[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]

Epílogo

La gente cree que los cuentos siempre terminan en un final feliz.

Yo hubiera preferido que así fuera, pero había aprendido aceptar que todos los cuentos se crean para sacar a flote el deseo que guardábamos en los corazones, y a mi corta edad debía de aceptar que aún me faltaba mucho por vivir y tener mayores deseos, o la menos era lo que mi madre dijo cuando me trajo a cada.

Sí, sé que muchos me preguntarán ¿qué te pasó? ¿cómo es que terminaste en el lugar menos esperado?, en un principio ni siquiera lo recordé porque tuve que despertar en un cuarto blanco donde un par de personas me veían, y al poco tiempo reaccioné de que se trataba de un hospital. No recuerdo nada de lo que pasó para terminar allí, pero solo sé que tuve el sueño más hermosos de mi vida y era el de viajar a una época donde los guerreros y los poderes eran reales o parte de la rutina, también que tuve que enfrentarme a dioses griegos hasta yo fui una de ellos...

En el tiempo que volví a mi vida, he experimentado un cataclismo emocional, un juego de emociones como si mi existencia fuera una montaña rusa buscando llegar al punto final, pero supuse que eso era normal.

Había meses en que sucumbía a vagar en los recuerdos, semanas en que mi mente viajaba a darme el placer de soñar lo que fue y pudo ser, días en que me despertaba con una sensación de absoluta desesperación, y me pasaba horas reviviendo aquellos últimos momentos que tuve con aquel hombre, con aquel tipo que su nombre palpitaba poderosamente en mi mente y corazón.

Aspros.

Él fue mi ancla para no caer en la locura, el anillo que llevo guardando desde hace un año de mi llegada a mi época fue lo que me hizo entender que no podía volverme loca o llorar por un largo período, sí, la situación me dejó demasiado paralizada por la pena y el arrepentimiento para poder sacar a flote mis sentimientos. Tras aquellos intensos momentos juntos, me resultaba duro aceptar que había vuelto a mi época, a mi natal tierra, a mi vida ordinaria, no, no me arrepentía de ver a mi familia nuevamente porque al fin de cuentas yo luché para que ellos siguieran siendo parte de mi vida y que su mundo ni nadie se viera afectado negativamente a causa de la guerra. Supongo que puedo decir que en cierta parte mentí porque aún era difícil creer que tenía una bonita casa, una propiedad grande que consolidaba como una de las tierras productoras de la ciudad de modo que mis padres se convirtieron en los comerciantes más reconocidos de la región, hasta supe que tenía tíos con buen status social...

¿Y saben qué fue lo que casi me provoca un infarto? El cambio en mi familia fue sorprendente, y no, no hablaba del status social que alcanzamos, sino porque se me hizo terriblemente difícil aceptar que tenía un hermano mayor, un tipo tan bello como mi madre, pero aguerrido como mi padre. Y sí, yo lo recordaba bien porque jamás olvidaría esa dulce expresión de aquel chico llamado Alone. ¿No es una ironía? Quizás el haber hecho semejante imprudencia de darle la oportunidad de vivir al verdadero Alone fue lo que llevó a que su vinculo con mi familia terminara en un punto en que se convirtiera en mi hermano mayor.

Un pintor famoso del país, pero con un notable deseo de seguir los pasos de comerciante que nuestro padre. Y si tengo algo más que decir, era una maravillosa persona que no me había dejado siquiera hacer algo que atentara contra mi salud, bueno, no es que estuviera loca como para suicidarme, es solo que mis padres parecían perder los estribos por mi falta de alegría o interacción con la familia, sin contar de que mi padre se había empecinado a creer que me era importante en asistir a una especie de terapia tanto física como psicológica, pero felizmente Alone rechazó esas opciones porque estaba seguro que solo era reflejo del accidente que hasta la fecha no recuerdo.

Mi mente era un libro grande que yacía escrito de inicio a fin, y el recuerdo de cada uno de mis amigos y las vivencias que tuve en el pasado fue lo único que me consolaba a que no perdiera la locura, bueno, también los intercambios de mensajes por Facebook que tuve con Catalina y Christopher, tal vez era el secreto que nos unía.