La casa de acojida (Parte 3)

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Al día siguiente estaba Luna organizando algunas Sábanas y cobertores pues se acercaba el invierno y quería asegurarse de estar bien provista para que todas sus pequeñas duerman calientitas durante esa época del año.

Junto a Luna estaba Miriam quien muy animada contaba a Luna sobre la maravillosa velada que tuvo con Carlos la noche anterior, hasta que fueron interrumpidas por una tierna vocecita.

"Señorita Luna, he terminado"

Era la Tali quien estaba con su cuaderno de Tareas escolares ya terminada.

Luna se acercó a ella y la guío hacía la pequeña mesita que había en aquella habitación infantil pintada de rosa y adornada con algunas muñecas y peluches.

Luna: Bien, vamos a revisar...

Luna comenzó a revisar que aquellas tareas estén muy prolijas y con buena letra.

Luna: Muy bien Tali, y los acabaste en poco tiempo...
¡Te felicito!
¿Ves que cuando quieres puedes ser muy aplicada?
Te hubieras podido ahorrar los chirlos de ayer...

Tali: Es verdad señorita Luna, tiene razón, no se porque lo hice.

Luna: No te preocupes Linda, ya está todo perdonado, lo importante es que aprendiste la lección, no quiero tener que volver a darle chas chas a esa colita traviesa...

Tali se sonrojo, pues aunque tenía muchas actitudes de una niña pequeña eso no descartaba el hecho de que ya era una adolescente de trece años y le daba vergüenza el que aún necesitaba que le pongan el trasero rojo para mantener un buen comportamiento.

Luna: Y por cierto ¿Cómo sigue esa colita? ¿Aún duele?

Tali: Un poquito (esto dijo sobándose en la parte donde le habían pegado)

Luna: Veamos cómo está...

Luego tomó a la niña y sentándose sobre una de las camas la inclinó sobre sus rodillas, luego levantó su falda y tomando del elástico de sus calzones los deslizó hasta sus rodillas dejando a la vista un hermoso traserito con un tono rosa que aún conservaba unos leves zurcos en relieve productos de los azotes recibidos el día anterior con el pequeño azote hecho de ramitas de abedul.

Miriam se acercó para observar las nalguitas de la niña lo cual hizo que la pequeña se sintiera un tanto avergonzada pues no tenía tanta confianza con ella como con la Señorita Luna que ya se había convertido en una especie de madre para ella.
Sin embargo no dijo nada permitiendo así que Miriam observara pues pensó que no tenía sentido avergonzarse pues ella ya había visto su trasero desnudo el día anterior cuando fue castigada.

Miriam: Aún lo tiene muy rojo.

Luna: Tienes razón, le untare un poco de crema.

Luego abrió el cajón de la mesita de noche que estaba alado de la cama y sacó un bote de crema y comenzó a esparcirla por todo el trasero de Tali acariciando sus nalguitas de manera circular para que la crema penetrara en la piel y así hiciera mayor efecto.

Mientras Luna masajeaba un poco las pompitas de Tali cantaba una pequeña canción: "Sana sana colita de rana si no sana hoy sanará mañana..."

Luego al terminar de untar la crema en las posaderas de la niña le dió una pequeña nalgadita para hacerle saber que había terminado...

Luna: Listo...! Esta crema hará que sanen más rápido. Ya puedes ir a jugar.

La niña se levantó y acomodó su ropa en su lugar, luego le dió un beso en la mejilla de Luna.

Tali: Gracias Señorita Luna.

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