señora, Connors, estamos listos, vamos atraer al mundo a su hijo.

—Señora Bennett, soy la señora Bennett —le digo al médico mirando a Josh.

—Meghan.

—¿Qué? En cuanto salgamos de aquí, y me recupere. Quiero ser formalmente la señora Bennett.

—Claro, no hay nada que me haga más feliz, eso y Jarod por supuesto —me contesta y me besa la frente—. Va, conozcámoslo.

El parto dura sólo dos horas, está claro que el pequeño Jarod quería conocer a sus papis, y nosotros queríamos conocerlo a él.

Ha pesado tres quilos y doscientos gramos, ha medido casi cincuenta centímetros, y está sano. Tiene una dulce y graciosa pelusilla de color negro, los ojos más grandes que haya visto jamas, y una naricilla pequeña y respingona. No sé a quién se parece exactamente porque es muy pequeño todavía, pero al menos sé que tiene la fuerza de su padre. No veas cómo ha gritado al salir.

—Es precioso —dice la madre de Josh.

—Hombre, ha salido a su padre, ¿que esperabas?

—Eso que te lo crees tú —dice Lola con una amplia sonrisa—. Él es clavado a su tía.

Parece que han solucionado sus problemas, y eso me hace muy feliz. Josh estaba muy triste desde que se pelearon, y no podía ver como sufría.

Miro a mi marido —ningún papel me dirá lo contrario— mientras sostiene en brazos a Jarod, nuestro bebé. Le hace un gesto a su hermana, y esta sonríe, luego le entrega al pequeño y ella lo coge en brazos y le da un beso en la frente. Se nota lo orgullosa que está de su sobrino.

—Vas a ser un buen padre, Josh.

—Pero solo si tú estás a mi lado, hermanita —le dice Josh a Lola.

—¿Acaso lo dudabas? —le sonríe y se besan—. No voy a perdérmelo por nada del mundo.

—Eso espero.

Mi familia, ahora si que puedo decir que tengo una, la mejor familia que se podía tener. Por fin siento que formo parte de algo, y me siento feliz de ver que, después de tantos obstáculos, por fin tengo motivos para sonreír.

Unas horas después de dar a luz, mi familia política se va y nos deja solos, Josh está sentado en un sillón admirando a nuestro hijo, tiene la nariz escondida en el cuello de Jarod, y aspira su delicioso aroma. Me gusta mirarlos y ver que estas dos personas son y serán las dos cosas que mejor he hecho en la vida. Se me cae la baba mirándolos.

Nuestro pequeño se despierta y parece tener hambre, Josh se levanta y me lo tiende.

—Alguien quiere teta —me dice.

—Lo siento amor, pero ahora no es el momento.

—Que graciosilla. Tú espera a que termine la cuarentena, y entonces veremos si es el momento o no —me dice apoyando su mano en mi pecho para dejar a Jarod bien colocado.

—Ay, mi chico y sus promesas.

—No es una promesa, más bien una advertencia.

Sonrió como una adolescente y Josh me da un piquito en los labios, pero yo le cojo del cuello y profundizo el beso. ¿He dicho ya que me encanta el sabor de sus besos?

Tras semanas de dar a luz, Josh, el pequeño Jarod y yo nos vamos a casa cuando los médicos dan el visto bueno. A pesar de ser un bebé prematuro, sietemesino para ser exactos, los médicos se aseguran de que Jarod esté en condiciones para salir a la calle y a su nueva vida.

Los padres de Josh nos recogen y nos acompañan a casa, y nada más entrar somos sorprendidos por Lola que ha organizado todo de manera que tenga cualquier cosa que necesite a mi alcance.

—Bienvenido a casa, pequeñín, ven con la tía Lola —le dice su tía y lo coge en brazos.

—¿Que es todo esto?

Mi pregunta viene al ver que la cuna y la ropa que aún no habíamos comprado están en su habitación y en su armario.

—Pensábamos que con la cosa de que este granuja llegó antes de tiempo, necesitarías algunas cosas.

No puedo evitar emocionarme, miro a Josh y me sonríe, ¿él sabía esto?

—Pero si nunca te has separado de nosotros, ¿cuándo...?

—Le envíe un mensaje a Lola hace unos días y —me interrumpe—, le pedí que se encargara de todo.

—Gracias, de verdad.

Lola me abraza y yo le devuelvo el gesto, estoy tan emocionada que no puedo dejar de llorar. Y pensar que toda mi vida me he sentido sola, y no me había dado cuenta hasta ahora de que no hace falta tener la misma sangre para ser familia, porque tengo una que es maravillosa.

Después de un rato, Lola y sus padres se van y nos dejan solos. Josh está preparando la cena mientras yo estoy sentada en el sofá dándole el pecho a Jarod.

Levanto la vista y me lo encuentro mirándonos a mí y al bebé.

—¿Qué? —le pregunto cuando lo sorprendo.

—Nada, solo estoy admirando a mi familia. Aún no me puedo creer que seáis reales los dos.

—Pues hazte a la idea de que esto no solo es real, sino que es para toda la vida, acostúmbrate amor —le respondo guiñándole un ojo.

Él viene hasta nosotros y se sienta a nuestro lado, luego me da un beso en la boca y otro en la frente de nuestro hijo, sí, ahora puedo decirlo con todas las letras, Josh y yo tenemos un hijo juntos, y eso no puede hacernos más felices de lo que ya éramos.

De haber sabido que iba a ser tan feliz a su lado, no habría cometido el error de rechazarlo la primera vez.

—Os amo, Meghan.

—Y nosotros a ti, mi amor.

Nos acostamos en el sofá y yo apoyo mi cabeza en su fuerte pecho, él me abraza por la cintura mientras le acaricia la cabecita a Jarod y me besa en la cabeza.

Definitivamente, soy inmensamente feliz.

9 Meses para conquistarte [+18]Where stories live. Discover now