Boy In Luv ^Jikook [ADAP.]

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Su vuelo había llegado a su destino, era hora de bajarse y pisar tierra americana.

Tomó su pequeño equipaje sin perder de vista a la señora Park y salió del avión, siguiendola mezclado con las demás personas.

Durante todo el proceso que le había tomado llegar hasta la salida del aeropuerto, no despegó sus ojos de la madre de Jimin y la señora que le hacía compañia.

Solo quería ver a Jimin cuando llegase a recogerlas. Deseaba verlo en persona luego de años.

No los iba a seguir hasta su lugar de destino. Ya tenía a alguien para ese trabajo.

Se colocó junto a sus maletas en una esquina algo apartada, de nuevo mezclado con varias personas.

Vio como Jimin se bajaba de su gran auto para abrazarlas y darles un beso en la mejilla. Se le veía muy contento.

El chico sonrió también, no se imaginaba lo que venía. Haría que esa sonrisa desapareciera.

Su celular comenzó a vibrar. Era su novio.

Atendió la llamada y le dio la dirección del lugar a donde se encontraba

— Recuerda ocultar tu rostro.

— Está bien bebé.

Cerró la llamada sin quitarle los ojos de encima a Jimin. Tenía unas fuerzas muy grandes de ir hasta allá y usar su pistola antes de tiempo, pero era muy arriesgado y echaría abajo todo el trabajo que había hecho durante meses.

— ¿B-Bebé? — escuchó su voz a su lado seguido de unos toques en su hombro.

El chico le sonrió al reconocer su rostro.

— Te extrañé corazón — admitió el otro, sonriendo y abrazandolo también.

El castaño quedó desconcertado, nunca creyó que su novio al verlo luego de varios años lo abrazaria.

Correspondió el abrazo, ocultando su rostro en su cuello. Estaba esperanzado a que su relación a distancia mejorara ahora que estaban juntos.

Incluso podría olvidar a Jimin si así fuera.

Porque él sabía que un punto débil en su novio era Jimin. Si le daba celos tal vez reaccionaría y lo amaría de verdad.

Ambos fueron al auto del más bajo y subieron las maletas a la parte trasera. El chico coreano tomó el volante.

— ¿Hoy entra a trabajar Jungkook no? — preguntó encendiendo el motor.

— No tarda en llegar — el menor chequeo su reloj — aunque con la llegada de su suegra y su compañía puede que llegue unos diez minutos tarde.