[16] Sacrificio

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Había transcurrido unos tres días donde la situación se calmó aparentemente, donde el puñado de la resistencia tomaron actividades de entrenamiento sin darse cuenta que poco a poco habían estado interactuando espectros y caballeros, así como algunos guerreros del dios Quetzalcóatl se unificaron para trazar estrategias y compartir técnicas de batalla.

Calvera, Hakurei y Pandora habían tomado prácticamente el liderazgo de la situación, ya que el viejo Patriarca había caído enfermo por lo que se le exigió descansar y ser atendido por las mujeres curanderas. Sin embargo, el viejo lemuriano se rehusó hacer las cosas a la manera de su gemelo, por ello a Manigoldo y a Yato, quien estuvo en esa mansión junto a su compañera antes de que todo ese problema explotara, estuvieron a la guardia del Patriarca con el fin de ayudarlo a que volviera en sus cinco sentidos y se liberara de esa carga emocional.

Por otra parte, los lemurianos sobrevivientes y jóvenes se sumieron en el trabajo de buscar las alternativas de revivir las armaduras, algunas de las cuales no solo perdió su brillo sino se hicieron polvo como lo fue con Escorpio por eso Shion y Yuzuriha habían hecho lo posible para reconstruirlas, pero sin la sangre de Athena todo era imposible.

Las risas y la felicidad no se reflejaban en esa mansión, se llegó la noticia de que el poder de Rhea había hecho que Cristopher y Catalina volvieran a su encierro en algún lugar donde Calvera ya no podía alcanzarlos vía cosmos, ni siquiera Pandora supo en donde lograría encontrar a su amo por lo que muchas veces se vio tentada en ejecutar una locura, algo que todos aun ignoraban. Entre tanto, Sísifo siguió en su letargo sueño, el único que había sido herido mortalmente y que seguramente no iba a despertar porque lo que ese titán hizo con él fue algo que nadie probó aún, por ello no era novedad ver a Cid o a Regulus cuidando de él con la esperanza de que despertara.

Sin embargo, en una de las tantas habitaciones de aquel castillo, solo en un pequeño espacio cálido, se hallaban dos personas que se mantuvieron calladas. Las miradas se cruzaron, una de molestia y la otra de seriedad, pero ninguno había dicho algo sino desafiarse visualmente como si estuvieran esperando quien de los dos iba a dar su brazo a torcer, como si esperasen que alguno se diera por vencido.

El pequeño Kero se mantuvo un poco atemorizado especialmente porque ver a Aspros y Alhena mirando sin parpadear era sentir un escalofrío que le erizó todo el pelaje, a pesar de su naturaleza supo que su dueña no estaba de buen humor y tampoco ese hombre enojón.

—Necesito salir de aquí, así que debo hacerlo sola—gruñó la chica crispando los puños sobre sus sabanas—; estaré invalida, pero puedo mover mis brazos y hacerlo por mis propios medios. O esperaré a alguna de las chicas.

—Todas están ocupadas así que quieras o no, voy hacerlo.

—Ni mi padre me lo ha hecho de bebé ¿Quién te asegura que yo te necesito?

—Desde que pediste ayuda, eso incluye en mis condiciones.

—Esto no tiene nada que ver con ayudarme, Aspros.

Él estaba perdiendo la paciencia, no se movió de esa posición en donde prácticamente acorraló a la chica, la cual no hacía más que temblarle los labios por la falta de fuerza en contra de ese hombre.

—Ya, deja de hacer berrinches. Hueles mal—él era todo menos delicado para las palabras y haberle dicho eso a la chica solo la ofendió—. Llevas días sin bañarte, casi semanas, así que vas a tener que tomarlo quieras o no.

—Yo también quiero hacerlo, pero no de la misma idea que tú estás exigiendo—se llevó las manos hacia su pecho bastante sonrojada—. El hecho de que nos estemos besando y tocando cada que queramos no te da derecho de bañarme como si fuera tu mascota.

[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora