Ella no merecía eso.

606 54 2
                                    

~
Me levanté muy temprano. Debía estar a primera hora en el estudio. Intenté hacer el menor ruido posible pues Caroline aún dormía. La observé por un momento. Quería decirle lo mucho que la amaba, pero no tenía tiempo. Tomé el libro que ella me había regalado. Acaricié su rostro y le di un beso en la mejilla antes de marchar.

Conduje con un gran dolor en el pecho hasta el estudio. Cuando llegué Ringo y John estaban fumando afuera. Los saludé y al rato llegó George. Entramos al estudio.

No podía dejar de pensar en Caroline, en todo lo que estaba pasando entre nosotros. Pero era por su bien. Lo mejor era mantenerla apartada. Paré de seco de tocar la guitarra de George y comencé a escribir. Luego continúe y acompañé con el canto.

—Suddenly, I'm not half the man I used to be. There's a shadow hanging over me. Oh yesterday, came suddenly—canté. Suspiré y dejé la guitarra a un lado—. Me odio a mi mismo por lo que le estoy haciendo a Caroline —solté con un gran bufido.

Me hice hacia atrás, y llevé mis manos a mi cabeza. Los chicos guardaron silencio. John me observó.

—¿Qué le estás haciendo? —preguntó él—. No la estarás engañando ¿verdad? —apretó los dientes y cerró su puño.

—¡No! —me puse de pie—. Nunca le haría algo así —me alteré.

—No seria novedad en ti, amigo —dijo George calmado—. Antes era habitual.

—Sí, lo sé. Pero yo la amo y no sería capaz de hacerle algo así.

Tomé asiento nuevamente. Me paré de un salto y me dirigí a la puerta.

—¿Dónde vas?

—Tengo que hablar con Brian.

Caminé a paso rápido. Brian estaba hablando con George Martin. Lo llamé con un gesto y él se acercó.

—Necesito  irme temprano hoy.

—¿Qué? Pero...

—Brian es una urgencia. Si no fuera importante no te lo pediría.

Brian me miró dudoso un momento y luego asintió.

—Lo más temprano es a las 20:00.

—Está bien. ¡Gracias, Eppy! —Le di una palmadita en la espalda y salí corriendo.

Llegué donde los chicos y corrí al teléfono. Ellos me miraban. Comencé a marcar.

—Contesta...

—¿Diga?

—¿Lucy? Hola! ¿Está Caroline?

—Hola, Paul, no... Ella acaba de salir a almorzar. Volverá más tarde.

—Oh...está bien... ¿Puedes decirle que me llame? Por favor.

—Por supuesto.

—Muchas gracias, Lucy, adiós.

Colgué.

Miré a mis amigos. George dejó su instrumento a un lado y se puso de pie.

—Ya es hora de almorzar. —Se tocó el estómago—. Mi estómago me lo dice.

—Según tu estómago, cada diez minutos es hora de almorzar —se burló John.

—Muero de hambre —dijo Ringo—. Vamos a comer algo.

No quería apartarme del teléfono. Lo miraba como si de un momento a otro fuera a sonar.

—Vas a quemarlo —dijo John.

Words of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora