ᴛᴡᴇɴᴛʏ-sɪx

5.7K 875 324
                                    

Una picazón detrás de su oreja le hizo despertar de manera abrupta. Casi como un perro se había rascado con algo de fuerza para aminorarlo rápido, lo único malo de todo eso es que sus garras estaban afuera así que se causó una herida no muy grande.

Por suerte tenía la piel bastante resistente.

Gruñó en voz baja mientras se daba vuelta sobre la cama para quedar de espaldas.

Lo notaba ahora, su mente por fin se sentía clara.

Decidió sentarse en la cama para poder observar la hora sobre su aparador notando que eran las 9AM, suficiente tarde para levantarse e ir a hacerse un desayuno.

Aunque todo plan se detuvo al ver la cabellera bicolor sobresalir ligeramente de las frazadas que estaban a su lado.

Por una vez no sobrerreacionó.

Llevó su mano derecha a su propio rostro para retirarse el cabello del rostro, segundos después soltó un bostezo que cubrió con su mano. Aún se sentía algo aturdido pero supone que era consecuencia de mezclar los supresores con el remedio.

Una vez que sus ojos se estabilizaron y la nube del sueño comenzó a alejarse fue que se detuvo por completo en observar el rostro dormido de Todoroki. El asco fue lo primero que sintió al ver toda babeada su cama, pensó seriamente en reclamarle pero pronto alejó ese pensamiento de su mente. De la boca de Todoroki un par de colmillos se asomaban casi con ternura, eran mucho más pequeños que los suyos pero se veían más peligrosos.

¿Ese tonto se podía transformar?

Alzó un poco las frazadas para buscar una cola y así también verle las manos, pero no, todo era normal.

Se volvió a recostar solo que ahora le dio el frente.

Su mano derecha no se pudo quedar quieta por lo que pronto estaba retirando los pocos cabellos que aún cubrían el rostro de Todoroki, sobretodo esa parte de la cicatriz. Tan malditamente fea.

Igual que las suyas, aunque las suyas por suerte no estaban en la cara.

Sonrió un poco al verlo fruncir el ceño al sentir el cabello en su nariz. De buena gente lo retiró por completo de la frente, no estaba siendo muy prolijo pero lo estaba logrando.

¿Por que ese tonto no estaba con mascarilla? Podía contagiarlo.

Se alzó ligeramente sobre la cama para mirar al velador, se suponía que la caja de mascarillas debía estar ahí pero no lo estaba. Bueno, más enfermo de lo que podía estar no se iba a poner.

Volvió a recostarse con tanto cuidado como pudo, instintivamente no quería despertarlo, sabía bien que era posible que ese tonto se haya quedado toda la noche cuidándolo en vela por varios días, y ahora, que se sentía un poco mejor estaba tratando de recuperar horas de sueño.

Gruñó un poco al ver como abría la boca, le daban unas tremendas ganas de darle un golpe de puño al verlo tan relajado.

Pero decidió no hacerlo.

Se sentía tan cómodo observándolo que se irritaba, pero de la misma forma se sentía tan en paz que le encantaba. No podía recordar alguna vez en su vida donde todo le dejara de preocupar, ni siquiera cuando era niño, incluso antes de que su género se revelara siempre estaba su madre ahí jodiendole la existencia.

Frunció el ceño pero pronto lo relajó, el olor de Todoroki le gustaba tanto que de manera instintiva se iba acercando a él, quería poder olerlo mientras la punta de su nariz rozaba con su piel.

Pero tampoco iba a invadir su espacio.

A diferencia de otras veces ahora estaba plenamente consciente de su deseo, estaba plenamente consciente del sentimiento que burbujeaba en su diafragma queriendo estallar en un grito.

Por eso mismo es que conscientemente estaba observándolo en silencio, observando y esperando a que despertara para poder detenerlo.

Un indescriptible deseo de tocar su rostro nació al observarlo con cuidado, por primera vez notó que sus pestañas no tenían el mismo color, por primera vez notó lo delicados que eran sus labios, tan finos, tan claros. Por primera vez notó que Todoroki no parecía ser alguien de ese mundo.

Un escalofrío le recorrió la espina al acercarse un poco más a él.

La sed invadió su boca, el deseo quemó su piel, la avaricia cegó sus ojos.

ー¿Bakugō? ー

Y la voz de un ángel lo trajo de vuelta a la tierra.

ー¿Estás bien? ¿Cómo sientes ahora? ー

Sin querer una sonrisa se escapó de sus labios cuando la tibia mano de Todoroki le tocó la mejilla, quiso cerrar sus ojos pero solo llegó a medio párpado.

ー¿Por qué te quedaste? ー

Preguntó en voz baja, suave, casi muda. Las palabras no querían salir de su boca pero el grito de su alma fue más fuerte, tan fuerte que terminó en un susurro íntimo entre ellos. Momento íntimo que añadió su mano sobre la de Todoroki, solo la dejó ahí, casi queriendo entrelazar sus dedos.

Dedos que fueron entrelazados por Todoroki. 

Le cortó la respiración en un solo segundo. 

ーPorque quiero quedarme ー 

El tono altanero le hizo sonreír, una sonrisa que fue correspondida casi de inmediato por Todoroki. La verdad es que desde que lo conoció no creyó que pudiera tener más expresiones que esa de culo que siempre se cargaba. Pero se equivocaba, y joder, le encantaba equivocarse así, le encantó sentir su propio corazón latir en su pecho. 

ーNo pienso cuidarte si te enfermasー 

Amenazó en voz baja, casi temiendo ser escuchado por alguien más que no fuera Todoroki, pero no, ahí no había nadie más que ellos. 

El temor de expresar sus sentimientos fue captado milagrosamente por Todoroki, ese mismo que estaba dándose cuenta de muchos lados de ese chico que jamás podría haber imaginado en su vida. 

ーNo te cuidé para que me cuidaras Bakugoー Todoroki se inclinó ligeramente al frente, casi juntando sus naricesー Te cuidé porque quise hacerlo ー

Sus respiraciones comenzaron a bajar, la temperatura que creyó que se había ido ahora brotaba desde su mejilla en un tenue color rojo que aumentaba al estar tan perdido en sus ojos. 

Exhaló el aire que sus pulmones no pudieron retener por nervios. 

ーMocoso caprichoso ー 

Y Todoroki rió. Fue la risa más hermosa que había escuchado en su vida. 

ーSeguro no más que túー 

Ambos lo sabían, quizás de manera subconsciente siempre estuvieron ahí, pero ahora, con ellos dos a medio tapar con las frazadas simplemente lo supieron. No pudieron callar más lo que sus ojos revelaban, no pudieron esconder más lo que su olor gritaba, no pudieron negar más los sentimientos que sus corazones burbujeaban. 

Allí, sin trapujos, como los dos adolescentes que eran simplemente cortaron el espacio que quedaba entre ellos para sellar el beso que tanto habían querido darse desde que se conocieron.  

Alfa [BakuTodo]Where stories live. Discover now