Capítulo 33: Meghan

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POR FIN HE CONSEGUIDO tenerlo encima de mí, bueno, debajo.

Ha sido una dura negociación, pero ha valido la pena la espera. Estoy agotada, saciada y feliz, Josh es un amante excelente, y siempre consigue dejarme satisfecha, en todos los sentidos, pero el sexo es lo mejor de todo.

Hemos hecho el amor en el suelo, sobre los cojines que ha puesto tan meticulosamente para mí, y ahora él está dormido a mi lado. Ha estado estos dos últimos días junto a mí, sin dormir para que yo estuviera bien, y preocupándose de mi salud, y ahora ha caído rendido.

Lo observo mientras duerme, me gusta mirarlo cuando sé que él no se da cuenta, y ahora puedo hacerlo sin cortarme. Es tan guapo, a veces no me creo que esté conmigo, tengo tanta suerte.

Después de los sapos que he conocido en mi vida, este a resultado ser un principe encantado, y me alegra haberme dado cuenta al fin, de que él es el hombre de mi vida.

Le acaricio la mejilla casi sin tocarlo para no despertarlo, él hace una mueca pero sigue durmiendo, y yo aprovecho para mirarlo un poco más.

—¿Me estás mirado mientras duermo? —me dice con los ojos aún cerrados.

—Confieso, me has pillado.

—Pues yo también tengo algo que confesar... —hace una pausa dramática y añade—: Yo también te miro dormir muchas noches.

Me tumbo a su lado, Josh coge mi pierna y la coloca sobre su estómago, luego me abraza y me besa en la frente.

—Te quiero, pequeña.

—Yo también te quiero, Josh.

Le beso en los labios y él me devuelve el beso, abro la boca ligeramente e introduce su lengua en ella, me encanta su sabor, como esta se enreda con la mía en un beso tierno, aunque lleno de fuego y pasión. No pasará de aquí, pues los dos estamos exhaustos y saciados, pero durante un rato nos dedicamos caricias y besos llenos de amor.

Han pasado dos meses desde lo que le pasó a Andrea. Almudena me ha llamado varias veces para contarme cómo está su hermana, y parece que todo sigue su camino. Ella está bien, algo deprimida por la ruptura con Freddy, pero creo que tarde o temprano se dará cuanta de que está mucho mejor sin él. Ese capullo arrogante solo piensa en él, y no en el daño que le hace a los demás.

No he tenido noticias de él, sé que lo despidieron por Mark, que me llama todas las semanas para preguntar cómo me encuentro en el embarazo. Al parecer el director general descubrió que se estaba acostando con su mujer —otra muesca más en el cabezal de su cama—, y lo despidió en el acto. Almudena me ha dicho que su hermana descubrió lo de sus amantes y que yo era una de ellas, pero que Andrea no está enfadada conmigo, sino con Freddy por engañarla, y con ella misma por no darse cuenta antes de lo que hacía su marido a sus espaldas.

Me llamó ayer, y hemos quedado esta tarde, no sé qué quiera hablar conmigo, pero tengo que cerrar este tema para que las dos podamos seguir con nuestras vidas. Yo lo necesito, y supongo que ella también.

Llego a la cafetería donde hemos quedado, y la veo sentada junto a su hermana, Almudena me ve primero y me hace un gesto con la mano.

Esto es muy raro, reconozco que estoy muy nerviosa por la conversación, pero como he dicho, necesito cerrar este ciclo de una vez por todas.

—Hola —digo con un hilo de voz y con la cabeza agachada.

La primera en levantarse en Andrea que permanece seria, me mira y yo levanto la cabeza. No tengo nada de lo que avergonzarme, las dos hemos sufrido, aunque ella eso no lo sepa.

—Hola Meghan, siéntate —me dice Almudena que aparta una silla para que me siente.

—Hola Almudena.

Andrea resopla y se aclara la voz, luego le da un trago a su café, y me mira.

—Antes que nada, necesito saber algo.

—No es suyo —le digo antes de que formule la pregunta. Algo me dice que cree que el bebé que espero es de su ex—. El hijo es de Josh, mi prometido.

—Gracias.

—No me des las gracias, necesitaba que quedase claro que no voy a tener un hijo suyo.

No hace falta aclarar que ya tuve un aborto y que ese sí que era de Freddy.

—Lo siento, sé que estuvo mal lo que hice, y me arrepiento de muchas cosas, pero sobretodo de lo de tu bebé.

—Tú no tuviste nada que ver con eso, Meghan, si lo hubiera sabido antes tal vez... —hace una pausa antes de añadir—: No importa eso ahora. Lo cierto es que algo sospechaba, pero supongo que no quería verlo.

Silencio. Las dos sorbemos por la nariz visiblemente afectadas.

—Aquí el único que tiene que dar explicaciones es Freddy, vosotras sois las víctimas —dice Almudena haciendo que las dos la miremos.

—Tiene razón —le contesto y cojo a Andrea de la mano, por suerte no la aparta—. Asumo mi culpa, y siempre viviré con lo que hice, Andrea, y me arrepentiré siempre de no haber roto con él hace tiempo. Pero creo que estarás mucho mejor sin él.

—Eso le he dicho yo. Y creo que en el fondo ella lo sabe, ¿a que sí hermana?

—Sí, lo sé muy bien —le responde a Almudena—. Pero eso no quita que sea duro descubrir que ha estado años engañándome, no es fácil.

Después de charlar un rato, Andrea visiblemente cansada se despide de nosotras y se va. Cuando nos quedamos a solas, Almudena carraspea para aclararse la garganta.

—Esto le ha hecho bien a mi hermana. Sé que pronto lo superará, y podrá rehacer su vida, gracias.

—Yo no he hecho nada.

—Créeme, lo has hecho. Y pienso que las dos necesitabais esta charla.

—En eso te doy la razón. Saber que no me guarda rencor ayuda, y mucho.

Me pongo de pie, es hora de que yo también me vaya, pero Almudena coge mi mano. La miro confusa, ¿qué más puede querer de mí?

—¿Puedes quedarte un poco más? Me gustaría hablar contigo.

—¿Sobre qué?

—Es algo personal, pero tú mejor que nadie puedes entenderme.

—¿Yo?

—Sí —hace una pausa para darse valor, y lo suelta—. Mi historia es como la tuya, yo también tenía una aventura con un hombre casado, y necesito tu consejo.

9 Meses para conquistarte [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora