― [10] ; diez

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Después de cenar, Yunho sugirió salir a caminar para, según el, hacer la digestión. Se rió de sí mismo porque era la excusa más patética de la historia, pero quería pasar más tiempo con Mingi. Para su suerte, el menor asintió sin pensarlo.

Todas las luces de la ciudad estaban encendidas. El bullicio de gente disfrutando de la noche llenaba el silencio que se había formado entre ellos. Mingi no podía evitar seguir pensando en la corta conversación que habían tenido sobre relaciones. Quería preguntarle a Yunho si él ya había encontrado a su «indicado» para que lo ayudara a reconocer cuando le pasara, pero la idea de que alguien más haya capturado el corazón del mayor no le agradaba tanto así que prefirió quedarse callado.

—¿En qué piensas?

Sintió su rostro enrojecerse al ver al mayor observándolo con una sonrisa divertida en el rostro.

—En nada —mintió. No sabía si quería sacar el tema otra vez. Yunho pensaría que era raro.

—¿Piensas en lo que hablamos antes, no?

El menor no sabía que Yunho leía mentes.

—¿Cómo lo supiste?

Yunho se alzó de hombros. —Te pusiste... extraño cuando lo mencionaste antes y ahora tienes esa misma expresión.

Mingi no quería que él pensara que era extraño. Tenía muchas preguntas en su cabeza a las que no podía encontrar respuesta y muchos sentimientos desconocidos. Quizás hablarlo con la persona que era causa de todo eso no era la idea más inteligente. O, quizás, era justo lo que debía hacer.

—¿Cómo te das cuenta tu cuando te gusta alguien?

Esta vez, Yunho estuvo más preparado para hablar del tema. Había notado lo mucho que le molestaba al menor y estaba dispuesto a ayudarlo con lo que fuera necesario.

—Suelo tardar en darme cuenta. Pero, si me gusta alguien, siempre trato de estar con esa persona y de involucrarla en todo lo que pueda. Es como una necesidad tenerla cerca. Es raro, pero así es como me doy cuenta —sonrió avergonzado. Dudaba que Mingi entendiera que eso era justo lo que él estaba haciendo en ese momento, pero la sola idea lo avergonzaba.

Mingi asintió, pensativo. Lo que le había dicho tenía sentido: él trataba de estar todo el tiempo que pudiera junto a Yunho. Estaba yendo al vivero cuando no tenía absolutamente nada que hacer allí, simplemente para poder verlo.

—Y también tiendo a ser muy atento con esa persona No puedo evitarlo. Todo lo que haga o diga me interesa —siguió hablando—. ¿Por qué preguntas?

—Quiero descifrar qué es lo que siento.

Había decidido que no aguantaría más el peso de sus dudas por sí solo. Mingi confiaba en que Yunho no lo juzgaría por ello. El mayor, por su parte, sintió su corazón acelerarse esperanzado al escuchar esas palabras.

—¿Qué sientes exactamente?

—Me siento muy atraído a esta persona. A tal punto que no puedo hacer nada al respecto, pero no estoy acostumbrado a eso. Antes, si sentía que alguien comenzaba a interesarme, podía simplemente ignorarlo y olvidarlo —Mingi no lo miraba mientras hablaba, sus ojos estaban clavados en el suelo mientras seguían caminando—. Pero ahora, no hago más que pensar constantemente en esta persona y, sinceramente, me pone nervioso. Todo lo que dice o hace tiene repercusión en mí y si me sonríe siento que podría explotar de felicidad. Y me da muchísimo miedo. Porque me siento débil... expuesto.

Yunho lo escuchaba atentamente. Pocas veces había visto al menor hablar con tanta seriedad y profundidad, y quería apreciarlo a fondo. Todo lo que había dicho era tan lindo que casi no le importaba si la persona a la que se refería no era él; con tal de ver feliz a Mingi le bastaba. Aunque debería superar sus miedos antes.

Cuando el silencio fue más largo de lo que el menor esperaba, levantó la cabeza buscando la mirada del alto. La encontró sobre él, observándolo fijamente. Sintió sus mejillas arder. Habían frenado en una esquina en espera de que el semáforo les permitiera cruzar y así se quedaron hasta entonces, simplemente mirándose.

—¿No vas a decir nada?

—Todo eso que dijiste me suena a amor. Hasta la parte de tener miedo —le respondió—. Si esta persona corresponde tus sentimientos, debería demostrarte que vale la pena exponerte de esa manera a alguien. Así te darías cuenta de que es la persona indicada.

Mingi quería preguntarle si él correspondía sus sentimientos. Si él sentía todo eso también, pero tenía miedo de ahuyentarlo. De arruinar su relación y que Yunho no quisiera volver a verlo jamás.

—Deberías decírselo. Confesarte. Nunca es bueno guardarse los sentimientos para uno mismo, especialmente si son tan lindos como lo que acabas de decir.

Eso debía ser una señal, ¿no?

—Pues... —el semáforo se tornó verde para ellos cuando comenzó a hablar, mas él no se inmutó. Yunho tampoco, expectante a lo que fuera a decir—. Tú me das miedo, Yunho. Tu y todo lo que provocas en mí.

Yunho lo miraba seriamente, como si estuviera analizándolo.

—Y no quiero que esto arruine nuestra amistad. Pero... bueno, fuiste tu quien dijo que debía confesarme —rió, rascándose la nuca. El semáforo otra vez estaba en rojo y Yunho seguía mirándolo—. ¿Puedes decir algo?

—No quiero que tengas miedo conmigo.

Mingi no supo qué interpretar de sus palabras. Siguió mirándolo, tratando de entender si esa era su forma de aceptar sus sentimientos y decirle que le pasaba lo mismo o si estaba diciéndole que no quería que sintiera esas cosas por él. La idea de que lo haya rechazado le hizo doler el estómago. Pero, cuando Yunho tomó su mano en el momento que el semáforo volvió a cambiar y lo jaló para hacerlo caminar con una tímida sonrisa en el rostro, su estómago se llenó de las clásicas mariposas que nunca antes había sentido.

Una sonrisa creció también en su rostro al ver sus dos manos juntas mientras caminaban en una dirección desconocida para él. Por ese momento, dejó de lado sus miedos y se enfocó en la calidez del tacto de Yunho.

『 este capítulo me hizo sentir uwu por dentro.

espero que les guste. 

cam. 』

I LIKE ME BETTER; yungiWhere stories live. Discover now