"No quería admitirlo, sin embargo, él sabía que era su Tua Cantante.
Tal vez no era sinónimo de alma gemela, pero vaya que su corazón había empezado a latir desde que la conoció".
¡Imaginas y one shots de Crepúsculo!
Disclaimer: Empecé a escribir es...
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Una sensación de nervios recorrió la espalda de Amber una vez que miró el objeto en sus manos.
—Dios —susurró. Su piel perdió el color y todo le empezó a dar vueltas. No podía ser real.
...Bueno, sí podría, pero las posibilidades eran mínimas.
Ella llamó a Benjamin, mientras sus manos temblaban.
En menos de tres segundos, él ya se encontraba a su lado, mirándole.
—¿Qué pasa? ¿Todo bien? —Benjamin tiene una ligera sonrisa con tintes de preocupación que era visible en su etéreo rostro.
Ella frunce el ceño ante el inusual desasosiego que parecía estar dentro de él ese día y deposita un beso en su mejilla gélida, esperando que se tranquilizara.
—Respira, Ben, te vas a desmayar—dice mientras ríe, antes de volver a su estado anterior—. Es... complicado —murmura, antes de negar con su cabeza. No sabía qué hacer, se sentía en negación—. Lo diré sin más —suspira, antes de mirar con un poco de miedo e inseguridad al chico de ojos rojos—. Creo que estoy embarazada.
La sonrisa de Benjamin empieza a desvanecerse hasta que su rostro muestra incredulidad, procediendo a observar la barriga de Amber con atención.
—¿Estás segura? —La inquietud se hace notar cuando alza una de sus cejas. Aun así, se veía más tranquilo que antes.
—Sí... Bueno, no sé. Es raro. Mi ciclo debió llegar hace cuatro días; es poco tiempo para asumir cosas, lo sé, aunque desde hace muchos años soy muy puntual. Aparte... —Con suavidad, le entrega la prueba de embarazo—. Esta cosa no me hace sentir mejor.
Él se queda mudo, antes de poner su mirada en una de las paredes del cuarto por unos segundos, pensando.
—Tengo... que charlar con Carlisle. La experiencia con Bella tal vez le hizo conocer más del tema de lo que yo podría saber.
Al escuchar el nombre de los integrantes del clan Olímpico, Amber siente unas terribles náuseas, recordando todo lo que pasó antes de regresar a vivir con su padre.
Si bien ahora estaba en un lugar mejor viviendo con Benjamin, los recuerdos de lo que pasó hace cuatro años seguían quitándole el sueño.
A veces se despertaba en medio de la noche con lágrimas en los ojos al soñar que Benjamin le dejaba por alguien más porque ella no era suficiente para él. Volteaba desesperada por toda la habitación hasta que los ojos carmesíes se encontraban con su mirada perdida y el aire volvía a pasar por sus pulmones, siendo reconfortada por los brazos que le rodeaban y melodías que le cantaba, musitando promesas eternas que sabía que no se atrevería a romper.
