[35] El Juicio

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La brisa fría aún podía sentirse a pesar del calor que intentó emanar, pero aquello fue tan insignificante que lo que intentaba visualizar. Los días eran cortos, el sol apenas emitía un destello que oscilaba como antorcha entre oscuridad y oscuridad; ni siquiera el cielo poseía su sitio habitual.

Un viento gris golpeaba las flores. El olor suave estremeció su ser, pero lastimosamente la vida que conocía allí se vio sellada por las estatuas de yeso y el resto de flores muertas.

Ya no sabía qué día era, ni en qué época estaba, si era invierno, si existía el calor, si había luz, si se veía el día; la noche y la mañana se confundían, todo era niebla y crepúsculo, el estrado estaba destruido y no se contemplaba bien. El cielo parecía una rendija, el día entero era un sótano: el sol tiene el aire de un pobre. Pero la estación terrible del invierno mudo es lo que resaltaba en aquel lugar.

El ser se mantenía postrado sobre ese pequeño lugar de flores, sus ojos negros y profundos perdió su brillo, pero aun así hizo lo imposible para mantenerse en vida, por desgracia todo tenía un precio.

Se oía ese silencio de muerte. Ya no sabía lo que es real, si existía o solo era un alma perdida en la nada. El momento más solitario en la vida de alguien es cuando está viendo cómo su mundo se desmorona, y lo único que puede hacer es mirar fijamente.

Miedo.

Es lo que ese ser manifiesta y siente porque sabe que los momentos más difíciles son aquellos en los que vemos que todo se nos derrumba y no podemos hacer nada al respecto, es allí cuando más solos nos sentimos.

¿Qué era el miedo? Deliberadamente no podía tomar enserio ese sentimiento pues era la primera vez que sentía algo así y eso lo mortificaba enteramente. El cuerpo le cansaba, el dolor físico era considerable, pero aprendió a aceptarlo a duras penas porque precisamente fue esa sensación de muerte que lo llevó a permanecer largos períodos encerrado en el único lugar que estaría a salvo por el momento.

No tuvo explicación con lo sucedido, pero estaba seguro que la situación tampoco era la que esperaba obtener; se tocó la frente al sentir el dolor de cabeza, le palpitaba el corazón y la sensación de querer alimentarse era primordial, ya estaba cansado en mantenerse meditando durante largos periodos en ese sacriglegiado lugar que apenas se mantenía en pie gracias a su presencia.

El dios se limpió la túnica y se recogió el cabello, necesitaba satisfacer los deseos físicos de ese cuerpo, pero también se vio en la obligación de seguir indagando en sus memorias pues no lograba encontrar lo que tanto le urgía poseer. Chasqueó los dedos y la puerta hacia el exterior emergió, iba a volver a hacer lo que planeó con su única ayudante en esa circunstancia, pero también sabía que la decisión que había tomado era mejor ser respaldada por su mejor aliado de confianza.

—Hay demasiadas cosas que tal vez se nos escape de las manos.

Murmuró caminando en silencio hacia su habitación. Prefirió salir de los Campos Elíseos cada noche para no tener que tomar discusiones que había suscitado en el Inframundo, pleitos estúpidos que alguien de su nivel no estaba para responder pues necesitaba solventar primero sus dudas que se alojaron en sí mismo.

Y una vez que llegó a su recámara, trató de serenarse o más bien permitir a la chica que tomara su puesto. A ese punto habían llegado, los dos sin creerlo formaron una tregua lo suficientemente aceptable como para dejar que ella aprendiera a adaptarse a ese medio sin que nadie, a excepción de un hombre de confianza, lo supiera; Hades no tenía tiempo para otros porque su mente estaba enfrascada con muchas cosas importantes y la situación en que se hallaban no estaba a su favor.

[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]Where stories live. Discover now