― [6] ; seis

454 69 14
                                    

―¿No se supone que si esta salida es por mi cumpleaños, tendríamos que hacer algo que me guste a mí?

Mingi no quería sonar irrespetuoso, pero tuvo que preguntar.

Ambos chicos se encontraban en un estudio de danza. Al llegar, el menor sintió una mezcla entre emoción y nervios. Lo primero que vino a su cabeza fue que vería a Yunho bailar por primera vez, y la idea le gustaba muchísimo; sin embargo, algo en la mirada del mayor cuando cruzaron la puerta le indicó que él no sería el único participando de lo que fuera que iban a hacer y eso lo aterró.

―¿Cómo puedes saber que no te gusta si nunca lo has intentado? ―replicó el mayor, riendo cual niño pequeño mientras jalaba al menor a través del pasillo, encaminado a un lugar en específico.

La poca gente alrededor simplemente los ignoraba, salvo alguien detrás de un mostrador en la entrada que les sonrió y le tendió un par de llaves al mayor. Mingi sentía la sangre subirle a la cabeza de tan solo pensar en bailar frente a Yunho, la idea le daba mucho pudor.

Finalmente, Yunho se detuvo frente a una puerta y, con la llave que había recibido, la abrió y una vez más tomó al menor del brazo, jalándolo dentro.

Estaban en una amplia sala de ensayo. Mingi se encontró con su propio reflejo frente a él una vez entró y se repuso de la corrida que el mayor le había hecho hacer; la pared entera estaba cubierta de espejos, desde el suelo hacia el techo. Cuando sus ojos vieron el reflejo de la mano de Yunho aún puesta sobre la suya, tuvo que mirar a otro lado, disimuladamente alejándose de él.

―Aquí practicamos siempre Wooyoung y yo, desde chicos ―comenzó a contarle mientras calentaba. Mingi, en cambio, decidió sentarse contra la pared―. Es como una segunda casa para mí a esta altura.

―Hubiera preferido que me llevarás a tu primera casa a mirar películas o algo parecido ―comentó, haciendo reír al mayor―. No, no, no. ¡Alejate, Yunho!

El mayor ignoró su pedido y se paró frente a él, tomándolo de ambos brazos y tirando para hacer que se parara. Mingi deseaba tener un lector de mentes para descifrar si Yunho hacía esas cosas a propósito o simplemente era así siempre, porque al pararse y tener el rostro del mayor tan cerca necesitaba conocer sus intenciones para saber si su corazón estaba siendo estúpido o no por acelerarse en ese momento.

―Te traje hasta aquí para que pruebes algo nuevo, así que no te quedarás ahí sentado, ¿de acuerdo?

Tuvo que tragar saliva con fuerza, una vez más alejándose avergonzado de él. Yunho mantenía la sonrisa plasmada en su rostro; se estaba acostumbrando a la imagen del menor nervioso y sonrojado, y le gustaba más de lo que admitiría.

―¿Por qué creíste que esto sería una buena idea?

Yunho se alzó de hombros, riendo una vez más, y, sin responderle, le indicó que lo imitara para que empezaran a calentar. Mingi se sorprendió al ver la flexibilidad del mayor, a cada segundo convenciendose más a sí mismo que había sido un error aceptar su invitación secreta. «Es una sorpresa ―le había dicho Yunho―, pero te encantará», Mingi dudaba profundamente de sus palabras en ese momento, sintiendo sus músculos gritarle al intentar copiar las acciones del mayor. 

Una vez terminaron ―luego de demasiados minutos según Mingi―, Yunho se alejó y encendió los parlantes, dispuesto a conectar su celular y finalmente mostrarle al chico todo lo que se estaba perdiendo. Mingi no reconoció la canción cuando comenzó, pero no pudo prestar más atención e intentar identificarla pues, en cuestión de segundos, Yunho se había transformado y se encontraba en el centro de la sala, acaparando todo el interés del menor. 

I LIKE ME BETTER; yungiWhere stories live. Discover now