¿Celos? Parte 2

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No dije nada. Solo lo miré y finalmente asentí.

—Caroline, lo siento, no debí haberte alzado la voz...—Se acercó a mi. —Yo...estaba muy molesto ayer. 

—No me digas...—dije irónica.

—Muy bien.

Tomó dos sillas y las puso frente a frente. Tomó mis manos y me sentó, él se sentó enfrente.

—Fui un idiota. Pero puedo explicártelo. No me gusta ese tal Brad, ni la forma en que te miraba, ni como te tomó de la cintura...—Comenzaba a apretar los dientes.

—Bueno, ese tal Brad, me acompañó cuando tu estabas con tu nueva amiguita Jane.

—Caroline, tú te fuiste...

—Claro, si entre tú y Jane, yo sobraba —dije molesta. —Sólo estorbaba así que decidí apartarme.

—Sólo conversé con ella.

—Ella no estaba interesada en conversar Paul, te estaba coqueteando —rodé los ojos.

Paul me miró y luego sonrió.

—¿Caroline, estás celosa? —preguntó él.

—¡No! ¿Cómo crees? —pregunté molesta, no molesta porque fuera mentira, si no porque era verdad. Intenté sonar lo más complincente. —Celosa yo...—chasqueé la lengua y me crucé de brazos. —No tengo porqué, tú y yo no somos nada.

Paul borró su sonrisa de la cara y se acomodó en la silla.

—Yo sólo lo digo porque ambos prometimos poner de nuestra parte en esto y tú no ayudas si ves que Jane te coquetea y no haces más que seguirle el juego.

—Tú permitiste que Brad te trajera a casa —soltó él. —Te vieron salir con él, yo estuve con Jane dentro del recinto.

—Brad se ofreció a traerme, eso fue todo. No entiendo porque te comportaste de tal manera anoche, al fin y al cabo no importa si estamos en privado.

—A mí sí me importa Caroline.

Paul poso sus ojos en mi, pude ver algo en él, en su mirada que indicaban una completa sinceridad.

Lo miré. Él suspiró y luego habló nuevamente.

—¿Quieres saber por qué me importa? ¿ Por qué no noté que Jane me coqueteaba? ¿ Por qué me puse tan celoso de Brad?

Yo callé. Sólo lo observaba. Paul parecía nervioso pero tomó valor y continuó hablando.

—Reaccioné así porque me gustas, Caroline. —Yo quedé sin palabras mirandolo. —Me gustas. Te quiero. Te amo. Eres en la única en quien pienso Caroline, no me importan las otras chicas y quizás a ti no te importe, pero sí, cada vez que otro chico te mira de alguna forma o te toca, por dentro me muero de celos. Y...sí, lo admito, me puse celoso ayer.

No supe que decir. No obstante sentí un gran alivio por dentro. Paul se había acercado un poco más a mí. Yo seguía sin habla.

—Es la razón por la cual fui un idiota contigo cuando todo comenzó, porque no me quería enamorar, pero cada vez me resultó más imposible no ser atento contigo, no ponerme celoso y seguir ocultándote todo esto. —Me miró. —Caroline, te amo.

—Paul...—logré decir. —No...esto... no está bien. —En ese momento quería llorar, gritar, abrazar a Paul, reírme de mí, mas me quedé quieta.

—Lo sé. El contrato...—dijo él. —Quizás para ti esto sólo sea un contrato, pero quiero que sepas que para mí no, Caroline. Ya no lo es.

Bajé la mirada. Por una parte quería decirle a Paul que al parecer a mí también me gustaba él, mis celos y mis últimas reacciones me lo habían indicado. Pero por otra no me quería ilusionar, sabía que dentro de unos meses esto acabaría y que él debía irse por su lado y yo por el mío.

—Paul. Si, estaba celosa. —Levanté la mirada y me encontré con la sonrisa de Paul. —Tú también me gustas, este último tiempo me di cuenta pero no quería aceptarlo. Jane es muy bonita, es de Londres, es muy educada, tiene unos ojos azules muy lindos, y su cabello pelirrojo...

—Shht...—Paul puso sus dedos en mi boca. —A mí solo me gustan tus ojos almendrados con su hermoso color verde claro, tu cabello castaño claro —acarició mi cabello y bajó su mano hasta mi mejilla—, tu suave piel, tu forma de hablar, tus enojos, tus gestos...

Lentamente Paul se fue acercando a mí, susurrando, no noté cuando se encontraba a centímetros de mi boca. Nuestra respiración se agitaba cada vez más. Él poso sus labios sobre los míos y dulcemente me besó.

Sentí algo por dentro, inexplicable. Muchos les llaman mariposas en el estómago. Fue como cuando das tu primer beso, pero aún más perfecto. Nunca antes había sentido algo así. Cuando Paul me tocaba o besaba no sentía absolutamente nada, pero esta vez sentí estar en las nubes.

—Te amo, Caroline —susurró en mi oído.

—Yo también, Paul —susurré.

Nos levantamos de las sillas y nos dimos un fuerte abrazo. Ninguno dejó de sonreír durante el desayuno. De vez en cuando nos sonreiamos el uno al otro e intercambiamos miradas. Sentía haberme quitado algo muy grande de encima.

No tocamos el tema del contrato aquel día. Estuvimos toda la tarde sin hacer nada. Vimos TV juntos, luego Paul se fue a componer y yo a escribir. Por la noche salimos a contar estrellas. Me dormí en el pecho de Paul con una enorme sonrisa. Nadie podía quitarme la felicidad que llevaba dentro. Era como una niña enamorada. Nunca pensé que admitirlo me haría la persona más feliz.

Words of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora